Estábamos ya a mediados de julio y comenzaba a hacer mucho calor.
Ya llevábamos mes y medio en el campamento y todo parecía ir genial,nuestras técnicas de juego habían mejorado bastante en poco tiempo y me sentía más unido a Kageyama que nunca.
Incluso había conocido a personas nuevas en aquel campamento, ayer conocí a un tipo realmente interesante y divertido en un entrenamiento, el cual me pidió el número de teléfono, su nombre era Atsumu Miya y era impresionante lo bien que era en el voleibol, cuando lo vi casi me hice pis.
Su posición era como armador y era una bestia en el juego, definitivamente alguien al cual temer.
Estos últimos días he estado saliendo bastante con él y he conectado más con él más de lo que creía, descubrí algunas cosas sobre él, como que su comida favorita son los bollos de carne, ¡Como yo!, el que tiene un hermano gemelo y que juega a voleibol desde los 5 años.
Tengo que admitir que a veces me quedó más tiempo mirándolo de lo que debería y él me da una de sus sonrisas tranquilizadoras que me hacen apartar la vista avergonzado.
Hacé poco hablé con bokuto y akaashi sobré lo que a veces me pasaba con Kageyama y ellos me dijeron que probablemente también me atraigan los hombres y que es normal que te agrade el físico de uno, según bokuto dice <<la belleza frágil de un hombre hay que apreciarla y acariciarla como una flor...>>o algo así.
Y bueno, a veces me pasa eso con Atsumu, me quedo mirándolo demasiado tiempo, porque es como...woaaah, bueno...ya me entendéis.
Hoy estaba en el segundo entrenamiento del día,practicando remates con Kageyama hasta que vi que Miya se acercaba hacía nosotros.
—Hola Hinata, venía a devolverte esto que te dejaste ayer en mi cuarto—Me extendió mi sudadera y se giró hacia Kageyama,el cuál le miraba con una mirada escalofriante—Hola a ti también Tobio.
Él se limitó a no responder y le miré con una mirada reprobatoria.
—Eem,m-muchas gracias por la sudadera—le agradecí avergonzado sintiendo como se me enrojecían las orejas.
—No es nada,cuando quieras repetimos—Me sonrió gentilmente y mantuvimos miradas.
Un gruñido tosco nos sacó de nuestro trance y ambos miramos a Kageyama algo desconcertados.
—Deberías irte ya, ¿No, Atsumu?—Su voz sonaba fría y su expresión era oscura.
El nombrado sonrió maliciosamente y ambos se retaron con la mirada.
No sabía que hacer,me sentía pequeño en medio de ambos y lo peor de todo, no entendía absolutamente nada.
Después de lo que me parecieron horas, Miya desvío la vista hacia a mi y me sacudió el pelo cariñosamente susurrando un inaudible <<Nos vemos>>
Me quedé mirando cómo se iba y como los músculos de su espalda se tensaban mientras andaba.
Cuando me di la vuelta para reprocharle a kageyama su actitud de minutos antes, él ya no estaba, había desaparecido.
¿A dónde se había metido ahora?
Lo busqué por todos lados, molesto por haberme dejado ahí, solo.
Entré en los vestuarios como último recurso y suspiré al encontrarle allí aferrándose al lavabo con la cabeza gacha.
—¡Aja!—Grité molesto a lo cuál él subió la cabeza sobresaltado y le señalé con un dedo recriminatorio—¡Con que aquí te habías metido!
—No estoy para soportar tus mierdas ahora, ¿Vale? Así que sal de mi puta vista.—Paso por mi lado chocando mi hombro bruscamente y se dirigió hacia la salida.
Ignoré la punzada que sentí en el pecho tras esas palabras y le agarré de la muñeca, reteniendolo.
Él se zafó de mi agarre bruscamente y me pegó un empujón.
—¡No me toques imbécil!—las manos le temblaban.
-¿Pero qué mierda te pasa?—grité enfadado—¡Estábamos tan bien!, ¿Por que estas tan enfadado ahora?
Le miré incrédulo exigiéndole una explicación.
—Dime qué he hecho ahora para que estés así.—Volví a insistir.
Él soltó una risa fría y se pasó la mano por la sien.
—¡Dios,Kageyama!—Me tiré de los pelos frustrado y me acerqué a él—¡¿Por que te gusta tanto complicar las cosas?!
—¡¿Y a ti por que te gusta tanto joder en la puta vida de los demás, eh?!—se acercó hacia mí enfrentándome.
—¿A qué te refieres con eso?—Vi cómo a kageyama se le oscurecían, hacía tiempo que no lo veía así.
—Me refiero a que...quizás deberías comprarte una puta vida o a joderle la vida a otra persona, ¿No crees?—Dijo con una voz afilada que me hizo retroceder.
¿Qué era esto...? No, no ,no...sentí como se me contraía el pecho de dolor y se me humedecían los ojos, joder, no debería estar sintiéndome así, no...no.
Pero dolía y todo en lo que podía pensar era en que quizás yo era el único que se sentía de tal forma, yo era el único que se sentía bien con su compañía y se divertía con las peleas matutinas que teníamos día a día y lo peor de todo, quizás era yo el único que deseaba conocer todas aquellas partes que desconocía de Kageyama.
Me limpié las lágrimas y levanté la mirada resignado.
-Bien, tienes razón—sonreí inexpresivamente—Te dejaré solo al igual que lo has estado siempre y dudo que alguna vez dejes de estarlo, porque se ve que estás muy lleno de ti mismo como para preocuparte por otra persona que no seas tu.
Cogí mis cosas de mi taquilla con frenesí y antes de salir me paré en la puerta y le mire, él aún seguía de espaldas con la cabeza baja.
—Desearía no haber perdido mi valioso tiempo con alguien como tú.—Escupí con odio y resignación y finalmente salí.
Una vez fuera dejé que las lágrimas salieran y comencé a correr afuera del campamento buscando aire fresco, necesitaba distraerme.
Lo odio. Lo odio. Lo odio.
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The Gold Of The Moon
RomanceTobio kageyama y Shoyo hinata son los elegidos para ir a un campamento de verano junto a voleibolistas profesionales, que les ayudaran a reforzar sus técnicas de juego. Una gran oportunidad para ambos. Tres meses. Todo un verano teniendo que soporta...