𝐆𝐢𝐚𝐝𝐚
El sol entraba por la ventanilla del coche iluminando y acalorando el ambiente. El calor de Madrid era insoportable, estaba asfixiada. Encendí el aire del coche y resoplé. Oí como mi padre se rió.
-Estás acalorada por lo que veo, ¿no?-lo miré de reojo y aunque él estaba con la mirada fija en la carretera, noté como en su rostro se podía apreciar una sonrisa burlesca.
-¿En serio?-dije con ironía siguiéndole el rollo.
Mis mejillas rojas y el sudor que rodeaba mi frente me hacían ver ridícula. Los dos nos reímos ante la situación. Nuestra relación de padre e hija es muy fuerte.
Mi padre es el primer amor de mi vida. Aquel amor que no me ha traicionado, herido y desilusionado. Lo que más puedo destacar de él es que es una buena persona. Parece poco, pero si lo piensas es la mejor virtud que puede tener alguien. No quiero imaginarme que un día pueda faltar. He notado la ilusión en sus ojos y siempre ha estado ahí si lo necesitara, dándome lo que seguramente no tenía si me hacía falta.
-Pues te tendrás que ir acostumbrando-me advirtió.
Me ha conseguido un puesto en el Real Madrid, dice que prefiere tenerme cerca y así evitar extrañarme. Me había tirado los dos últimos años trabajando con la Juventus de Turín, allí en Italia, mi país natal. Pero este año, había decidido hacerle caso y venirme a Madrid. El club tiene mucho más éxito que la Juventus.
Últimamente, la liga italiana no está teniendo mucho rendimiento y el trabajo allí no es tan elaborado. Sin embargo, en la liga española, he oído que el equipo blanco está por los aires. Aquí podría dedicarme realmente bien a lo que me gusta.
-Supongo que podré aguantar-di por zanjada la conversación restándole importancia al tema. A continuación miré a través de la ventanilla y observé lo bonita y grande que es la capital Española.
-Me alegra mucho que estés aquí-mi padre colocó su mano en mi muslo y dio un leve apretón en señal de apoyo. Dirigí mi mirada hacia él. Apartó su vista de la carretera una fracción de segundos para sonreírme y yo le devolví el gesto.
Me quedé un tiempo pensado antes de contestar. No voy a negar que yo también me siento alegre por volver a estar junto a él. Para mí, mi padre siempre ha sido mi mejor amigo y desde que se mudó a España, lo he extrañado cada día. Ahora que por fin estamos juntos, siento paz y calma, porque ya sé, que pase lo que pase, él va a estar ahí apoyándome y protegiéndome de todo lo malo. No voy a estar más sola.
-A mí también me alegra estar aquí-susurré, pero tengo la certeza de que lo llegó a oír.
𝐆𝐢𝐚𝐝𝐚
Miro al frente y me encuentro con las personas que más quiero. Me siento querida, arropada y protegida. Me siento como en casa.
Mi padre y mi hermano Davide charlaban sobre fútbol. Atenta a esa imagen me pongo a pensar y me doy cuenta de que mi padre es como un genio de la lámpara, se encarga de cumplir nuestros deseos. Por eso lo admiro tanto. El sueño de Davide fue seguir sus pasos y convertirse en el futuro entrenador del equipo blanco. Aunque eso fuese un trabajo complicado, mi padre movió cielo y tierra para que consiguiera un puesto en el equipo técnico, y ahora, Davide es el segundo entrenador del equipo.
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De Madrid al cielo • Jude Bellingham
Romance𝑮𝒊𝒂𝒅𝒂, 𝒍𝒂 𝒉𝒊𝒋𝒂 𝒅𝒆 𝑪𝒂𝒓𝒍𝒐 𝑨𝒏𝒄𝒆𝒍𝒐𝒕𝒕𝒊, 𝒆𝒍 𝒆𝒏𝒕𝒓𝒆𝒏𝒂𝒅𝒐𝒓 𝒅𝒆𝒍 𝑹𝒆𝒂𝒍 𝑴𝒂𝒅𝒓𝒊𝒅, 𝒄𝒐𝒏𝒐𝒄𝒆 𝒂𝒍 𝒋𝒖𝒈𝒂𝒅𝒐𝒓 𝒆𝒔𝒕𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒉𝒂 𝒃𝒆𝒔𝒂𝒅𝒐 𝒆𝒍 𝒔𝒂𝒏𝒕𝒐, 𝑱𝒖𝒅𝒆 𝑩𝒆𝒍𝒍𝒊𝒈𝒉𝒂𝒎. 𝑨𝒎𝒃𝒐𝒔...