III

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—No —respondió en seco, molesto por ser interrumpido en su práctica matutina de yoga.

—Creo que sería bueno, así empezaría a llevarte bien con los demás —insistió Bachira, sentado prácticamente enfrente suyo, con las piernas cruzadas.

—No iré, ni siquiera estoy invitado.

—Chigirin me dijo que eras bienvenido si quieres —Bachira se ganó la mirada de Rin—. Iniciaron con el pie izquierdo, pero Chigiri no es alguien que guarde rencores.

—No me interesa.

—Ah, a veces eres difícil, Rin-chan.

Habían pasado casi dos semanas desde que había llegado al complejo de apartamentos de Ego Jinpachi, y aunque el primer día de su estancia había tenido problemas con el vecino de al lado por el ruido, no volvió a hacerlo la siguiente semana y esta, que al parecer es su cumpleaños, se iría a su casa por las fiestas.

Bachira de la nada había llegado del trabajo el jueves a insistirle que lo acompañara, que irían a beber a un bar cercano aunque no había necesidad de que él bebiera, pues aún no tenía edad, pero seguía insistiendo que había buena comida a buen precio.

Rin lo llevaba rechazando desde la noche anterior hasta hoy por la mañana y estaba seguro de que le insistiría hasta entrada la noche, cuando ya era hora de la reunión.

Pero, sorprendentemente, no fue así. Le mencionó que iba a irse con Isagi y volvería algo tarde, pues Chigiri y Kunigami habían salido desde la tarde —información que no pidió— y no dijo más.

Rin se entretuvo entrenando un poco, pasó a comprar unas cuantas cosas que hacían falta en la cocina y se encontró con un gimnasio que podría frecuentar una vez que tuviera la estabilidad económica suficiente para pagar una suscripción.

Cuando dieron más de las doce y media de la noche y su compañero de cuarto no aparecía, Rin alistó ambos futones, no necesitaba que Bachira hiciera un escándalo que perturbara su sueño cuando llegara a dormir.

Pese a que habían pasado dos semanas, su espalda aún no se acostumbraba a este lugar, tardaba de más en conciliar el sueño y cualquier ruido lo alejaba de lo más cercano a estar en su paisaje onírico. Ruidos, como por ejemplo, pasos pesados y torpes afuera de su apartamento y murmullos que apenas y podían clasificarse como tal.

—Bachira, espera, ah- —una molesta voz conocida estaba detrás de la puerta—. ¿Dónde tienes tus llaves? ... No, esas no, las del apartamento...

Cuando Rin abrió la puerta de golpe para que se callaran de una vez, la imagen a encontrarse fue... extraña. Bachira se encontraba prácticamente colgando de los hombros de Isagi mientras este tenía las manos metidas en los bolsillos traseros de su pantalón.

Isagi se había congelado por completo, sus ojos estaban abiertos en pánico y su cara pálida como si lo hubieran descubierto hurtando galletas de la cocina.

—¡No es lo que parece! —fue un grito casi ahogado.

Ninguno de los dos tiene tiempo para mencionar algo más, cuando Bachira se despega del hombro de Isagi, con una mirada que encaja más en lo somnoliento que lo ebrio y ladea la cabeza hacia Rin. Entonces, al sonreír recupera esa apariencia borracha y juguetona como era de esperarse.

—¡Rin-chan, ¿esperabas por mi?!

Y a partir de ahí, Rin entendió porqué Isagi se veía tan nervioso a que una persona ajena los viera: Bachira ebrio era una maldita sanguijuela. Se había pegado a él tan pronto como lo vio. No se colgó de sus hombros como con Isagi, pero se pegó a su pecho y lo rodeó por debajo de sus brazos en un fuerte agarre.

S.O.S: ¡MI COMPAÑERO DE CUARTO ES UN NUD1ST4! 【RinBachi】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora