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Día 8 de 50.

"¿Qué esperabas que hiciera? ¿Que los separara sabiendo que se iban a enamorar tarde o temprano? ¡Era inevitable!" gritó enojado Nam, a su luna, por el cual se estaba comunicando por medio de sus sueños.

"¡¿Eres imbécil?! ¡Ya ves todo el desastre que ha pasado desde que se conocieron! Carajo Namjoon, sabías que debías impedir eso." regañó Seokjin a su sol, que aunque lo amaba demasiado, al despertar no lo recordaría, sólo al dormir sus almas se reencuentran.

"¿Impedir que mi hijo se enamore y tenga una vida que merece? Él no tiene la culpa de lo que hicimos. Me rehúso a separarlos." dijo seriamente, frunciendo el ceño.

"Sé perfectamente que él no tiene la culpa. Tú y yo sabíamos las consecuencias de enamoramos. Starmoon se está enamorando, ¿por qué crees que no han tenido un momento de paz como antes? Porque el universo les está advirtiendo que deben de separarse."

El dios del sol se cruzó de brazos y mordió su labio inferior, Seokjin se acercó a él y acarició su rostro. Las manos del dios de la luna se sentían heladas, tan frías como el hielo, en cambio el sol estaba algo caliente. Era obvio, sus almas reencontraban sus lugares una vez más.

"Puede morir, y no quiero que mi bebé muera... sé que es nuestra culpa, sé que no lo merece, pero el amor es algo prohibido para seres como nosotros. Y para empeorar es su elegido."

Namjoon juntó sus frentes y dejó salir una risita de ironía.

"Nuestro Taehyung ama tanto a su elegido, que está dispuesto a dejar todo para huir con él. Me recuerda mucho a tí y a mí, y a los padres de Hoseok. ¿Recuerdas cómo eran?"

Seokjin sonrió y asintió, las manos de Namjoon fueron a parar a la cintura de su luna, y la luna, posó sus manos detrás de la nuca de su sol, ambos sonrieron como los dos enamorados que eran.

"Él era un demonio, un ser maligno, y ella un ángel traicionero. Era obvio el final que tendrían."

"Debes de admitir que nos hicimos amigos de esa pareja." sonrió Namjoon.

"Por culpa de ellos, estamos aquí. Rompieron las reglas y nosotros también. Y aunque no me arrepiento de amarte, me arrepiento de haber arrastrado con nosotros a nuestro hijo."

"Taehyung vive atado a las flores que plantaste para infra tierra, vive sabiendo que todo depende de él, vive sabiendo que ama a alguien completamente prohibido, vive cargando con todos nuestros pecados."

Ambos padres no pudieron evitar abrazarse fuertemente, sacando sus lágrimas, unas de fuego que quemaban la piel de la luna, y la luna, que sus lágrimas eran polvo de estrellas.

A ambos les causaba dolor las lágrimas que el otro dejaba salir y caían en sus cuerpos, pues eran distintos dioses, distintos seres, que con el simple hecho de tocarse ardía, pero olvidaban el dolor y se concentraban en lo que sus almas y corazones sentían por el otro.

Ese amor tan inmenso e infinito, sería más fuerte que cualquier dolor.

"Recuerdame cuando despiertes, recuerdame y ámame en aquella vida, la cual no compartimos como tanto deseábamos."

Seokjin asintió entre pequeños sollozos, aunque sabía que era imposible. Sus almas se recordaban, pero su vida en aquel mundo llamado Tierra, era otra, él era otro, aunque seguía siendo (un poco) el dios de la luna.

Ambos ya no podrían iluminar las galaxias, era evidente, no tenían todas las fuerzas que antes, ni sus poderes, pero aún eran especiales, aún guardaban sus últimos intentos, para algo que temían que llegara.

In another life.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora