VII

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Ha pasado mucho tiempo desde que Rin no jugaba ningún videojuego de terror. No tenía nada que ver con las recomendaciones que le había hecho Nagi Seishiro, solo había encontrado uno similar que corría bien en su laptop y tenía un poco de tiempo libre sin razón en particular.

Los gráficos eran medianamente buenos, pero la historia estaba siendo demasiado predecible. Era más del tipo terror psicológico con misterio, pero rozaba lo cliché.

—¿Es un nuevo juego?

La voz de Bachira sonó por encima de sus audífonos, lo exaltó por alguna razón, quizá se había concentrado demasiado en el juego. Ni siquiera lo había escuchado llegar.

Se retiró un poco los audífonos y le miró de reojo para contestar, pero sus palabras se esfumaron en un segundo.

—Tú... —se mordió los labios.

Ya habían llegado al acuerdo de que Bachira no saldría desnudo del baño estando Rin en casa, aunque a veces se olvidaba, se disculpaba después de que Rin se lo recordara. Y aunque se le olvidaba muy seguido, iba a cambiarse antes de que Rin lo notara.

Pero ahora, Meguru se había acercado a él intencionalmente, lo sabía por su sonrisa divertida.

—¿Qué pasa, Rin-chan?

—Sabes qué pasa.

Rin volvió a ver la pantalla, no le había puesto pausa y estaba en un entorno peligroso. Quería concentrarse en eso para no mirar.

—No entiendo por qué, ambos somos hombres y no es que haya nada nuevo que ver.

No, no lo había, y eso era lo peor. No podía evitar mirar demás cuando estas ocasiones ocurrían. Ser consciente de sus sentimientos no solo abarcaba el querer a Bachira, sino también desearlo.

No podía evitar pensar que sus muslos parecían suaves, o que su abdomen se veía firme y trabajado, o que su pene, aún blando, era largo y... no podía evitar pensar en cosas que quisiera poder hacer con todas esas partes expuestas que no dejaban nada a la imaginación.

—Solo ve a ponerte algo de ropa, jodido exhibicionista —se queja sin dejar de mirar la pantalla.

Desafortunadamente, la pantalla en esa clase de juegos tendía a colores oscuros, del tipo que dejaba ver el reflejo de lo que tenía detrás. Lo siente antes de procesarlo.

La piel de Meguru estaba fría y húmeda y, contrario a toda lógica, lo quemaba aún sobre su propia ropa, lo siente rodearlo sobre sus hombros y la sensación le recorre la espina dorsal.

—¿Realmente quieres que lo haga, Rin-chan? —susurró sobre su oído.

No. No quería.

Tomó uno de los brazos del otro y lo jaló hacia sí mismo, obligándolo a prácticamente caer sobre su regazo, la piel de su cintura se sentía suave sobre sus dedos, el calor de su cuerpo lo hacía hervir. Rin hundió su nariz en el cuello ajeno, pero fue incapaz de oler el aroma a avena y miel que solía dejar su jabón.

—¿Rin-chan?

Claro, tenía sentido.

Cuando abrió los ojos de nuevo, se dio cuenta que era un sueño.

Se había quedado dormido sobre su laptop, ese jodido juego era aburridísimo.

(...)

Si lo pensaba bien, este era el primer cumpleaños que Rin pasaba lejos de casa, sin embargo, no se sentía tan melancólico al respecto como se esperaría. No es que fuera completamente desapegado a su familia, pese a sus puntos en contra, seguían siendo su familia, quisiera o no, les tenía cierto aprecio, a excepción de su hermano.

S.O.S: ¡MI COMPAÑERO DE CUARTO ES UN NUD1ST4! 【RinBachi】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora