Hombres de uniforme rojo, con dos bandas blancas cruzadas entre sí y arma en mano aglomeraban el pueblo de Port Royal, revisando en diferentes viviendas y en pequeños locales comerciales, con el fin de dar con el paradero del pirata fugitivo.
"¡Debe estar por aquí!" "¡Busquen bien!" "¡Revisen las escaleras!" Gritaban sin cesar por los lugares donde pasaban.
Cuando los soldados se dispersaron Satoru salió detrás de un cuerpo ahorcado, portando su espada en todo momento observó como una fila de soldados que seguían patrullando la zona le cerraba el paso. Esto hizo que se metiera inmediatamente en un local para no ser visto.
Al entrar envaino su espada, dando una mirada rápida al área descuidada llena de paja, herramientas y un... ¿Burro?
Sus ojos celestes captaron un yunque y junto a él un martillo de punta, perfecto para romper el fierro que lo mantenía preso. Ni bien dejó su sombrero sobre la mesa de trabajo y sostuvo el martillo escuchó una botella de vidrio caer suavemente al piso alertándolo, buscando al responsable del sonido.
Cuando vio a ese hombre viejo, sentado y portando un mandil de herrero concluyo dos cosas, la primera es que era el dueño del lugar o uno de los trabajadores y la segunda, se caía de borracho, esto porque Satoru se acercó desconfiadamente al viejo y lo toco un par de veces e incluso le gritó, asegurándose de que estuviera completamente dormido.
El albino no perdió más tiempo e inmediatamente coloco las gruesas cadenas en el yunque empezando a golpearlas con desesperación con el martillo. Luego de varios golpes solo consiguió doblar más las cadenas. Buscando otra manera de romperlas vio un mecanismo giratorio impulsado por el mismo burro que vio al inicio, tuvo la idea de meter las cadenas dentro de la rueda, aplastándolas y rompiéndolas, pero tenía que hacer caminar al burro y lo haría de sin importar el costo.
Sacó un fierro que se encontraba dentro del horno industrial al rojo vivo, lo examinó unos segundos para después presionarla en las posaderas del animal que gimió adolorido empezando a trotar, entonces la rueda comenzó a girar y Satoru se colgó entre el mecanismo de ruedas logrando romper sus cadenas, liberándose, esbozando una sonrisa de festejo, al fin volvía a ser libre. Pero su felicidad duro unos segundos cuando oyó la puerta principal abrirse, volviéndose a esconder inmediatamente sin darle tiempo a llevarse sus cosas que seguían expuestas sobre la mesa de trabajo.
(...)
Cerrando la puerta detrás de si, un joven herrero observo extrañado el movimiento del lugar, apurando el paso llegó junto al burro y lo calmó acariciando su cabeza con dulzura, así deteniendo el mecanismo.
El silencio reinó y fue destronado por los movimientos del pelirosa al quitarse su saco y desabotonarse un poco su chaleco mientras avanzaba por el sitio buscando a alguien.
―Sigues donde te dejé ¿Eh? ―Sonriendo orgullosamente se alejó del viejo hombre ebrio, aun dormido.
Indagando por el sitio, tiró a un lado su saco y reconoció su martillo fuera del lugar donde lo había guardado.
ESTÁS LEYENDO
𝕵𝖚𝖏𝖚𝖙𝖘𝖚 𝖔𝖋 𝖙𝖍𝖊 𝕮𝖆𝖗𝖎𝖇𝖇𝖊𝖆𝖓
FanfictionMar Caribe, siglo XVIII. El Capitán Satoru Gojo piratea en aguas caribeñas, pero sus andanzas terminan cuando el Capitán Suguru Geto, después de robarle su barco, el Perla Negra, ataca la ciudad de Port Royal y secuestra a Nobara Kugisaki, nieta de...