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Oneiro:hijos de los dioses Hipnos y Pasitea. Encargados de los sueños de los humanos.

-Ahh~.-El cenizo exclamó con un puchero, observando de manera reclamante su comida frente a él. Y jugando con el tenedor sobre los granos de su arroz.

-Aah... Debes comer, Mikey. -le reprochó Ken.

-¡pero, Ken-Chin!. -Se defendió el menor de ambos, alzandose sobre la mesa de el restaurante y las miradas no se isieron esperar ante el volumen de su voz.

Ken observo su alrededor, y las miradas intensas de las personas con molestia. Era raro, de un momento a otro, siempre que el cenizo estaba en intermedios significaba mucha atención y problemas.

-Es por tu bien.. -devolvió el Rubió, sobandose la frente con una vena notable.

-¡pues entonces que me muera!. -Gritoneo el menor, hechandose hacia atrás con los brazos cruzados y agitando ambos pies en un Berrinche.

-que malo... Pobre pequeño. -murmuro una persona a su acompañante.

-pero que pareja más desequilibrada.. -murmuro otra persona en otro punto.

-¡el más pequeño es muy tierno!. -chillo un grupo de amigas flechadas por ambos chicos tan atractivos

-no, gracias... Estoy bien con Ken-Chin.. -susurró el pequeño, sin ser oído por nadie desde su asiento.

Ken hizo lo posible por ignorar los comentarios de la gente. Pero aquellas personas murmurando sobre ellos de miles de vistas; como pareja, amigos, hermanos, novios. Y entre otras maneras, le artaron lo suficiente y por alguna razón también le pusieron los pelos de punta por los nervios. Su cara árdia y aún así por ese estúpido enano fue capaz de pedir el postre y que se llavaran la comida actual.

-¡Ahh, gracias Ken-Chin!. -era casi exagerado el brillo en los ojos de el cenizo al tener su tenedor en mano justo rozando con su helado.

Draken sonrió. Era divertido, le satisfacía ver que el menor estubiera tan feliz por algo tan diminuto como eso. Era irónico su cambió de actitud, pero cuando el cenizo estaba feliz se le era inevitable sentirse de igual forma.

Terminando de comer. Y saliendo de el local, Manjiro se estiro junto a un bostezo exagerado, que no pasó desapercibido el sueño que tenía.

-Ken-Chin. -hablo el menor.

-¿uhm?. -preguntó el mayor, comenzándo a caminar hacia el estacionamiento cercano, donde su Zephyr debería estar.

-tengo sueño. -protesto comenzándo a seguir pasos más adelante al mayor. Porque por supuesto. Entre ellos dos el era el que lideraba. Sabía que tenía a Ken dominado. Y debía demostrar su control.

-Ya nos vamos. Se paciente. -Respondió al llegar hacia el frente de un negoció cercano a la moto.

Era un sitio de parejas, ahí vendían Variedades y miles de objetos dedicados a las relaciones. Podías comprar algún peluche, o regalo para quien sea tu novio o novia, era bastante llamativo el ver. Y muy colorido en tonos rosas o blanquecinos.

-¿que pasa, Ken-Chin?. -le interrogó el menor, con una pequeña duda resaltando por su ceja alzada y sus ojos negros confundidos.

-Nada.-hablo algo avergonzado el mayor, dando un brinco por el susto que le dió al estar inmerso. Y a la vez resaltando su sonrojo hasta las orejas. Maldecía el momento en el que se hizo ese peinado.

Mikey permaneció atónito y serio, Escaneandolo con la mirada, y Ken lo podía sentir como desnudaba sus verdaderos sentimientos.  Mikey término con una risita nasal. Y lo siguiente que pudo escuchar fueron pequeños pasos acercándose a el.

Amor Felino [DraKey]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora