Cap 4: Sapos.

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En un nuevo día en el pueblo del país del fuego, donde se encuentran nuestro rubio bigotudo amante del ramen y nuestro sabio y pervertido sensei, comienza una nueva jornada de su viaje de entrenamiento e investigación. Naruto, lleno de energía y entusiasmo, por el inevitable entrenamiento, está en busca de un claro alrededor del pueblo en donde pueda entrenar sin ser molestia para los civiles, lo que le había dicho su sensei pervertido. Con su espíritu inquebrantable y su habitual hiperactividad, Naruto se prepara para un arduo día de práctica.

Naruto, decidido a mejorar y a volverse más fuerte, invoca a 600 clones de sombra, para reducir considerablemente el entrenamiento. La tarea parece sencilla: cortar una hoja en dos. Sin embargo, lo que inicialmente parecía una prueba fácil, pronto se convierte en un desafío monumental. Cuatro horas después de arduo entrenamiento, Naruto, agotado y frustrado, el cual sigue sin poder cortar las malditas hojas. Sus clones están dispersos por todo el claro, cada uno intentando sin éxito completar la tarea. Naruto, con la determinación que lo caracteriza, no se rinde, aunque el cansancio comienza a hacerse notar en su cuerpo por el continuo desgaste de chackra.

En ese momento, Jiraiya aparece, observando con una sonrisa irónica a su pupilo. "Así que todavía no lo consigues, eh, Naruto. Pensé que tardarías menos con todos esos clones tuyos de los cuales tanto alardeas", comenta Jiraiya con su tono burlón habitual. Naruto, jadeando, apenas puede responder, su frustración evidente en su rostro. Pero antes de que pueda decir algo en respuesta a su sensei, se escucha un ruido a lo lejos: los clones, finalmente, comienzan a lograr cortar las hojas. El sonido de las hojas rasgándose resuena en el claro, y una expresión de sorpresa y orgullo aparece en el rostro de Jiraiya, sobre lo rápido que aprendía su pupilo.

"Bueno, Naruto, parece que lo has logrado", dice Jiraiya mientras se limpia el sudor al estilo exagerado del anime. "¿Qué te parece si vamos a comer algo antes de continuar con el entrenamiento?". Naruto, con una sonrisa amplia y radiante, responde entusiasmado. La idea de comer ramen, su comida favorita, le da un nuevo impulso de energía. "¡Sí, Jiraiya-sensei! ¡Vamos a comer!" exclama, sintiendo una mezcla de alivio y satisfacción por haber superado el desafío.

Al recordar que en este maldito pueblo no había ni una gota de ramen Naruto comenzó a llorar al estilo anime, diciéndole a su sensei que vuelvan a ichiraku, haciendo reír a Jiraiya,

—Tranquilo, Naruto —dijo Jiraiya con una sonrisa paciente—. Piensa que esto en parte te ayudara en ser un mejor ninja y mas fuerte.

—¿Cómo sería esto de ayuda? —preguntó Naruto, exagerando su tristeza, es puro sufrimiento, exclamo, mientras dejaba caer los hombros en una clara muestra de desánimo.

—El ramen es una comida poco balanceada —explicó Jiraiya, tratando de sonar razonable—. Por eso estás tan enano, dijo con un tono burlon.

—¡No te metas con mi ramen! —gritó Naruto, nuevamente exagerando su reacción y cruzando los brazos en señal de protesta y no estoy enano.

Jiraiya suspiró, sabiendo que su joven discípulo siempre reaccionaba de manera dramática cuando se trataba de su amado ramen.

—Si comes otra comida, te servirá para tu desarrollo y crecimiento —continuó Jiraiya con paciencia.

Naruto hizo una pausa, considerando las palabras de su maestro. Sabía que Jiraiya tenía razón, pero su amor por el ramen era inquebrantable.

—Bueno... creo que tienes razón, Ero-sennin —dijo finalmente, aunque su tono seguía mostrando una ligera resistencia.

—Bueno, busquemos algo para comer —dijo Jiraiya, ya cansado de las payasadas de su alumno.

Entraron a un pequeño restaurante que parecía prometedor. El lugar tenía un ambiente acogedor, con mesas de madera y una barra donde los clientes podían ver a los chefs en acción. Un camarero se acercó a ellos para tomar sus pedidos.

Un comienzo diferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora