CODE ;; 004

42 2 0
                                    

— Entonces

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— Entonces... ¿Solo vamos a cenar y ya?

Para Arthur fue imposible no reír cuando escuchó ese comentario por parte de Paul. Era la primera vez que Verlaine pasaría la Navidad junto a él, bueno, era su primera Navidad en general. La reacción a la invitación fue bastante tierna a ojos del azabache.

Al ser alguien completamente ajeno a ciertas costumbres y tradiciones, Arthur se vió en la tarea de enseñar a su compañero de equipo y habitación diversas costumbres que se llevaban a cabo, festividades propias del país u otras a un mayor nivel. Éstos meses de un invierno frío que calaba en sus huesos también simbolizaban la llegada de Navidad, el departamento de Arthur usualmente era sencillamente decorado, sin demasiados arreglos excesivos y por supuesto, no había falta con la calefacción encendida o el agradable fuego en la cocina de una comida cálida que ayudaría a Arthur a quitarse el frío mientras degustaba la comida en su cama junto a suaves y cómodas cobijas que resguardarán su cuerpo del frío.

Paul había empezado a vivir con él prácticamente desde que había salido del laboratorio de Pan y se libró de su control, aunque no fue oficial hasta que, cuando se observó que él ya era un individuo casi independiente decidió quedarse a vivir junto al azabache de todos modos.

— Bueno, usualmente también es costumbre hacer galletas... ¿Te gustaría decorar una casa de jengibre?

— Supongo — aunque él accede, Arthur puede notar una ligera expresión de duda en su rostro.

— No hace falta hacerlo si no quieres, Paul.

— No es eso — el rubio negó con la cabeza —. Yo... Me dijeron que también se dan regalos, en ocasiones como éstas.

Ah, así que es eso.

— Bueno, eso es verdad, ¿Quién te lo dijo?

— Goethe y Shakespeare, sobre todo William fue quien sugirió muchas cosas para darte como regalo.

Arthur ríe al escuchar eso, solo porque le da gracia saber que al parecer Paul tuvo la iniciativa en saber de Navidad antes de que él se lo explicara. Al menos así esperaba que fuera.

— Yo te tengo un regalo en especial, Paul — con eso dicho, el rubio observó cómo Arthur iba hasta su habitación, saliendo poco después de ella con una pequeña caja en sus manos, la cual tenía un pequeño moño dorado a decoración encima —. Sé que tal vez no es mucho... pero es un regalo especialmente para ti.

Los ojos cafés de Verlaine brillaron con sorpresa cuando de la caja observó un sombrero, era diferente al que Arthur ya le había regalado antes. Este tenía una decoración diferente encima, el listón alrededor parecía brillar y estaba adornado con un par de flores rojas y una pequeña flor blanca, siendo acompañada por otra de un amarillo algo apagado.

— Sé que ya antes te he dado un sombrero... pero pensé que estaría bien que tuvieras más opciones que solo usar ése u otro más — mientras explicaba, Arthur soltó una ligera risa por los nervios. Observando a Paul con expectativa por su respuesta.

— Te lo agradezco.

No es demasiado lo que recibe, pero Arthur piensa que está bien. Cuando sonríe satisfecho por ello, su rostro se transforma en uno curioso al notar que Verlaine camina hacia su abrigo.

— Yo... no supe qué cosa regalarte, a decir verdad — su voz es avergonzada, algo que Arthur podía jurar no haber escuchado antes en Paul. Cuando vuelve a acercarse a él, Paul sostiene entre sus manos una bufanda roja con detalles en negro y dorado también. Es la misma paleta de colores que posee el sombrero que le ha dado — William me dio muchas opciones pero ninguna me convenció...

— Oye, es un hermoso regalo — para Arthur no hace falta que la bufanda esté envuelta en alguna envoltura, caja o una bolsa. Le es suficiente con ver la expresión suave de Verlaine mientras recibe la bufanda.

— ¿De verdad te gustó? — su expresión es más de una pregunta insegura que de sorpresa como su voz podría hacer parecer.

— Claro que sí — Arthur sonríe, sus manos toman la bufanda la cual envuelve en su cuello y también se dirigen al sombrero, ayudando a Verlaine a ponérselo sin que su cabello se arruine.

Sus rostros están a escasos centímetros, donde Verlaine puede presenciar los ojos ámbar brillante de Arthur y sentir que sus mejillas se calientan en un sonrojo que sabe que está siendo evidente.

— Combinan bien, ¿no crees? — cuando Arthur habla con un tono suave, Paul solo puede sentir que su vista se pierde más en los ojos del azabache.

— Sí, me gusta cómo se ven... — su voz es apenas un susurro.

Ninguno de los dos ha roto la distancia tan corta entre ambos. Ni separándose o uniendola.

Unas manos cálidas se posan en la cintura de Arthur a la par que sus propias manos acarician con ternura las mejillas de Paul. No pasa demasiado tiempo para que las manos de Paul no sean lo único que está encima suyo, teniendo ahora sus labios juntos en un pequeño y torpe beso que el rubio decidió iniciar.

Es corto, bastante inexperto y es imposible para Arthur no hacer un énfasis en que nota demasiado que fue el primer beso que Paul ha dado en toda su existencia.

Por supuesto, eso nunca quitó la ternura que sintió con ese beso.

Hay un momento de silencio entre ambos. Sin romper el contacto físico. Arthur decide tomar la iniciativa ahora, dándole otro suave beso en sus labios, un poco más duradero que el primero.

— Supongo... que esto puede ser mi segundo regalo para ti — las mejillas de Rimbaud están casi tan rojas como la bufanda que ahora cuida su cuello.

— ¿Besarme también es un regalo para ti?

Arthur ríe un poco dejando otro suave beso, pero ésta vez en su mejilla. Ésta vez rodeando a Paul por el cuello con ternura.

— Si te viera todos los días, por siempre, yo recordaría este momento como un regalo porque estás tú ahí, Paul.

No hicieron falta palabras por parte de Verlaine para que Arthur supiera que las suyas son agradecidas. Con el tiempo ha sabido cómo interpretar las expresiones de Paul, que dicen más que mil palabras.

Aún así, decide decir unas últimas tres palabras, solo para que su contrario pueda saberlo y no quedarse con solo una mirada sonriente.

— Te amo, Paul.

— Te amo, Paul

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
❛ Rimlaine Week | July 2024 ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora