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༺ El profesor que se ausentó ༻

  ¡Whoosh!

  ¡Thud!

  ¡Swoosh!

  ¡Thud!

  Después de una comida rápida, Rachel siguió a Elden hacia el campo de entrenamiento, donde se enzarzaron en un intenso combate.

  La sesión de hoy no fue muy diferente de la primera.

  Como entonces, esta sesión se centraba sobre todo en el entrenamiento práctico. Como tal, tanto maestro como alumno intercambiaban golpes.

  Sin embargo, algo había cambiado drásticamente.

  ...Ninguno de mis trucos anteriores funcionaba.

  Al repetir el mismo patrón de ataque de la primera sesión, Rachel se encontró con que todos sus golpes eran bloqueados, y Elden incluso tuvo algo de espacio para lanzar uno o dos contragolpes, que ella esquivó por poco.

  Además, el brillo de sus ojos era el de una bestia inteligente, que busca cualquier resquicio en su presa.

  Sus golpes, antes imprudentes, ahora eran planificados. Sus hombros, antes rígidos, ahora eran flexibles.

  Incluso sus movimientos de pies se habían vuelto variados, lejos de su antiguo enfoque directo.

  Era algo realmente peculiar.

  Rachel nunca le había visto practicar después de su primer combate.

  No tenía tiempo entre sus lecturas y otras actividades cotidianas.

  Durante años, Rachel había vigilado a su Señor.

  Su técnica era la de un gamberro.

  Incluso a veces se lo preguntaba.

  《Nunca parece mejorar.》

  Al igual que uno mejoraría su cocina practicándola todos los días, las habilidades marciales de una persona también se perfeccionarían con la práctica adecuada.

  Como un bebé que pasa de gatear a correr en poco tiempo, todo debería mejorar naturalmente con la práctica.

  Pero Elden desafiaba esta ley natural.

  No era más que un bruto, peleando sin sentido.

  Por supuesto, no es que no mejorara en absoluto.

  Pero si uno tuviera en cuenta cuánto luchaba, su progreso era simplemente abismal.

  Por eso la situación actual no tenía sentido para Rachel.

  Además, ella no le enseñó nada especial durante su primer entrenamiento.

  Simplemente le dio una paliza para medir su nivel.

  A decir verdad, su primera sesión fue más una sesión en la que la profesora hizo entrar en razón a su alumno que un entrenamiento.

  Pero, ¿es posible que lograra aprender algo profundo de aquel breve combate?

  ¿Qué está pasando?

  Con este nivel de habilidad, su Señor podría ganar fácilmente un concurso de lucha amateur.

  Su notable mejora y el nuevo brillo de sus ojos eran simplemente extraordinarios.

  ¿Qué demonios podría haber causado semejante cambio?

  ¿Quizá había consumido algún tipo de elixir milagroso?

  Si se comparaba su progreso actual, era similar al de un bebé que pasa de gatear a saltar en cuestión de días.

Transmigrado A Una Fantasía Romántica TrágicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora