Capítulo № 64

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Estaba terminando el anochecer cuando Minki despertó de su larga siesta. El sol, que desde la mañana de ese día había brillado en lo alto con todo su esplendor, se había ocultado tras el oeste y tras las ramas de hojas secas de los árboles. El clima frío de octubre, que estaba siempre impregnado en los tintes rojo y anaranjado que acompañan a la estación, perdiéndose detrás del tono azul de la noche. Toda la hora dorada del día, quedándose atrapada en la oscuridad, la cual la cubría para traer con ella cientos de luciérnagas, puntitos de estrellas que volvían el atardecer algo especial, en recuerdos de un pasado momentáneo que se queda atrás cuando una nueva etapa comienza.

Era octubre y, como cada año, el cumpleaños de su hermano mayor había llegado.

—Minki, ya despertaste, hijo.

—Papi, ¿Dónde están hyung y mami?

Y como el pequeño niño estaba al tanto de esto, se había preparado para celebrarlo, igual como lo hacía cada año desde que tenía memoria.

Siempre que la fecha especial de Jimin se aproximaba, Minki solía alistarse. La emoción que sentía por su hermano y sus nuevos años de vida, le entusiasmaba tanto que, cada vez que podía, se aseguraba de estar preparado para lo que fuera que pudiera suceder. Si acaso sus padres organizaban una fiesta sorpresa, él estaría allí, distrayendo al mayor para que no los descubriera. Si el par de adultos tenían planeado hacer un viaje fuera de la ciudad, entonces se encargaría de averiguar los lugares que quería visitar el peli-rosado. Si de casualidad su mamá le decía a su papá que harían una deliciosa cena, el menor no dudaría en ayudar a cocinar. Para situaciones como esa, sea lo que sea, el dulce niño estaría allí para apoyar el festivo día de su amado hyung, el cual solía ayudarle a robar galletas de la cocina cuando nadie de sus progenitores lo veía.

Minki siempre solía actuar así.

Y esta vez no sería la excepción.

—¿Buscas a tu mamá y a tu hermano? —observando con atención a su hijo, el hombre de mirada dulce, preguntó. A lo cual, segundos después, obtuvo un asentimiento lento por parte del menor, quien seguía algo somnoliento debido a que todavía lo estaba dominando el sueño.

—Sí —dijo Minki—. Ayer le dije a mami que la ayudaría a preparar el pastel de hyung —un segundo después, bostezó.

Dado que había decidido tomarse toda la tarde para descansar y estar despierto toda la noche, el niño de cabellos negros se encontraba algo desorientado por el repentino horario de sueño. Usualmente, y como sucedía todos los días debido a que su madre quería que creciera como un jovencito sano y fuerte, para esas horas de la recién comenzada noche, estaría cenando, su pijama y osito de peluche esperándolo en la cama de su habitación para ir a dormir luego de un darse un largo y caliente baño en la bañera.

Pero, como eso no estaba sucedido y tampoco iba a pasar, por esa vez, había tomado la opción de hacer algunos cambios.

Todo para poder comer pastel y desvelarse junto a los amigos de su hermano, quienes solían amarlo simplemente por ser una mini copia del peli-rosado.

—Bueno, si es por eso, creo que mamá está en la cocina junto a tu hermano, bebé —sonriendo ante la gran voluntad del más joven de sus dos hijos, el Señor Park le señaló—. Si quieres ayudarlos, es mejor que corras. Escuché que los amigos de Jimin llegarán en cualquier momento.

—¡¿En serio?! —despertando completamente al escuchar lo dicho por su padre, Minki se exaltó. El asentimiento por parte del adulto alarmando a su corazón cuando escuchó la risa de su hermano seguida de la voz de su mamá—. ¡Wah! —chilló después, asustado—. ¡Debo irme ahora!

El Día Después de San Valentín |YoonTae| (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora