chapter three

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Luego de que Ha-na prácticamente obligara a Ri-an para que él la dejara sola por unos instantes, el chico a regañadientes hizo caso a su petición y fue a nadar

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Luego de que Ha-na prácticamente obligara a Ri-an para que él la dejara sola por unos instantes, el chico a regañadientes hizo caso a su petición y fue a nadar.

Él verdaderamente le había insistido en que ella lo acompañara a su clase de natación, pero la joven pelinegra quería estar unos instantes sola. Quería asimilar que pronto se casaría con alguien totalmente desconocido y que se alejaría de sus amigos.

Suspiró y observó el chat con su padre. El último mensaje por parte de él había sido que dejara de ser una dramática.

Ella realmente se encontraba pensando en si su actuar estaba siendo el de una dramática.

Woo-jin desde una esquina lejana a ella, se encontraba viendo con fijeza los movimientos de la joven. Deseaba acercarse a ella y abrazarla porque la había extraño demasiado pero al recordar lo último que le había dicho cierta pelirroja, lo hacía dudar.

El chico bufó por lo bajo y no lo pensó una vez más, esbozó una sonrisa de lado y se acercó a ella.

No veía su rostro, ya que ella se encontraba de espaldas, pero podía jurar que se encontraba con su bonito ceño fruncido.

El chico agarró con delicadeza su cintura y la acercó a su pecho. Recargó su cabeza en el hombro de ésta y observó los mensajes intercambiados que hacía con su padre.

—¿Problemas con tu padre? —inquirió con una ceja alzada. La escuchó suspirar y la giró al instante hacia él.

—Ya sabes, lo mismo de siempre. —Ha-na bufó. —saca buenas notas, sé la mejor de tu clase, no te metas en problemas.

Woo-jin río suavemente al escucharla tratar de imitar torpemente la voz de su progenitor.

—Pero ya eres la mejor de nuestra clase. —la boca del chico se contrajo en una mueca. No entendía por completo la actitud del hombre hacia Ha-na. Si, ella era su única hija. La heredera de Jeon group y todo lo que él había construido.

Pero desde que ella era tan solo una pequeña niña la obligó a esforzarse demás. Ella no tuvo una infancia normal como la de un niño. Ella no veía dibujos animados. No jugaba en el jardín con sus juguetes.

Ella tenía un instructor para tocar el piano, un profesor particular para aprender francés. Ella aprendía en ese entonces como manejar toda una empresa.

El encogimiento de hombros de la joven lo sacó de su trance.

—Lo sé. Pero aunque sea la mejor de la clase, quiere que me siga esforzando más de la cuenta. —ella nuevamente suspiró.

El joven tomó su mano y la entrelazó con la de él.

—De acuerdo, es hora de que te relajes. —él la guió hacia un pasillo y la chica observó el agarre que él mantenía con su mano. —vendrás a almorzar con nosaotros.

«¿Por qué de pronto mi corazón late con fuerza?» pensó la joven en su mente, no entendía la sensación de su cuerpo al tener al chico tan cerca suyo.

Luego de que varios alumnos ya en su receso los observaran juntos y susurraran sobre sus manos entrelazadas, ambos llegaron a su sala privada.

Woo-jin le dió el paso a que Ha-na entrara primero y en ese momento es que la joven notó a las dos figuras sentadas en los sillones.

—¡Ha-na! —el rostro de He-ra se iluminó por completo ante la precencia de su amiga.

La susodicha se acercó a ella con una sonrisa de lado.

—Hola, cariño. —La pelinegra se acercó a ella y le depositó un cálido beso en su mejilla. Levanta la mirada y se encuentra con la fija de Ri-an.

—Pensabamos que no vendrías. —comenta Ri-an, dando leves palmadas al asiento de al lado suyo. —faltaba tu calida precencia aquí.

Ha-na suelta una pequeña risa. Antes de que pudiera llegar a su lado y sentarse correctamente, una mano en su muñeca se lo impide.

Giró su rostro y observó con los ojos bien abiertos a Woo-jin. El chico permanecía serio, observando a Ri-an.

—Ha-na, siéntate aquí —él le dijo, aún sin mirarla.

La susodicha carraspeó, incómoda. Observó a He-ra y notó que ella se encontraba con los ojos bien abiertos de igual manera, observando a Woo-jin.

Luego, ambas, al mismo tiempo, miraron a Ri-an. El se encontraba con una ceja alzada.

—Está bien. -—la pelinegra trató de que el ambiente dejara de estar tenso. Se sentó lentamente al lado del chico y es ahí cuando él la observó con una sonrisa.

Nunca había visto que el par de amigos intercambiara un gesto tan serio como el de hace unos segundos. Claramente no entendía qué había ocurrido, pero trató de restarle importancia.

He-ra se cruzó de piernas, aclarando su garganta.

—¿Tienen clases? —preguntó al aire, sacando su pequeño espejo y viendose en él.

Woo-jin negó. —Yo no tengo, ¿tu tienes, Ha-na? —la pelinegra también negó, sonriendole levemente.

—Yo tengo a las cuatro, política internacional. —musitó Ri-an, al ver la mirada de su amiga puesta en él.

Luego, el teléfono de Woo-jin vibró y él se incorporó al instante. El chico antes de irse le depositó un pequeño beso a Ha-na en la frente y salió por la  gran puerta.

Ha-na tragó saliva e hizo una mueca. Sabía lo que el chico haría en esos instantes en que se fue. Y estúpidamente había pensado que ya no lo haría jamás, pero claramente se equivocó.

—Woo-jin está muy raro, ¿no? —inquirió hacia sus dos amigos, He-ra, con las cejas fruncidas. —¿será que sale con alguien?

La pelinegra chasqueó la lengua.

—Tal vez así es. —la respuesta por parte de Jeon provocó curiosidad en el rostro de Ri-an. El chico bebió un poco de su té y analizó los movimientos corporales de su amiga.

Claramente no entendía el por qué ella apretaba su mandíbula de esa manera. O tampoco el por qué  exhalaba aire por su nariz de esa forma tan ruidosa.

Ella en difinitivamente se encontraba molesta. Pero, ¿por qué?

—¿Han sabido algo de Jae-i? —nuevamente, quiso saber He-ra.

Hoy andaba más preguntona de lo normal, y Ha-na ya se encontraba demasiado molesta como para responder a tantas preguntas esa mañana.

Ri-an quiso hablar, pero la pelinegra lo interrumpió, incorporandose del gran sofá.

—¿A dónde vas? —el joven quiso acompañarla y Ha-na lo detuvo levantando su mano.

—No es necesario que vegas conmigo, cariño. Come algo y descansa antes de tu clase. —ella se acercó y besó cariñosamente su mejilla izquierda. Copió la misma acción e hizo lo mismo con He-ra. —nos vemos mañana, tengo cosas que hacer ahora. 

La joven al salir de la sala privada le envío un mensaje a Woo-jin diciéndole que necesitaba hablar con él a solas. La respuesta por parte de él fue respondida al instante.

Ella saludó a su chófer y entró en su coche.

—Vamos a casa. —su chófer asintió y es ahí cuando observó salir con rapidez del instituto a Woo-jin. La molestia incrementó en su cuerpo aún más cuando lo vió acomodar su camisa.
















“Pobre de Woo-jin, lo que le espera. Espero que les haya gustado este cap, personitas bonitas 💖

Por favor, no se olviden de votar o comentar, agradecería que lo hicieran, así me darían más motivos de seguir actualizando esta historia. 🥰”

 Golden Dinasty (Hierarchy) - Woo-jinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora