Capítulo № 65

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Al tener que ver a su amigo desmayarse, Jimin se dio cuenta de que había depositado demasiada confianza en él al creer que sería capaz de estar con Jungkook y Yoongi al mismo tiempo.

En ese instante, en el cual lo observó retroceder, con el cuerpo balanceándose hacia atrás y la mirada aturdida, repleta de completo pánico, Jimin se dijo a sí mismo que su amigo de toda la vida no lo había logrado. Aun si le había dado ánimos, recordándole que no tenía por qué preocuparse, él no pudo mantenerse de pie. Por más y más que quiso creer, confiar en que Taehyung podría con eso y más, el castaño se había desplomado. Los gritos de auxilio de Minki, convirtiéndose en lo último que los dos escucharon antes de que, tanto Yoongi como Jungkook, corrieran a ayudarlo.

Jimin no iba a mentir, ese momento fue realmente extraño.

Algo surrealista, si consideraba que nunca creyó que, en medio de la sorpresa de todos, vería a Yoongi correr hacia su amigo para cargarlo en brazos. Además de que, aparte de eso, nunca pasó por su mente la idea de que al igual que el pálido, Jungkook se le unirá para colocar a Taehyung sobre el sillón, donde desde hace más de diez minutos el castaño estaba descansado.

Una circunstancia como esa no era algo de lo que esperaba.

En realidad, estar en la sala de su casa comiendo pizza mientras su madre lo había dejado a cargo de cuidar al castaño, no era algo que Jimin hubiera esperado hacer en su cumpleaños.

No es como si eso fuera algo común, de hecho.

—Si vemos el lado bueno, al menos no sucedió algo peor —por lo que, sentado sobre el suelo de la sala de estar, Seokjin, que fue asignado para ayudarlo a cuidar del castaño, comentó. Tal parecía que el rubio estaba tratando de ver los lados buenos de todo eso.

El peli-rosa, en cambio, lo miró, indignado porque lo que había dicho tan fácilmente.

—Jin hyung —protestando, Jimin lo regañó, mientras que observaba como el nombrado estaba centrado en acariciar algunos mechones de cabello de la frente de su amigo, el cual seguía desplomado sobre los cojines y sábanas que su madre le había traído hace un rato.

—¿Qué? —Aun así, Seokjin le escuchó, enfrentándolo segundos después pese a que estaba confundido por la mirada fría que, presentía, le estaba dedicando—. Tengo razón, Rosadito —luego, explicándole, casi como una aclaración, añadió—. Al menos nada de ese primer encuentro terminó con Yoon y Jeon peleando por el amor de Taehyung frente a él. De hecho, si los ves, me sorprende lo bien que se están llevando en estos momentos.

—Hyung, ellos ni siquiera se miran.

Pero las aclaraciones de Jin en ese momento no tenían sentido, dado que el menor de los dos no estaba mintiendo. Desde que Taehyung fue colocado sobre el sillón, tanto Yoongi como Jungkook estaban en un tipo de guerra silenciosa. Esa clase de lucha en la que no hay palabras, tampoco miradas, sino que un frío y cortante silencio. La dura indiferencia que ambos sienten indudablemente por el otro.

En ese ambiente de combate, que estaba oculto tras la celebración de una pijamada y un cumpleaños, las rivalidades entre ambos soldados eran más que claras. Había una obvia evidencia de su resentimiento y la desconfianza que podían percibir en el otro. Y aquello no era algo nuevo, dado que Jungkook no se sentía a gusto al lado de Yoongi al saber de su relación con Taehyung, y Yoongi tampoco se sentía cómodo estando junto a Jungkook, ya que era consciente de todos los sentimientos que sentía este hacia el castaño, lo cual, siendo obvio para ambos, dejaba en claro sus intenciones.

Ninguno de los dos estaba feliz junto al otro, y el que tuvieran que estar juntos bajo el mismo techo, en la misma habitación y al lado del mismo chico, tampoco ayudaba mucho en su silencioso enfrentamiento.

El Día Después de San Valentín |YoonTae| (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora