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¡¡ DIMINUTA ADVERTENCIA !!

El final de este capítulo podría llegar a ser sugestivo, pero sigue siendo seguro. En este fic NO habrán escenas NSFW y lo máximo que se llegará a leer será una que otra escena sugerente.

19/9/24

Habían pasado meses desde que Surge y Lou habían dado el salto a una relación, por más apurado que haya sido el proceso. Cada día era una nueva cosita, se llenaba un pequeño diario. Habían desarrollado un ritmo en sus días, encontrando tiempo para escapar de las realidades del trabajo  y quizá alguna que otra ocupación para estar el uno con el otro.

Cada momento que pasaban juntos era precioso, ya fuera una noche tranquila en casa o un paseo espontáneo a una zona que ninguno de ambos conocían de la ciudad, Lou sobre todo encontraba calmante caminar junto a Surge en los bosques sin rumbo, sólo hablando y quizá tomándose un descanso.

Cada día que pasaba, se sentían más unidos, encontrando consuelo en la compañía del otro y en el consuelo de su incipiente amor. Todo parecía ir tan bien, tan bonito. Su relación era como un jardín en flor, con nuevas flores de amor brotando cada día. Cada momento que pasaban juntos estaba lleno de afecto, y el mundo parecía brillar un poco más cada vez que estaban juntos.

Lou se sentía feliz cada día. Su corazón estaba lleno de una sensación de satisfacción y alegría casi palpable. Estar con Surge no sólo le había alegrado el mundo, sino que le había hecho sentirse más vivo que nunca, le había hecho sentir algo que nunca creyó que podría sentir; Lou siempre había creído que toda su vida tendría que rendirle a su padre, y hasta ahí, Lou creía que el amor era algo subjetivo y que no se necesitaba, pero ahora que finalmente podía sentirlo, entendía que lo quería sentir siempre.

Lou está sentado en su escritorio, rodeado de un montón de blocs de notas y bolígrafos. Garabatea, el lápiz se desliza por el papel en una serie de movimientos fluidos y practicados. Una suave sonrisa se dibuja en la comisura de sus labios, una expresión de satisfacción y profundo afecto. Las palabras que garabatea en la página parecen fluir sin esfuerzo, sus pensamientos y emociones se vierten sobre el papel en una forma cruda y sin filtrar. Lou levanta la mirada cuando la puerta de su habitación se abre.

Mr. P está en la puerta, con cara de una muy leve preocupación. Mira a su hijo un momento antes de preguntarle: «Hola, chico, ¿estás bien?». Lou se gira en la silla y mira a su padre con una sonrisa amable. «Hola pa. Estoy bien. Sólo escribo algunas cosas, ya sabes...», responde, con voz suave pero segura. 

Mr. P se relaja un poco al ver la expresión de satisfacción en la cara de su hijo. Da un paso hacia la habitación y cruza los brazos sobre el pecho. «Escucha, hijo», dice con una leve sonrisa de satisfacción, «necesito que hagas algunas entregas en lugar de quedarte por aquí. Considéralo un cambio de ritmo, quizá si tenemos un poco de suerte, podremos participar en el evento de Starr Park con esto». Lou asiente, comprendiendo, y su sonrisa se ensancha ligeramente. «Claro, papá», responde. Cierra el cuaderno y deja el lápiz sobre el escritorio. «Haré esas entregas enseguida».

Mr. P echa una última mirada a su hijo antes de darse la vuelta y salir de la habitación. La puerta se cierra tras él con un suave chasquido, dejando a Lou solo en su habitación una vez más. Después de darle unos minutos, Lou se levanta de la silla y sale de su habitación, bajando las escaleras hasta el piso principal. No se apresura, da cada paso lenta y deliberadamente, con la mente aún perdida en los pensamientos de lo que ha escrito antes; si alguien casual lo leyera, creería que son poemas cursis de amor adolescente.

Heart on IceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora