💌 Capítulo № 37.1 💌

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A cierta velocidad el par de amigos recorrían parte de la ciudad que poco a poco se iluminaba con las luces de los edificios, tiendas, establecimientos y demás estructuras que conformaban la zona. El clima cálido se iba perdiendo gradualmente y la claridad del día le seguía muy de cerca, llevándose consigo los rayos del sol, que se escondía por algún costado del cielo pintado de un anaranjado –casi azulado–, y la hora vespertina en la que los chicos habían salido ese día durante las primeras horas de su cita.

Al pasar más de una hora en la montaña y en aquel salón de baile el tiempo transcurrió velozmente y, cuando menos se lo imaginaron, ya estaba anocheciendo. El periodo nocturno estaba en su pleno inicio y debajo de su oscuridad fría, los dos adolescentes viajaban en bicicleta, uno aferrándose al otro y el primero conservando la idea de lo que estaba a punto de hacer al llevar al pelirrojo a su último destino.

Pasando por algunas calles y observando el paisaje cotidiano, Namjoon permaneció ensimismado en su mente, formulando una muy buena interrogante para poder comenzar su insignificante sesión de preguntas con respecto a si Kim SeokJin era la persona de la cual el pelirrojo a su lado estaba enamorado. Debía tener algo lo suficientemente bueno para pasar desapercibido y no como un sospechoso, por no decir que un absoluto idiota que hasta ahora se dió cuenta que amaba a su mejor amigo y quería tenerlo a su lado por siempre, hasta que la guerra de amor acabara.

— Eh, Joonie —en medio de su revoltijo de pensamientos y emociones disparatadas, Hoseok se digno a llamar su atención—. ¿Por qué estamos en el patio de tu casa?

— ¿Eh? —saliendo de su cabeza, miró al contrario, que estaba a su lado viéndolo atentamente mientras detrás de su espalda podía ver el árbol donde la noche anterior estuvo—. Bueno... —murmuró, sacudiendo su cabeza para darse cuenta de dónde rayos se encontraban—. M-mi plan era traerte aquí desde el principio —dijo dudoso y a la vez nervioso.

¿Cuándo habían llegado ahí?

No tenía idea; más bien, ni siquiera sabe cómo terminaron tan rápido en ese lugar. Se suponía llegarían allí en un par de minutos, durante los cuales debía prepararse psicológicamente para ejecutar una buena conversación y confesión de sentimientos, no hacer lo contrario y llegar más rápido de lo esperado. Si bien en su plan originalmente estaba la idea de traer a su amigo al patio de su casa, no esperó que eso sucediera tan de pronto, ¡no cuando todavía no sabía cómo lanzar la primera pregunta!

— Uh, entonces, ¿te parece bien si vamos a la casita del árbol? hace mucho no entramos en ella, no desde que iniciamos la preparatoria —Hoseok enseguida sugirió, emocionado con la propuesta de subir y adentrarse en la estructura de madera que el padre de Namjoon había construido para ambos cuando estaban apenas en los inicios de su amistad y en su primer año de secundaria—. Me gustaría ver si sigue siendo igual de cómoda.

— ¿Quieres ir a la casita del árbol y hablar allí? —tomando eso como una oportunidad o señal mágica del destino para decirle que ese era el lugar indicado del cual hablaba, preguntó.

Jung sonrió al instante en que lo hizo.

— ¡Si! —chilló—. Vamos allí, creo que es el lugar perfecto para decirte también algo importante que desde hace mucho pienso sobre nosotros.

—  ¿Sobre nosotros? —Joon pestañó, impresionado—. ¿Qué es?

— Te lo diré cuando estemos en la casita.

Dejando su palabra clara, el mayor de los dos le sonríe suavemente y palmeando su hombro le indica que lo mejor es que se apresuren a entrar a la mediana casita. Como la noche ya ha llegado, el tiempo que les resta para estar juntos es relativamente corto, las horas vuelan rápido y si no actúan con eficacia la confesión de ambos puede quedar a medias, yendo directo al caño, o al campo de batalla donde la señal de guerra ya fue dada.

El Día Después de San Valentín |YoonTae| (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora