•Soft heart

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Cuando despertó, casi saltó de la cama. Tanteó las sábanas, buscando su celular, ya que se había quedado dormido con el aparato en la mano. Cuando finalmente lo encontró vio que tenía un mensaje de HyungWon y sonrió como un idiota a la pantalla.

La sonrisa le duró hasta que llegó al gimnasio y vio la lista de personas que aguardaban su “atención personalizada”.

—Tu necesitabas un trabajo —le dijo Chang riendo al ver su cara—, bien, ahí lo tienes. Ahora sonríe como lo estabas haciendo cuando cruzaste la puerta y dales una buena clase a esos flacuchos que esperan por ti. ¡Fighting, grandote!

La mañana fue más agotadora de lo que pensaba y tuvo que sumarle el reto extra que fue eludir las insinuaciones de algunos de sus “alumnos”. Al parecer el mundo se volvió gay —pensó mientras intentaba no golpear a un idiota que había tenido la osadía de acariciarle un muslo.

Cuando terminó la última clase, corrió al vestuario y se metió bajo la ducha. Necesitaba prepararse para ir a ver a su hombre. Miró el reloj mientras tomaba un taxi hasta el museo y cuando llegó, casi sin aire, la recepcionista le avisó que el profesor Chae se encontraba en su taller y que no esperaba a ningún alumno. Casi tropieza con sus propios pies en la prisa por verlo. Dio unos golpecitos en la puerta y cuando escuchó la voz ronca del otro lado, el calor empezó a trepar por su cuerpo.

HyungWon lucía más hermoso,que de costumbre, si ello era acaso posible. Su cabello lucía despeinado y vestía una camisa holgada de lino. Unos lentes dorados eran todo lo que adornaba aquella cara preciosa. Hoseok se llevó una mano al corazón y contuvo el aliento.

—¡Hoseok! —exclamó HyungWon sonriendo ampliamente— creí que ya no vendrías…

Sus pies se movieron hacia adelante y en un arrebato de pasión que, por supuesto no lo sorprendió, tomó al alto por la cintura y lo tiró en un beso apasionado que hizo que ambos casi cayeran al piso. HyungWon alargó una mano hacia la mesa para evitar caer y jadeó sorprendido. Cuando Hoseok cortó el beso, tenía las mejillas arreboladas y lucía agitado.

—Lo siento. Debía hacerlo… ¿Cómo es que el mundo no se vuelve loco de amor al verte? —dijo con toda la sinceridad que creyó posible, aunque sin una pizca de arrepentimiento.

HyungWon parpadeó aturdido y sonrió con timidez mientras se acomodaba la camisa dentro del delantal de trabajo.

—Qué disparates dices —balbuceó ruborizado y sin atreverse a mirarlo a la cara—, pero gracias por el piropo. Tú también te ves muy bien.

—Hablo en serio —dijo acercándose a HyungWon, que respiró hondo y no se atrevió a moverse de su lugar. Cuando lo tuvo apresado entre sus brazos, Hoseok acercó su boca al cuello dorado y aspiró el perfume—. Me vuelves loco, ¿puedes ver cómo mi cuerpo reacciona ante el tuyo? —Su boca comenzó a moverse despacio por la piel tibia y crispada—, no puedo sacarte de mi cabeza —dijo repartiendo besos lentos por el cuello hasta llegar a la barbilla, entonces sacó la lengua y lamió todo el camino hacia su boca. HyungWon gimió por lo bajo y suspiró.

—Yo-yo también pensé en ti… Dios, Hoseok… de hecho, creo que últimamente ocupas todos mis pensamientos...

Hoseok sonrió contra los labios rojos y apresó el labio inferior entre sus dientes. Los ojos del alto se cerraron, entregándose por completo al deseo que estaba abrumando sus sentidos.

—Ejem, ejem…

HyungWon entonces abrió los ojos, alarmado y giró la cabeza para encontrar a Kihyun que los miraba desde la puerta con una sonrisa divertida en la cara.

—A ver, par de tórtolos —dijo este acercándose a un armario de donde sacó unos pinceles y algunos pomos de pintura—, de veras que entiendo que no puedan mantener sus manos alejadas el uno del otro, pero siento decirles que mis alumnos llegarán de un momento a otro y, aunque yo apoyo totalmente toda esta locura, DongHae está afuera preguntando por ti, cielo…

Hello, strangerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora