CAPÍTULO 4

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Cuando me desperté, estaba solo en la cama. Toqué el otro lado de la cama y estaba caliente, como si hubiera estado alguien. Sonreí cuando caí en que la persona que había estado ahí era Pedri, en la manera en que me ha cuidado esta mañana.

Escuché ruidos de abajo, pensé que serían mis padres que ya habían vuelto. Me levanto de la cama y bajo a comprobar, lo que no me esperaba era encontrar la espalda de Pedri en la cocina, me acerqué por detrás y veo que está cocinando algo.

- Pensaba que el cocinero era Fer, no tú- le digo mientras le doy un beso en la mejilla.

- Que sea futbolista, no significa que no sepa nada de cocina, vivir rodeado de una familia cocinera tiene ventajas- se gira para mirarme con una sonrisa.

Había muchas cosas que me encantaba de Pedri: sus cara, su cuerpo, los ojos marrones, sus guiños, pero lo que más me gustaba era su sonrisa. Cualquier ser se enamora con tan solo mirarla.

- Oye Pedri, gracias por cuidarme esta mañana- le abrazo por detrás- creo que me hubiera muerto si no hubieras aparecido.

- Ya me lo has dicho Pablo, por cierto, han venido tus padres. Les he contado tu situación y han ido al supermercado a comprar medicamentos y sopa. Después te quejas de que nadie te cuida- me mira con una sonrisa.

- No me puedo quejar- bajo mi mirada para ver cómo cocina Pedri, sus manos hacían todo con una agilidad increíble, me quedé embobado mirando sus manos. Genial Pablo, ahora te gusta hasta sus manos- te debo una.

- Tengo una idea, podemos repetir el trío- no, no quería que dijera eso en un momento tan bonito. Pero no podía quitar la ilusión a Pedri, se notaba que él quería repetir.

- Claro, cuando me recupere llamamos a Paola- dije con disgusto, no es que no quisiera tener sexo, es simplemente que Paola no me excitaba.

- Gracias Pablo- se giró y me dió un beso en la frente- ya no estás caliente- no pude impedir, de verdad que lo intenté. Le miré y levanté las cejas haciendo que Pedri entendiera el doble sentido-no seas malpensado- me dió una colleja.

- Perdón no he podido evitar- me estaba riendo de la cara de tomate que tenía el canario.

Al terminar de cocinar, veo que me ha hecho huevos con una tostada y amanida, me siento en la mesa y él se sienta a mi lado. Ya no me dolía la cabeza, pero tenía el cuerpo como si me hubiera pasado un camión encima. Mientras comía Pedri estaba mirando el móvil, veo como le sale una sonrisa de algo que ha visto.

- ¿De qué ríes tanto?- le pregunto para picar.

- Estoy hablando con Paola- se me borró la sonrisa de repente, tenía un mal sabor en la boca.

- No sabía que te hablabas con ella- dije mirando al plato.

- Le he escrito esta mañana, Pablo creo que ella puede ser algo a largo plazo para los dos- dijo mirándome a los ojos.

- Si tu dices- me levanto de la mesa, no quiero seguir hablando de este tema.

- Eh, eh- se levanta rápido y pone sus manos en mi cadera- Pablo, ¿hay algún problema? ¿Te ha dicho algo?

- No- no podía quitarle la ilusión a Pedri- perdón, simplemente no me lo esperaba. Dile que mañana nos vemos.

- ¿Ya? Pablo tienes fiebre- con sus manos me estaba dejando caricias en la cadera- vamos con calma, ¿vale?

- Pedri, tengo ganas. Llámala y dile que nos vemos mañana- me daba igual la fiebre ahora mismo.

Pedri duda, pero sabe que no va a conseguir que cambie de opinión, marca el número de la chica y se pone el móvil a la oreja para esperar.

Al momento la chica le contestó, estuvieron hablando durante varios minutos. Yo estaba de pie con los brazos cruzados esperando a que terminarán. Por fin terminó y me miró.

- Ha dicho que sí, que mañana quedamos.

- Bien- me giro para ir al comedor- te puedes ir Pedri, no necesito más ayuda. Si me pasa algo mis padres están al llegar- el canario me mira con el ceño fruncido- ¿qué pasa?

- ¿Por qué te pones distante ahora?

- No sé de qué hablas Pedri- le digo con los brazos cruzados.

- Parece que quieres que me vaya, ¿es eso?

- Pedri, estoy cansado. Además, tu hermano te espera en casa.

- Si, me estás echando. No sé por qué, pero si es lo que quieres me voy- me mira intentando saber que pasa por mi cabeza.

Antes de que pudiera contestar, mis padres entran a casa y quedan sorprendidos de ver a Pedri todavía.

- Pablo cariño ¿cómo te encuentras?- me pregunta mi madre preocupada.

- Mejor mamá.

- Pedri, ¿te quedas a cenar esta noche?- le mira sonriendo.

- Pedri ya se iba- digo antes de que conteste. Pedri se gira con cara de decepcionado.

- Cierto, voy a comer cualquier cosa- le dedica una sonrisa a mi madre- gracias por invitar.

- ¿Pero qué vas a comer? Tu hermano se ha ido a Canarias- espera, ¿qué? No sabía que Fer se había ido.

- No te preocupes Belén, pasaré por algún sitio. Buenas noches familia, adiós Pablo- mierda, la había cagado bien. Vi como Pedri salía por la puerta. Corrí detrás de él.

- Pedri, espera- agarré su brazo para que parara de andar.

- ¿No querías que me fuera? ¿Ahora qué quieres?- se pone de brazos cruzados mirándome.

- Pedri, lo siento. No sé que me ha pasado.

- Esta vez no me vale un lo siento Pablo, he venido aquí para cuidarte. Te he dicho que te recuperes antes de volver a tener sexo y lo que recibo a cambio, es que me trates borde y me quieras echar de tu casa. ¿Qué coño ha pasado?

- Yo- no sabia que decir. Me estaba empezando a sudar las palmas de las manos.

- Estábamos bien, hasta que te he dicho que hablaba con Paola- para de hablar como si se acabara de enterar de algo- ¿es por Paola? ¿Estás celoso de que hable con ella?

- ¿Qué?

- Pablo, te puedo pasar su número, así hablas con ella.

- No es por eso, mejor hablamos otro día- estoy dispuesto a irme.

- Gracias Pablo, iré a dormir con la duda de que ha pasado- me giro para hablar, pero Pedri estaba al fondo de la calle.

Que coño me estaba pasando y lo peor es que lo estaba pagando con Pedri, la persona que ha estado ahí para mí en momentos difíciles.

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No culpéis a Pablo por favor, solo está confundido.

Gracias por vuestro tiempo y apoyo. 

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