𝑇𝑟𝑒𝑠: 𝑆𝑖𝑛 𝑅𝑒𝑚𝑜𝑟𝑑𝑖𝑚𝑖𝑒𝑛𝑡𝑜𝑠

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    Sobre las afueras de la granja, el sol deslumbraba los campos y las flores

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    Sobre las afueras de la granja, el sol deslumbraba los campos y las flores. Aún con el calor y el cansancio, los trabajadores de la mansión Liebert expresaban la felicidad de la familia.

    —¡Muchas felicidades por tu matrimonio! Que sus años sean felices eternamente. Dinos, ¿cómo la conociste?

    Una risa nerviosa salió de la voz más joven de aquellos trabajadores, quienes se burlaron de la reacción del más joven de los trabajadores.

    —Fuimos compañeros de escuela. Antes de que yo la dejara por ir a trabajar, le prometí que volvería algún día por ella. Que esperara por mí mientras conseguía un hogar para brindarle comodidad y ambos pudiéramos crecer y ver el mundo. A pesar del tiempo que estuvimos separados, jamás la olvidé ni ella a mí.

    Detrás de la pared que los separaba, Elina escuchaba con lágrimas en los ojos las palabras de aquel joven. Sin ella saber lo que sentía, jamás reconoció que fue su primer amor infantil.

    A pesar de que aquellos trabajadores se fueron, Elina pasó la tarde pensando y sufriendo por aquel joven. Pues, al saber lo que significaba el matrimonio, entendía que nunca podría estar con él.

    —Elina, ¿qué haces aquí? Estuve buscándote por todos lados —exclamó asustada su maestra. Sin embargo, al notar las lágrimas que rodaban por sus mejillas, pudo entender al instante lo que le pasaba.

    —Maestra, dígale a mi padre que eche al capataz Dominic. No lo quiero más aquí.

    Sus brazos cubrieron su rostro al abrazarse a sus rodillas. Aquel hueco en su corazón fue olvidado al sentir el agarre de la mayor, instándola a verla. Sus dedos largos y suaves sujetaron su rostro pequeño; Elina no entendía lo que su mirada intentaba decirle, sin embargo, resultó que había dejado de llorar.

    —Elina. Nunca, ¡nunca permitas que tus sentimientos sean los que lideren tus decisiones! Eres muy pequeña para entender tus sentimientos y por eso actúas así. Pero, cuando seas grande, algún día entenderás lo que te digo. Vamos, levántate y sigue tu camino.

    Soltando su rostro, la señorita LeBlanc ofreció su mano a la menor, quien, dudosa, terminó por aceptar su ayuda para levantarse.

    »Regresemos a casa, Elina —ofreció la mayor.

    Con el viento secando el rastro de lágrimas de Elina y llevándose su pena, la rubia se atrevió a preguntar a su maestra a lo que se refería a entender sus sentimientos.

    —Ya sabes, ponerte feliz al ver a esa persona y al mismo tiempo estar nerviosa. Querer estar a su lado por siempre e incondicionalmente. Y, también en el fondo, aunque sabes que esa persona prefirió estar con alguien más y el dolor es profundo dentro de ti, estás feliz por esa persona y deseas que esté siempre así aunque sea sin ti a su lado. Eso, Elina, es amor; y lo experimentarás de muchas maneras. Amarás a tu familia, amigos y siempre será una forma diferente de hacerlo.

𝑊ℎ𝑒𝑛 𝑇ℎ𝑒 𝐷𝑎𝑤𝑛 𝐶𝑜𝑚𝑒𝑠 / 𝐿𝑒𝑣𝑖 𝐴𝑐𝑘𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛 /Donde viven las historias. Descúbrelo ahora