RUN TO YOU "Second Chance" [Jeongcheol]

EL MANDATO DEL REY LEE

El silencio reinó en el salón de la Torre. El Rey Lee observó detenidamente al rubio, esperando alguna reacción en él. Sin embargo, Jeonghan no tenía emoción en el rostro, parecía más bien pasmado por la noticia.

Hyungwon y él se miraban directamente, el hombre parecía estar retándolo. Wonwoo casi se levantó de su lugar cuando vió que Jeonghan no podía quitarle la vista de encima. El Rey comenzaba a extrañarse por tal comportamiento. Incluso si ese tal Hyungwon no decía una sola palabra sobre su encuentro en la madrugada, Jeonghan lo hacía sospechar que algo pasaba entre ellos.

— ¿Qué ocurre? —preguntó el Rey.

Hyungwon se puso de pie y se tomó las manos tras su espalda.

— Estoy encantado de conocerlo, Alteza.

— Lo mismo digo — respondió con un poco de temblor en la voz.

— Es idéntico a la Reina Lena...

Jeonghan se suavizó en ese momento. Escuchar el nombre de su hermana logró la distracción necesaria para dejar el momento de tensión y que su cuerpo entero se sintiera aliviado.

— ¿Conociste... a mi hermana?

Hyungwon asintió con la mirada.

— Alteza — interrumpió el Rey — Hyungwon era la mano derecha de la Reina Lena. Él fue su institutriz durante el tiempo que estuvo aquí.

— Bastante poco... Me duele admitir...

— Hyungwon era el líder de la Guardia anterior — anunció para todos.

— Entonces eres de Xila — habló Wonwoo.

Hyungwon se giró hasta él y le sonrió.

— Al igual que tú, al parecer.

— Así es — respondió con una sonrisa segura.

— Hyungwon, Wonwoo es el líder de la Guardia ahora.

— Ya veo... — él se giró para ver a todos — Espero que no causar incomodidad entre ustedes. Pero... Tengo entendido que... No llegaron completos.

Algo dentro de Wonwoo se sintió terrible. Después de todo no había podido cumplir correctamente su enmienda. Y de no ser por Luca... No habría llegado ninguno. Tal vez no estaba lo suficientemente calificado para ser el líder de la Guardia. Hasta ahora habían recibido bastante ayuda, y también habían corrido con demasiada suerte. Incluso el Rey tuvo que salvarlos al final. El que Jun no estuviera sentado con ellos en ese gran salón... Era un peso que siempre cargaría consigo.

Miró a Jeonghan, podía sentir su dolor con sólo notar la falta de brillo en su mirada. Tal vez su honor y el apellido Jeon habían ganado fama ahora que todo el reino conocía sobre su paradero. Pero al mismo tiempo, sentía que había condenado al rubio de por vida... A un destino miserable.