ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ 14

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20 de Diciembre

Habías pasado toda la noche en vela, luego de golpear a George te habías sentido terriblemente mal por esa acción, aunque las chicas quisieron saber que te pasabas no tenías las ganas de contarles. La noche para ti fue larga, más larga de lo que hubieses deseado, estabas agotada de tanto pensar y aún así no podías dejar de hacerlo, tu cabeza repetía la situación mil veces buscando reacciones diferentes que pudiste haber tenido y sus posibles desenlaces, pero lo sabías, sabías que aunque pensarás en mil cosas jamás podrías volver y no tener la reacción que tuviste.

Por momentos pensaste en levantarte, caminar hasta el cuarto de los chicos y disculparte, te sentías tonta por esa idea, ellos se habían burlado de ti por meses y tú querías ir a disculparte.

Pensaste mucho en eso, en como te sentías, en lo que pasó en la fiesta de Halloween, tus sentimientos por George, tu amistad con Fred y toda la estresante situación de esconderte por Hogwarts cuando los veías, solo por qué no podías enfrentar la situación.

Querías que te explicaran mejor, pero no querías entenderlos.

Querías que se volvieran a disculpar, pero no querias perdonarlos tan fácilmente.

Querías que te hablaran, pero no querías escucharlos.

Suspiraste dando una milésima vuelta por la cama mientras te maldecías por no encontrar una situación, Hermione y Ginny te habían dado el consejo de discutirlo con ellos, está abierta a perdonarlos y entenderlos.

Pero si lo hacías seguirías sintiéndote mal, pensaste en perdonarlos pero dejarlos a prueba, esa idea te gustó más, pero tenías miedo de confiarte demasiado y volver a caer en otra cruel broma que te dejaría llorando por días.

No querías eso, tenías mucho amor propio para auto-saborearte de esa manera.

Tu pecho tocó el colchon mientras tu cabeza se enterraba en tu almohada, tu largo cabello estaba despeinado y tus ojeras se notaban desde lejos, tu energía se había acabado por completo, tu estómago dolía al igual que tu cabeza, tu cuerpo se sentia pesado y sentiste que podías desfallecer en cualquier momento, de todas formas la idea no te parecía tan mala en ese momento.

Tus rojizos ojos fueron a parar en la ventana, viendo el sol alumbrar poco a poco las cortinas, te resignaste a levantarte y hacer algo productivo hasta que el sueño te ganará.

Con eso en mente te levantaste y fuiste al baño con pereza, después de media hora tu rostro denotaba cansancio y tristeza, pero al menos no estabas tan horrible como horas antes.

Te peinaste y te colocaste un vestido negro, te abrigaste bien antes de salir del cuarto ya que desde hace horas se sentía el frío y la humedad recorrer las calles de Londres.

Desayunaste algo de fruta junto con Kreacher que solo se dedicaba a limpiar en silencio, le agradeciste por hacer compañía y le pediste que si alguien se despertaba le anunciará que habías salido, el no dijo nada pero sabías que lo haría.

Temblaste al sentir una ventisca inesperada que recorrió tu cuerpo en el momento que cruzaste la puerta, sin importarte mucho eso seguiste caminando, lo hiciste hasta llegar a un parque bastante solitario, como no si eran las 6 a.m, ibas por el sendero mirando los pequeños animales que habitaban en la fauna, sin darte cuenta tu cabeza volvió a lo que menos querías, los gemelos, en especial George, tenías que confesar que a pesar de tu orgullo aun queriss tirarte a sus brazos como antes los hacías.

Para nadie era sorpresa lo cariñosa que podías llegar a ser en tan poco tiempo conociendo a alguien, mucho más si esa persona correspondía el cariño proporcionado, George era esa persona que si lo abrazaba el te levantaba del suelo para arroparte en sus brazos.

𝗧𝗲𝗻𝘀𝗶ó𝗻|𝗚𝗲𝗼𝗿𝗴𝗲 𝗪𝗲𝗮𝘀𝗹𝗲𝘆 (+𝟭𝟴)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora