T2 Cap 07 ¡Lo siento tanto!

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—¡Ah! ¡Ya sé! ¡Te voy a envenenar!-

“Envenenar" esa palabra se repitió como eco en su cabeza, ¡No quería morir!

Vale, ese estaba siendo definitivamente el peor puto día de su jodida vida.

Abrió los ojos de puro milagro, y la vió.

Una hermosa mujer de un precioso cabello blanco ¿Sería albina?, su cabello estaba amarrado en una coleta y tenía un uniforme de las enfermeras del hospital, probablemente lo habría usado para colarse con facilidad entre las enfermeras reales en el lugar.

Oh, ¿Despertaste?-

—N-no me...—su voz salió entrecortada y débil.

Ah, no se preocupe señorita, vengo a ayudar al mantenimiento de su tratamiento, pronto vendrá un doctor a atenderla.—le dedicó una sonrisa suave y amable.

¡Vaya que era buena actuando! ¿Alguien podría  darle un premio? Si no hubiera escuchado todo lo que había dicho seguro que se lo creía.

Pero no era así, había escuchado absolutamente todo y no eran buenas las intenciones de la hermosa mujer, sabía que no estaba haciendo nada para ayudarle por lo maldecía que su voz estuviera tan entrecortada y débil en ese momento.

Había practicado defensa personal y karate por siete años, ¡Pero no servía de nada si la habían acabado de atropellar y estuviera en el hospital completamente debil y adolorida.

N-no me mates...—alcanzó a pronunciar.

—¿Matarla?... ¿Señorita de que habla? Llamaré a un doctor, parece que está delirando... El golpe debió haber afectado su cabeza.-

¿Era eso? Sonaba creíble... ¿Y si en verdad estaba delirando por el golpe?

El hombre de antes entró. Era la misma voz, estaba segura.

No era demasiado alto, cabello negro un poco largo, tenía una mirada que le daba una calma inexplicable, pero no quería bajar la guardia.

¿Ocurre algo con la estabilidad de la paciente Amane?-

—Sí doctor, ella parece estar delirando, creyó que quería matarla.-

—Oh, bien, traiga las pastillas y encarguese de estabilizarla por favor.-

—Claro doctor.-

Estaba apunto de clavar un aguja en uno de los aparatos que la estaban estabilizando, le habían obligado a tragarse esas pastillas y la trataban de esquizofrénica, se sentía aún más débil, habían lanzado el bote fuera de la habitación, tal parece que la falsa etiqueta se despegó.

Cuando ese niño pequeño le salvó la vida, incluso sin saberlo.

Un pequeño niño ¿Tal vez tres o cuatro años? Entró a la habitación.

Tenía un corte extraño y su cabello era negro, además tenía unos preciosos ojos de un color lila.

Amm, ¿Doctor?, ¿Esto no debería estar en otra parte? Son... Tranquilizantes.-

—¿¡Eh?!, ah, c-claro pequeño, dáselo a una enfermera ¿Quieres?-

—Am, pero... ¡Señorita que hace!—apuntó con su dedo a la "enfermera" de pelo blanco como la nieve.

La habían atrapado en el acto, clavando la jeringa donde claramente no había que haber una.

Miko gritó con todas las fuerzas que sacó de quién sabe dónde, la mujer volteó la cabeza con furia para mirar al pequeño niño parado en la puerta de la obscura habitación, habían apagado las luces, tal vez para que las cámaras no los grabarán. Pero a penas volteó el niño le lanzó el frasco a la cara y le dió en los ojos, haciendo que cayera al suelo sobre sus rodillas debido al fuerte dolor que experimentaba, sus manos estaban en sus ojos y sangraba un poco.

¿Por qué lo hiciste? Doukaza ❄️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora