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4/07/24

Lou se arrastra fuera de la cama, sintiendo un gran peso en sus extremidades. Nunca antes había estado tan agotado, a pesar de que, bueno, por razones que ya con el tiempo empezaba a dejar de desconocer, la fatiga aumentaba.

Sus ojos, normalmente brillantes, muestran ahora un tono rosado en el borde. Se frota los ojos, intentando quitarse el sueño de encima, pero el cansancio se aferra a él como una espesa niebla.

Lou se levantaba, dispuesto a salir de su habitación, se pone sus pantuflas rosadas de conejito de siempre. Sus movimientos son lentos y letárgicos, como si navegara por un lodo espeso e invisible.

Cada paso parece un esfuerzo, el peso de la fatiga le tira de cada parte de su cuerpo. Cuando Lou sale de su habitación, todavía frotándose los ojos para intentar levantarse y aliviar la picazón en estos, casi choca con su tío, Gale.

Sobresaltado, Lou da un paso atrás y parpadea varias veces para aclarar su visión borrosa. Lou bosteza, con la voz todavía espesa, mientras pregunta, «Hola, tíooo. Buenos días».

Su tío responde alegremente, haciéndole saber que le va yendo bien. Pero luego añade: «Sólo quería que supieras que tu padre no te autorizará a salir hoy por si tenías planes más tarde».

A Lou se le encoge el corazón de repente al oír la noticia. Que su padre no vaya a darle permiso significa que sus planes del día tendrán que cancelarse, especialmente ese, el más importante y el que lo había dejado pensando toda la noche.

La frustración y la decepción le invaden, pero intenta ocultarlas asintiendo ligeramente con la cabeza. Lou da las gracias a su tío en un murmullo antes de bajar las escaleras a regañadientes. Cada paso le resulta pesado y aburrido, y sus pies golpean con fuerza los peldaños de madera.

No disimula muy bien su estrés. Lou entra en la cocina, el frío suelo de baldosas bajo sus pantuflas no le da mucha energía. Se queda de pie en medio de la habitación, las luces brillantes del techo le resultan extrañamente molestas en su estado de cansancio.

Con un bostezo, Lou vierte mecánicamente algunos cereales en un cuenco y añade un chorrito de leche. No se molesta en medir las porciones, se limita a seguir el procedimiento. El crujido de los cereales y el suave chapoteo de la leche suenan extrañamente distantes a sus oídos, como si se observara a sí mismo desde lejos.

Lou se lleva una cucharada de cereales a la boca, con movimientos lentos y deliberados. Mastica los cereales pensativo, el crujido de los copos secos e insípidos resuena en la silenciosa cocina. Bebe un sorbo de leche, el líquido frío le pasa por la lengua, con un sabor insípido y poco estimulante.

Sus ojos están fijos en algún punto invisible de la cocina, su mente en otra parte. Lou sale y seguidamente se deja caer en una silla frente a la mesa.

Coge su teléfono y lo mira distraídamente. Efectivamente, hay varios mensajes de Surge esperándole. Los checa, con una punzada de culpa extraña que se agita en su interior.

Surge: ¡¡¡¡Buenos días!!!!
Surge: Heeey
Surge: ¿Vienes entonces? ¿Dónde nos vemos?

Los dedos de Lou se ciernen sobre la pantalla, mientras teclea un mensaje para su amigo.

Lou: No podré ir.
Lou: Lo siento mucho, pero estaré ocupado.

Lou se excusa, con algo de vergüenza de decir que su padre aún él siendo mayor de edad tiene control sobre a donde él va. Casi al instante, una respuesta se ilumina en su pantalla y su corazón da un vuelco. La respuesta de Surge parpadea en la pantalla, simple pero firme: vendrá al hotel en su lugar.

Heart on IceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora