➷ 01 ➹

114 31 6
                                    

Zhan estaba acostado, como se había convertido en su rutina de vida desde hacía unas semanas. El medico de los conejos había venido nuevamente a visitarlo. Las noticias eran las mismas que había dado al dar su diagnóstico inicial, sus huesos sanaban muy lentamente debido a que el "accidente", como insistían en llamar a lo sucedido, había ocurrido cuando estaba en la transición entre conejo a hombre. Después de mucho dolor, había logrado llegar a su forma humana nuevamente, pero de allí a poder levantarse de la cama, había mucho trecho por recorrer.

Sus hermanos lo visitaban de vez en cuando, su madre Liam llegaba y le ayudaba a bañarse, luego peinaba su cabello, le daba un beso en la frente y salía de allí tan rápido como podía. Lu, su hermana mayor, estaba demasiado ocupada con el asunto de Won y su fuga con el lobo, como para visitar a su desvalido hermanito menor. Esa era otra de las cosas que más dolía a Zhan, aunque él era el menor de los cachorros, Won siempre fue el consentido. Era normal que lo olvidaran muchas veces sus padres cuando lloraba en su cuna.

Con una sonrisa amarga limpió una lágrima solitaria que rodaba por su mejilla, no quería que si alguien entraba lo encontrara con la guardia baja. Él tenía una reputación que mantener, él era el bromista de la familia, la espina en el trasero de todos los amargados. Jamás nadie sabría cuánto le dolía el eterno abandono de su los que amaba.

Suspirando cansado comenzó a sentir el efecto relajante de la medicación que el médico le acaba de administrar.

Supuestamente eso le ayudaría a calmar el dolor crónico de su espalda. Dándose por vencido cerró los ojos, a veces dormir era una buena idea, especialmente cuando tu vida apesta.

Unos fuertes gritos que venían desde el primer piso hicieron despertar a Zhan. Su corazón comenzó a latir tan fuerte que pensó que se le saldría del pecho al reconocer una de las voces, era Yibo, el alfa de los leones. El temor de que viniera a terminar lo que había comenzado durante la anterior luna llena lo embargo como si de una capa oscura se tratara.

Casi le parecía ver al imponente dios entrar por la puerta de su habitación, todo para tomarlo del cuello rompiéndolo con sus grandes manos. No era ningún secreto que Zhan le tenía miedo, mucho miedo, y por muy buenas razones.

Apretando la gruesa manta de algodón contra su pecho, quiso levantarse de la cama, mala suerte que el fuerte dolor en su baja espalda le recordara la razón de por qué estaba en la maldita cama. Sintiéndose indefenso comenzó a hiperventilar.

-¡Su maldito hijo esta emparejado!- escuchó el grito de Yibo -Según el alfa Darren el chico esta embarazado.

-Simples palabra, son solo eso simples palabras- se defendió el alfa de los conejos continentales -Mi hijo no se emparejaría con un maldito lobo.

-Entonces te recuerdo cual fue el fallo del Consejo- la voz helada de Yibo asusto más a Zhan que los primeros gritos -Es hora de que me pagues según lo acordado y temo que no tienes con qué hacerlo.

Zhan con mucho esfuerzo logró controlar su respiración, poniendo las manos sobre su pecho trato de calmar el latido desbocado de su corazón. Agudizando los oídos, trato de no perder detalle de la conversación. Una suerte que los dos alfas no tuvieran problemas en gritarse mutuamente.

-Conozco los que dice el maldito contrato- la voz de el conejo Alfa tembló de modo casi imperceptible.

-Las cosas están bastantes claras, a mi modo de ver- hablo fuerte Yibo, haciendo que su voz retumbara por toda la casa -Si no hay pareja, entonces me regresas las tierras que te cedi y el dinero que se giró a tu cuenta personal.

Un incómodo silencio invadió la casa, ahora más que nunca Zhan hubiera querido levantarse de su prisión de mantas para ir a curiosear que ocurría en la planta baja. Al parecer la conversación se dio por terminada, ya que el fuerte golpe de la puerta contra el marco fue lo último que se escuchó de parte de los alfas. Dejando salir el aire lentamente Zhan relajo la espalda contra el colchón de la cama, la punzaba de dolor le dijo que había abusado de sus posibilidades el tratar de levantarse por sí mismo.

Cuando el León probó a su Conejo 2 [YiZhan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora