― Estar en la cancha me despeja más que cualquier otra cosa, por eso me gusta jugar al voleibol, porque puedo estar en mis cinco sentidos sin estar en mis cinco sentidos. ―𝑻𝒔𝒖𝒌𝒊𝒔𝒉𝒊𝒎𝒂 𝑴𝒂𝒔𝒂𝒎𝒊.
― Es rápida, con buena reacción. Es un pel...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La historia de Instagram de la hermana menor de Tsukishima esa mañana fue vista por varios de sus amigos agregados en la aplicación.
Así que cuando su hermano la abordó en los pasillos antes de la hora del club, no se extraño. ― De todos los chicos de la escuela, ¿en serio tenía que ser Kageyama? ―pregunto Tsukishima y su hermana suspiro.
― Kei, es mi amigo, no mi novio, no hagas un show por favor. ―dijo a secas la libero de cabellos rubios. ― No con el campamento con los de Tokyo tan cerca.
― ¿Estás muy emocionada , no? ―Kei pregunto aquello de forma más seca de lo habitual.
― Kei, no sigas por allí. ―pidió la chica.
― ¿A quién quieres ver, eh enana? ―la libero puso los ojos en blanco.
― A. Nadie. ―ella se dio media vuelta. ― Mejor preocúpate por tus exámenes, Kei, porque yo tengo cosas que hacer.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mientras Hinata y Tobio se quedaban en casa repitiendo exámenes, nosotros entrabamos a la preparatoria Nekoma ―llevaba auriculares pero escuchaba la conversación entre los capitanes, sobre sus notas―, contuve la risa mientras veía a la estrella del Nekoma con Tanaka hablar de las managers y como Nishinoya arrastraba a Kei.
Llegamos al gimnasio y comenzamos a calentar, Daichi se quedó hablando con el capitán del Nekoma, mientras todos calentaban, Noya y yo comenzamos a practicar recepciones desde antes ―en posiciones incómodas―, Noya tenía mi misma edad, pero me comenzaba a corregir algunas cosas y felicitar por mi ritmo de salvadas.
El primer partido a jugar, era contra el Fukurodani, y cuando estuvimos en la misma cancha ―instalándonos― él no tardó en levantarme en brazos.
― Mi pollito. ―Bokuto me abrazo y alzo alto.
Vi a mi hermano poner una mala cara.
― Boku... ―salude aunque la altura a la que me alzo me daba algo de impresión.
Era más que la última vez. ― ¡No me digas que eres la defensa de los cuervos! ―dijo Bokuto aun alzándome y zarandeándome un poco, por la emoción.
