𝐶𝑢𝑎𝑡𝑟𝑜: 𝐴𝑙𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑅𝑒𝑣𝑜𝑙𝑢𝑐𝑖𝑜𝑛

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    La más joven del grupo observa emocionada a través de la ventana del carruaje

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    La más joven del grupo observa emocionada a través de la ventana del carruaje. Sobre la calle logra observar a una niña pequeña con su muñeca de tela. ¿Es posible que la vida le haya arrebatado incluso ese tipo de ilusión a la que era aún una niña?

    Los sentimientos que embargan los pensamientos de Elina pasan a segundo plano al dirigir su mirada sobre el azabache, quien no se ha detenido a observarla desde que subieron al carruaje, colocándola nerviosa por dentro. Su compañero de vigilia observa en silencio.

    —A que el aire se siente mejor aquí arriba —trata de amenizar el ambiente pesado del lugar, sin embargo, obteniendo un resultado diferente.

    —Lamento que hayas tenido que estar en nuestro hogar unas cuantas horas oliendo la porquería de la ciudad subterránea. Como nosotros elegimos estar ahí, ¿no crees? Idiota... —dice lo último por lo bajo el azabache, chasqueando la lengua al terminar.

    «Qué imbécil de mi parte» piensa la rubia al meditar en lo que dijo.

    —¿Cuáles son sus nombres? —intenta la rubia de amenizar la tensión dentro del vehículo.

    Ninguno de los presentes repara en responder, puesto que la preocupación de su próxima tarea les caía encima. Lamentablemente, su viaje sería largo y silencioso para el infortunio de ellos. Para Elina igual.

    El intento por agradarles a los nuevos miembros es lo importante para ella, pero son inútilmente obvias las intenciones de aquellos chicos.

    —Ya verán que, cuando lleguemos al cuartel, verán de un modo diferente las cosas. Por favor, anímense.

    —Sí, claro. Vamos a estar muy animados con lo que tu amigo rubio le hizo a mi hermano Levi, ¿no? —reclama la pelirroja furiosa al señalar con su cabeza el cabello húmedo del azabache al reincorporarse en su lugar.

    «Levi, ese es su nombre». Elina presta más atención a su aspecto recientemente desaliñado. Su camisa blanca está combinada con gotas cafés y amarillas del rastro de humedad de agua ya casi seca. ¿Qué fue lo que pasó mientras ella estaba ausente?

    —¿Quién de los dos lo hizo? —la reacción tan preocupada de la rubia sorprende al trío de amigos, quienes se ven entre sí al no saber qué decir.

    —Deja esa cara de constipada. Parece como si hubieras estado estreñida toda una semana —arremete Levi tratando de desviar la conversación. El rostro de aquella rubia solo lo marea—. Solo déjanos en paz. Después de todo, ustedes hicieron esto para nosotros, ¿verdad? Qué patética te ves intentando lucir preocupada. Seguro que ese idiota de cabello relamido te dijo que actuaras así. ¿O no lo hizo?

    Elina observa que es mejor quedarse callada ante las palabras molestas de Levi, quien mantiene la mirada alejada de ella. Es una lástima el hecho de que se muestre tan molesto pero, ¿quién no lo haría?

𝑊ℎ𝑒𝑛 𝑇ℎ𝑒 𝐷𝑎𝑤𝑛 𝐶𝑜𝑚𝑒𝑠 / 𝐿𝑒𝑣𝑖 𝐴𝑐𝑘𝑒𝑟𝑚𝑎𝑛 /Donde viven las historias. Descúbrelo ahora