Capítulo 3: La novia de Max

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POV: Adrián 🐠

Habíamos subestimado la oscuridad de la noche.

Una vez dieron las diez y media, Max, Jazmin y yo nos dirigimos a casa de Valeria para la fiesta. Los primeros metros del trayecto no habían estado tan mal. Aun llegaban rastros de la luz que iluminaba la casa. Una vez aquellos rayos de luz artificial se perdieron el camino se complicó.

Llevábamos tres linternas que habíamos visto en uno de los cajones de la casa. No tenía demasiada fe en que funcionaran, teniendo en cuenta que la casa y todo lo que había en ella estaba hecha una mierda. Por milagros de la vida resultó que había varios paquetes de pilas junto a ellas. Pensé que al llevar linternas de verdad con un alcance mayor al que poseía la linterna del móvil estaríamos bien. No era el caso.

Había luna y estrellas, pero los árboles quitaban gran parte de la luz natural de la noche. El camino era una cuesta hacia arriba llena de pequeñas piedras y tierra que hacía muy fácil el resbalarse. Si bien había recorrido esos caminos varias veces en mi vida, y con más calor del que hacía a esa hora, habían sido pocas las veces que había caminado por la zona de noche. Sólo Max era plenamente consciente de por donde estábamos yendo, pero traté de aparentar su misma seguridad.

Jazmin había preguntado por qué no ir en coche hasta la fiesta. Le habíamos dado la respuesta corta: era más rápido ir andando. Ir en coche suponía dar la vuelta a la montaña y adentrarse por otra parte lejana a la casa porque los caminos de dentro no estaban muy habilitados para vehículos que digamos. Andando la casa de Valeria estaba a unos veinte minutos si sabías por donde ir.

Tratábamos de no ir muy separados para incrementar la luz que reflejaban nuestras linternas, pero no era fácil ir tan juntos por aquellos caminos. Eran frecuentes las ocasiones en las que Max se adelantaba dejándonos a su prima y a mí detrás para guiarnos. También hubo un par de momentos en los que tuvimos que hacer una fila para seguir avanzando. Al menos, después de media hora el camino parecía ser similar al que se encontraba en la entrada de su casa, por lo que asumí que no estaríamos muy lejos de nuestro destino. No estuve tan seguro de la distancia cuando quince minutos más pasaron.

Max se adelantó de nuevo en un intento por visualizar algo a lo lejos. En el momento en el que Jazmin y yo nos quedamos solos atrás, ella no tardó en acercarse más a mí.

-Está perdidísimo -me comentó en un susurro, pero podía ver cómo sonreía divertida.

-No es que yo haya ido muchas veces a la casa de campo de Valeria andando, pero diría que él tampoco tiene mucha idea de cómo llegar -coincidí dedicándole una mirada a mi amigo-. ¿Cómo puedes estar tan tranquila sabiendo que estamos caminando sin rumbo por el campo en mitad de la noche?

Jazmin no parecía el tipo de chica frágil y delicada que se asustaba con nada. No creía que tuviera mucho problema si nos encontrábamos un par de animales ni nada parecido. Ahora bien, precisamente porque no parecía tonta no terminaba de entender como la situación de perdernos en ese lugar de noche no la inquietaba ni un poco. Ella llevaba ya un rato disminuyendo su ritmo para mirar las flores o jugar con las hojas cuando Max se paraba tratando de buscar el camino correcto.

-Oh, él está perdido, yo no.

Ella apagó su linterna por un segundo, y tomando la mía disminuyó su intensidad.

-Hay una luz ahí que no parece estar a más de cinco minutos -dijo señalando un espacio a nuestra derecha-. Teniendo en cuenta que esto está vacío asumo que es la casa de vuestra amiga. Quiero ver cuánto tiempo tarda Max en darse cuenta.

No pude evitar sonreír ante sus palabras. Definitivamente era lista. Y al parecer, con mejores dotes orientativos que su primo.

-Yo le echo al menos otros diez minutos -dije observando cómo Max movía la cabeza de un lado a otro.

Como si fueran los 80 [En pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora