Rumores
Era pasada la medianoche y el cielo estaba despejado, permitiendo que las estrellas brillaran intensamente. Morgan se encontraba en la torre de Astrología, contemplando el majestuoso firmamento nocturno. Sin embargo, esta noche no había paz en su alma, ya que esa pesadilla recurrente la atormentaba una vez más. La misma cabaña sombría. La presencia oscura llamándola insistentemente. Morgan se acurrucó en sí misma, tratando de controlar su respiración mientras Nate, su fiel serpiente, intentaba reconfortarla acariciando su mejilla. El sueño la abrumaba y desesperaba, sin saber qué pensar ni qué hacer, anhelando que todo aquello llegara a su fin. La torre de Astrología se había convertido en el refugio de la joven Slytherin, desde su primera clase algo en ésta la llamaba y le hacía sentir cómoda, mucho más en la noche.
Mientras la joven se sumergía en sus pensamientos, percibió unos pasos aproximándose a ella. De forma ágil, se levantó y se limpió el rostro. Justo cuando se disponía a marcharse, una mano cálida se posó en su hombro. Al alzar la mirada, se encontró con la figura de la directora Minerva McGonagall. La directora, vestida con su pijama verde, un gorro de noche y unos lentes que ocultaban unos ojos fatigados, despertó curiosidad en la joven. ¿Qué motivo tendría para estar allí? Morgan estaba convencida de que resultaba imposible saber que la torre de Astrología estaba ocupada en ese momento, ya que por lo general solo se encontraba disponible para los estudiantes que deseaban estudiar los cielos. Esa práctica no era común, a menos que hubiera exámenes parciales. La mayoría prefería aprovechar las horas nocturnas para descansar y no quedarse hasta altas horas de la noche contemplando el firmamento.
— Buenas noches, señorita Morgan —, le saludó la directora. — Es raro que un estudiante de primer año muestre tanto interés en el cielo nocturno, ¿pasa algo?
— No es nada, buenas noches —, cortó la Slytherin, pero enseguida Minerva la detuvo colocando su mano en el hombro de la estudiante.
— Señorita Morgan, Hogwarts es su hogar ahora. Si necesita hablar con alguien o tiene alguna preocupación, no dude en acudir a mí. Estoy aquí para apoyarla —, le alentó la directora McGonagall.
— Directora McGonagall, agradezco su preocupación, pero no quiero molestarla. Estoy bien, en serio —, respondió Morgan con cierta amargura en su voz.
Minerva asintió comprensiva y suavizó su expresión.
— Entiendo que no haya sido fácil para usted, pero en Hogwarts todos los estudiantes son bienvenidos, independientemente de su pasado. Quiero que se sienta parte de esta comunidad y que confíe en nosotros. Estamos aquí para aprender y crecer juntos.
Al escuchar aquellas palabras, Morgan sintió un calor que hacía meses no sentía, alguien a quien mirar cuando se sentía pérdida, una guía a la cual recurrir cuando necesitaba ese apoyo que solo una figura materna o paterna le daba a un pequeño.
— He tenido el mismo sueño últimamente, directora McGonagall. Me sentía atrapada en una cabaña oscura, y había un ente aterrador que me llamaba. No sé qué significa, pero me siento atraída a éste y, a su vez, me aterra estar en su presencia —, la mirada de Minerva se suavizó aún más y acarició gentilmente el hombro de Morgan.
— Los sueños pueden ser confusos y aterradores a veces, pero siguen siendo eso, sueños y solo en nosotros recae si permitimos que nos controlen o no.
Morgan se sintió conmovida por las palabras reconfortantes de la directora. Por un instante, las barreras que la rodeaban parecieron debilitarse.
— Gracias, directora McGonagall —, sonrió la Slytherin.
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SANGRE OSCURA: LA MALDAD EN LA LUZ
Fiksi PenggemarVarios años han pasado desde que Voldemort fue derrotado, un nuevo mundo mágico ha surgido de entre la desgarradora tercera pelea mágica. A pesar de los tiempos de paz, la maldad siempre está al acecho, así que cuando la hija de dos mortífagos ingr...