Una voz poco conocida sonó detrás de mí, no mire hacia atrás sin antes tomar aire. No llevaba ni un minuto en ese lugar y ya sentía miedo, realmente soy un gallina. Pero tome fuerzas de donde no tenia y voltee.
Para mayor sorpresa no había nadie, así que empecé a gritar mientras subía la reja y antes de llegar al otro lado, una risa molesta me hizo reaccionar.
-Estoy acá arriba, niño.- Dijo ella sin parar de reír, a lo cual respondí con un gesto muy avergonzado.
-Ah, eres tú.- Dije fingiendo una tos seca mientras saltaba de la reja para luego acomodar mi ropa- Realmente no me sorprende.- Dije por segunda vez, mientras sonreía de lado. Quizás una sonrisa opacaría el vergonzoso momento.
-¿Qué haces aquí?- Respondió Sam, un poco confundida mientras bajaba del árbol de casi un salto.
-Emm, esto..-mire hacia los lados, buscando como siempre, una maldita escusa.
-¿Me seguías?- Dijo acomodando su gorra mientras se acercaba a mi para mantener una conversación mas calida. Pero lo que ella no sabia, era lo intimidado que me sentía al mirarla.
-¿Qué?, Pienso que tengo mejores cosas que hacer. Ya sabes, perseguir pajaros..buscar .. emm, buscar.. -evadi su mirada repetidas veces , y pienso que lo noto. Eso si que me ponía nervioso- Buscaba..-seguía mirando a mi alrededor, hasta que note una piedra extraña, con tono brillante, detrás de uno de esos enormes pinos.- ¡Buscaba esto!- Dije librándome completamente de ella, y me acerque a la extraña roca, que en ese momento, me había salvado la vida.
-¿Una roca?- Reprocho Sam con los brazos cruzados, mientras su mirada penetraba en la mia una y otra vez, buscando quizás, una respuesta logica.
-Si, una roca. –Dije observando la roca con una leve sonrisa, la verdad, hasta a mi me parecía estúpido.
-¡GENIAL! –Grito Samanta mientras rapaba la roca de mis manos y la miraba por todos lados.-¿ves su color?, es realmente extraña y bonita.-Dijo acercando la roca a sus hermosos ojos grises mientras sonreía ampliamente.
Me sorprendi por su reacción, realmente esperaba una de sus típicas risas u otro reproche. Pero verla asi me hacia sentir en confianza. Asi que esta vez fui yo quien empezó a reírse.
Cuando ella escucho mis risas se detuvo y guardo la roca en su bolsillo, cambiando rápidamente de actitud.
-¿Crees que no sabia que estabas siguiéndome?-Dijo mirándome nuevamente, sin nunguna expresión en la cara. Mientras se acercaba mas a mi.
No quite la vista de sus ojos esta vez, pero sentía la piel de gallina. Estaba nervioso. No porque le tuviese miedo, si no porque, no quería que pensara que invadia su privacidad. O que era un enfermo que la observaba todo el tiempo. También temía de una mala respuesta, pues nunca me había atrevido a hablarle y no quería que nuestra primera conversación fuera tan embarazosa.
-Mira, niño.-Dijo con el seño fruncido mientras tomaba mi rostro en sus manos para dirijirlo.-Eso que vez ahí, es mío, Me pertenece. No tengo los papeles que lo indiquen, pero este es mi hogar. ¿Entiendes?-Susurro en mi oído mientras apretaba más fuerte mi cara. Creo que si estaba enojada, y la piedra no había servido para nada.
-Ss..Si.- asentí con la voz un poco destemplada.
-No nací aquí, pero si pienso morir aquí. No preguntes porque, solo respeta este espacio. Porque yo no quiero un medio ambiente, yo lo quiero completo.. –Soltó mi rostro por fin, y suspiro mientras observaba los arboles, dándome la espalda.
- Aquí puedo ser Yo, ¿Comprendes?. No hay personas cerca, y eso lo hace perfecto.
-Pe..pero tu tienes muchos amigos, ¿no?. En el colegio te la pasa socializando, y buscando la manera de ser mas amigable. Es algo que realmente siempre admire de ti, porque no tengo esa capacidad.
Samanta volteo su cabeza hacia atrás para poder mirarme.- Creí que eras mas inteligente, niño. -Sonrió levemente y termino de voltear todo su cuerpo, para dirigirse hacia donde yo estaba mientras metia sus manos en los bolsillos.- No son amigos. –susurro y se empino un poco de puntas- Yo si tengo cerebro. Socializo, porque es la única forma en la que dejo de sentirme sola. Y puede que estes confundido respecto a lo que acabo de decir, porque si lo has notado, siempre estoy lejos de todos. La cuestión es que, me gusta estar sola. Pero no me gusta sentirme sola. A pesar de no depositar mi confianza en ninguno de ellos, me siento protegida.
Abri los ojos sorprendido. Realmente no esperaba eso, y mucho menos de ella. Era la niña buena para todo, música, deporte, intelecto. Ella era la ficha que encajaba perfecto para cada cosa, se puede decir que no le quedaba nada grande.
-Realmente te entiendo.-dije bajando la mirada.- Pero hago las cosas al contrario. Si tengo cerebro, porque tampoco tengo amigos.
-Pero tienes novia, ¿eso no es semejante? – Dijo enarcando la ceja derecha y girando la cabeza a un lado mientras me miraba.
-Si, la tengo. Pero no soy con ella, solo estoy.-alce la mirada y me quede en silencio unos segundos para luego contestarle.- Yo no quiero a Amber, Sam.
Ella abrió los ojos, sin decir una sola palabra. Pense que había estado mal confesárselo, pero me di cuenta de lo contrario cuando empezó a reírse.
-No tienes amigos, no quieres a tu novia, y eres un enfermo que persigue niñas.- Dijo negando con la cabeza sin parar de reir, me senti realmente incomodo, y mas por lo ultimo que nombro.- Tienes una mente enferma y retorcida Hemmings, ¿Quieres ser mi amigo?
Me sentí alabado. Pero tenia que pensarlo.
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MI CUPIDO SE DROGO.
Teen FictionSolo se vive una vez, así que vuélvete un maldito loco. Así tengas que terminar en el manicomio, como yo..