Capítulo 2: Caminos Entrelazados parte 3 la leyenda

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*Alucar:* Bueno, si quieren saber a qué va la leyenda, va así...

Hace mucho tiempo, en alguna parte del vasto universo, en un lugar llamado Japón...

*Alucar:* Mi padre es dramático al contar estas historias. Okay, continuando con lo que va diciendo.

Hace mucho tiempo, habitaba en una pequeña aldea una sacerdotisa llamada Kikyo. Esta luchó y superó varias pruebas para así proteger la Perla de Shikon. Al final, tuvo que superar una prueba de voluntad contra una sacerdotisa llamada Tsubaki.

 Obviamente, Kikyo le terminó ganando, pero la otra sacerdotisa, por rencor y odio, le puso una maldición

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Obviamente, Kikyo le terminó ganando, pero la otra sacerdotisa, por rencor y odio, le puso una maldición.

*Towa:* ¿Una maldición? ¿Qué maldición? Digo, debe ser horrible que alguien te ponga una maldición por rencor.

*Setsuna:* Los humanos pueden llegar a ser seres muy crueles y horribles.

*Moroha:* Tú eres humana.

*Alucar:* ¡Cierren el pico y déjenme terminar!

*Alucar:* Okay, ¿dónde me quedé? Ah, sí, la maldición fue la siguiente...

La joven y bella sacerdotisa fue maldecida con un trágico final. El día que encontrara el amor de su vida, el día que se sintiera feliz, el día donde sus ojos brillaran, el día que dejara su labor de cuidar la perla, ese día la tragedia la tocaría. Como en las antiguas historias, como Romeo y Julieta, como todo lo que ha escrito Shakespeare.

*Alucar:* En este punto mi padre comienza a nombrar varias series que no tienen nada que ver. ¿Ves? Algo idiota.

*Setsuna y Moroha, pensativas:* ¿Quién es ese tal Shakespeare?

Mientras tanto, Alucar continúa con la narración.

Mientras tanto, Alucar continúa con la narración

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*Alucar:* Así es como el tiempo fue pasando. La sacerdotisa era imparable; no había nadie que pudiera detenerla gracias a su inigualable puntería y poder espiritual. Pero, a pesar de su gran poder, la gente aún intentaba robar ese objeto. Se decía que este objeto era capaz de concederte un deseo. Aun sabiendo que la perla era capaz de conceder cualquier deseo, la sacerdotisa se negó a pedir cualquier cosa. No le interesaba. Solo continuaba día y noche, día y noche, sin parar, una y otra vez, hasta que un día un sujeto vestido de rojo intentó atacarla con sus garras.

Ese tipo era un hanyo, lo que pasa cuando un humano tiene...

Alucar guardó silencio por un minuto.

*Pensamiento de Alucar:* Ay, señoritas presentes, no debería referirme así tan vulgar como lo dice mi padre.

*Alucar:* ...una relación romántica con un yokai.

*Narrador:* Así no iba la historia. Era cuando un humano y un yokai tenían sexo salvaje, como bestias, que se hacía un hanyo. Técnicamente no era un demonio, sino un espíritu humanoide, ya que los demonios son seres diferentes a los yokais.

un demonio diferente Hanyou no YashahimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora