IV

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Había raras ocasiones en donde Bachira despertaba y comenzaba su día antes que Rin, quien solía comenzar su rutina poco antes que el sol saliera, corriendo su ruta diaria mientras el sol apenas comenzaba a asomarse.

Sabía que Bachira a veces tomaba trabajos ocasionales, pero Rin no preguntó mucho por ellos ya que solía decirle sin que lo hiciera.

Esta vez, sabía que iba a trabajar para una vieja conocida cuyo local era tan activo que debía comenzar con su trabajo de pintor en la fachada antes de que abriera.

No debería sorprenderlo haberlo encontrado a unas calles antes de salir a la avenida principal, una ruta que solía seguir si quería aprovechar la frescura de la costa. Por alguna razón, sus pasos se detuvieron. Cuando Bachira mencionó que solía pintar unas pocas paredes, Rin se imaginó que se trataban de letreros o retoques a la fachada, no algo como esto.

Bachira se encontraba casi en la cima de una escalera, comenzando con lo que parecían ser los primeros detalles del mural. Era bastante grande, apenas podía ver lo que llegaría a ser, pues la figura blanca que cubría la mayor parte a duras penas tenía forma. Y aún así, su compañero, vestido con ese overol que no se había dado cuenta que tenía, estaba completamente concentrado en su trazo.

Se había amarrado el cabello en una pequeña cola baja, exponiendo su nuca y esos rizos que se le formaban naturalmente y tendían acariciar su mentón. Su muñeca se movía delicadamente con ese pincel mientras trazaba los ojos de lo que sería un mural de un enorme Samoyedo blanco.

Rin se sobresaltó involuntariamente cuando Bachira perdió la concentración, había sido llamado por la dueña del lugar, una veterinaria, quien le ofreció algo que podría ser café. Rin lo sospechaba, pero reconocía a ese Samoyedo blanco y peludo que solía pasear en su trabajo de medio tiempo.

El perro fue el primero en notar su presencia, pues aunque Bachira bajó de las escaleras y comenzó a acariciarlo, el perro volteó a ladrarle mientras movía aún más rápido la cola. El rostro de su compañero se iluminó al verlo y Rin se sintió inevitablemente descubierto.

Se quitó uno de los auriculares, los cuales no había notado que ahora entonaban "Anoko secret" de Eve. Escuchó a Bachira saludarlo con entusiasmo desde su lugar, parloteando sobre que es su compañero de cuarto con la señora. Rin asintió como saludo antes de seguir su ruta trotando, volviendo a colocarse su auricular una cuadra después.

Apenas cayó en cuenta de lo raro que aquella situación era si lo pensaba bien, no recordaba cuanto tiempo se había detenido a ver en la calle a una persona que veía todos los jodidos días en casa.

Quizá fue el descubrimiento en sí mismo. Bachira parecía muy concentrado en su trabajo como pocas veces lo había visto en el tiempo de conocerse, e incluso descubrir que era bueno en las artes lo dejó un poco ensimismado. Cuando iba al colegio, a Rin le gustaban las artes visuales, era su segunda materia favorita solo por debajo de la clase de deportes.

Aún así, él había entrado a ingeniería, como su hermano mayor lo había hecho años antes.

Rin suspiró y subió el volumen de sus audífonos. Ahora estaba sonando "Dramaturgy", le gustaba esta canción, pero por alguna razón no estaba de ánimos para escucharla. Cambió de playlist.

(...)

El tiempo había pasado volando y era ya febrero. Rin apenas se dio cuenta de ello, porque había recibido cartas y chocolates en su casillero y asiento, como si nadie fuera capaz de dar la cara.

Como sea, todos sabían que los enviaría al demonio con tan solo hacer contacto visual. No podía culpar a esa bola de mediocres.

No le dio importancia, hasta que llegó a casa y estaba tirando toda la basura de su mochila.

S.O.S: ¡MI COMPAÑERO DE CUARTO ES UN NUD1ST4! 【RinBachi】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora