Samanta

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Recuerdo que ella tenía mil incendios en la boca

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Recuerdo que ella tenía mil incendios en la boca.

Su indiferencia, hacia que me enamorara más. Y sus anomalías, eran el motor de este sentimiento... La felicidad era jugar con fuego, y ella ardía.

Era tan anónima. Una adicta al peligro, una desconocida. Su no ser me encanta, porque no es con nadie. Ella solo esta...Está como sombra, está como viento, está como recuerdo.

-¿Luke?

Una conocida voz me desligo rápidamente de mis pensamientos. Era Amber, mi novia. Pero era obvio que este pensamiento no iba dedicado para ella. Porque no me gustaba en lo absoluto, Amber no me hacía sentir. Y ambos lo sabíamos, pero igual, yo no quería estar solo, y ella solo quería un novio.

-Oye, ¿estás escuchándome?

Otra vez su voz chillona interrumpía. Estaba tan agradecido con ella por su ''compañía'', porque había estado presente en algunos de mis ataques de ansiedad. Pero su egocéntrica forma de ser me hacía querer odiarla. Mis padres la amaban, ella era simplemente ''perfecta para mi''.

No me quejo, puede que sea bella. Pero no completamente, que tuviera una vida realizada no me importaba. Como ya lo dije, yo solo no quería estar solo. Y ella, aunque no me escuchara, siempre hablaba y me daba algunos ''consejos'', que desgraciadamente, siempre terminaban exaltándola a ella.

-Sí, te estoy escuchando.- Dije un poco cortante y aparte mi vista de la ventana

-¿Por qué estás aquí? –Enarco su ceja derecha y me miro extraña- Timbraron hace rato y eres el único que sigue en la preparatoria. Bueno, Somos los únicos.

Amber tenía razón, ¿Qué hacía yo en ese lugar? Siempre suelo ser el primero en salir de acá, y esta vez había sido el último.

Me pare del pupitre y agarre mi maleta sin más preámbulos. Le sonreí un poco y empecé a caminar dejándola atrás.

-¡OYE! , ¿ACAZO PIENSAS DEJARME SOLA?-Dijo Amber gritando, a lo cual respondí ignorándola.

-¡LUKE!- escuchaba su voz cada vez más lejos, lo cual me alegraba un poco. Y puede que suene cruel, pero Amber había dejado de significar mucho para mí. Estaba aprendiendo a quererla, hasta que la descubrí en el closet con mi gemelo, Sebastián. Realmente no sé porque seguimos juntos. No era la primera, ni seguramente la última vez que me ponía los cachos. De eso podía estar seguro, pero la necesitaba para que remplazara un poco la soledad, porque después de todo yo me había vuelto muy egoísta. Y si le terminaba, no habría otra chica que conociera mi pasado y lograra soportarme, pues Amber estuvo con migo desde pequeños y aun así, no la quería. Era todo esto un visaje.

Aceleraba un poco más los pasos, con la cabeza agachada mientras pensaba en que escusa sacar para el entrenamiento de basquetbol, era la tercera vez que llegaba tarde o sencillamente no iba. Y no quería que me sacaran del equipo.

Pasaba por el lado de la biblioteca cuando escuche un estruendoso ruido, voltee rápidamente para observar de donde provenía y encontré unos libros en el suelo en la sección de misterio. Me acerque corriendo, un poco ansioso por descubrir de qué se trataba.

Y justo cuando me había agachado a recoger los libros escuche otro ruido, pero esta vez era en la ventana. Corrí nuevamente como pude y me acerque a la ventana para mirar a través de su vidrio . Ahí estaba ella, Samanta Collins. Corriendo y subiendo por la reja que separa al colegio del bosque Wind Dragon.

La curiosidad me gano, así que sali rápidamente de la biblioteca y baje las escaleras lo más rápido que pude para llegar al patio trasero. Cuando estuve ahí, me quede parado al frente de la reja. Sentía un poco de escalofrió, ya que ese bosque no tenia buena fama. Habían demasiados rumores sobre el, que me hacían dar ganas de devolver al salón y dejar pasar el momento. Pero quería saber que estaba haciendo Sam. Así que sacudí un poco la cabeza para quitar el miedo y empecé a trepar la reja. Cuando ya estaba al otro lado me quede mirando los enormes pinos , y el árbol que estaba a mi izquierda, el cual parecía muy viejo por las barbas que colgaban de sus ramas. –Bien, ya estoy aquí. ¿Ahora qué hago?- Dije para mí en medio de un suspiro, pues no tenía ni idea de hacia dónde había dirigido Samanta.

-Que te parece...Dejar de seguirme, idiota.

MI CUPIDO SE DROGO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora