CODE ;; OO5

53 5 1
                                    

La misión había sido sencilla; Infiltrarse y recuperar información que luego entregarían a sus superiores en el gobierno francés

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La misión había sido sencilla; Infiltrarse y recuperar información que luego entregarían a sus superiores en el gobierno francés.

No fue una misión complicada ni la primera que tenían de este estilo, solo que en ésta ocasión en particular la fachada que usaron era ser pareja. Arthur no tenía problema alguno y Paul pareció no haberle dado tantas vueltas al asunto, pero algo en el azabache seguía preguntándose ¿Por qué? Seguro había sido idea de Víctor o William.

Como sea, el hotel en el que estaban ahora solo tenía una cama matrimonial, pues sería raro que una supuesta pareja necesita dos camas individuales. La misión había sido llevada a cabo con éxito y solo les quedaba un último día antes de partir en la mañana de nuevo a Francia, así que tenían un día libre completo para relajarse al menos.

La calefacción del cuarto estaba encendida mientras Rimbaud yacía en la cama junto a varias cobijas de invierno que había pedido cubriendo todo su cuerpo. Ninguna novedad para los ojos de Verlaine.

— Rimbaud, llevas toda la mañana ahí.

— Hace demasiado frío — lo único que se asomaba entre las cobijas era el rostro del azabache, quien temblaba ligeramente bajo las cobijas. Verlaine suspiró.

— ¿Te vas a quedar ahí todo el día? — ni siquiera sabe por qué ha preguntado sabiendo que la respuesta es un fuerte y claro "Si".

— Todavía quedan remanentes del invierno durante estos meses — explicó acurrucando su cuerpo entre las sábanas. Arthur no había recibido una respuesta por parte de su compañero y en ésta posición no pudo ver al rubio de reojo para saber qué hacía, escuchando ligeros pasos hacia la puerta de la habitación.

Verlaine se había ido.

Arthur suspiró volviendo a cubrir su rostro con las cobijas, abrigandose más y buscando permanecer en la calidez de la tela en conjunto a su propia ropa. Sus párpados no tardaron demasiado en sentirse pesados, con parpadeos lentos que pronto se detuvieron cuando el sueño fue más grande que la voluntad para permanecer despierto y esperar a Paul.

Su pequeño descanso, ¿O tal vez largo? No supo cuánto tiempo permaneció dormido, no debió ser tanto puesto que la persiana aún estaba iluminada por el sol que golpeaba la ventana. Su cuerpo se giró al sentido contrario a la ventana, justo al otro lado un peso extra estaba ahí, causado por Paul, sentado en la cama mientras sostenía una taza de lo que parecía ser café por el olor que desprendía la taza.

— ¿A dónde fuiste? — su voz le sorprende a sí mismo al notar lo adormilado que se encuentra aún. Los ojos de Paul lo miran mientras baja la taza hacia su regazo.

— Fuí por cosas para prepararte un chocolate.

Eso fue... inesperado.

— ¿De verdad? — Rimbaud aún parece incrédulo ante la idea y sin embargo es una realidad, Verlaine gira hacia la mesa de noche a un lado de la cama y le extiende una taza tibia con chocolate caliente. Bebe de ella una vez toma asiento en la cama, claro sin abandonar las suaves y cálidas cobijas —. Está delicioso.

— No hay de qué.

El azabache sonríe aunque la respuesta de Verlaine sea bastante corta. Sopla un poco en la taza y vuelve a beber el chocolate, sin duda una delicia que ayuda con sus escalofríos y mejora su condición tan débil ante el frío.

El silencio reina en el pequeño cuarto de hotel, que era prácticamente un diminuto apartamento al incluir una cocina para no tener que salir por comida todo el tiempo. Eso facilitó mucho las cosas durante la misión, sin dudas.

Un último sorbo da a su taza antes de que decida dejarla sobre la mesa de noche a su lado de la habitación y Verlaine pronto se sorprende cuando los brazos de Rimbaud rodean su cintura, está siendo cubierto con las cobijas también. Arthur se recuesta a su lado, recargando su cabeza junto al cuerpo del rubio con una suave sonrisa.

— Despiértame para hacer la cena, ¿De acuerdo? — pide Arthur mientras cierra los ojos, un bostezo lo acompaña antes de que vuelva a caer dormido.

Paul sonríe y sus manos, aún tibias por la taza de café, recorren con cariño los cabellos azabaches, acomodandolos tiernamente a un lado de su rostro.

— Por supuesto, chéri.

— Por supuesto, chéri

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
❛ Rimlaine Week | July 2024 ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora