5. Copas de más

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Entonces..., ¿irás?

Leo el mensaje una vez más.

Lo ha mandado hace casi media hora. Pero, sigo sin saber exactamente qué responderle.

Y es que, no lo sé. El semestre va empezando, pero ya nos han hablado de proyectos finales, exámenes y porcentajes de calificación. No he visto a Nate en casi una semana, pero nos mensajeamos seguido.

Y bueno, resulta que esta noche habrá una fiesta en Professor Thom's. Algunos compañeros de clase lo han organizado. Por supuesto que Emma irá. Eso por automático invita a Joe, y por supuesto que él le ha mencionado algo a Nate.

Sé que él también ha estado ocupado. Han sido días bastante complicados y pesados para él en la oficina. Pero quizá sea una buena excusa para vernos. También para que pueda quitar por un momento la mirada de la computadora y los libros. Para que finalmente pueda despejarme y divertirme un poco.

No lo pienso demasiado. Y, antes de que comience a darle más vueltas al asunto, me doy prisa en escribirle:

Si. ¿Te veo allá?

Por supuesto, saliendo de la oficina me voy directo a Professor Thom's.

Suelto el celular y sigo subrayando el texto del libro, mientras hago anotaciones en la libreta. No consigo reprimir la sonrisa que me aparece en la cara. Ni el entusiasmo que surge por saber que volveré a verlo.

¿Otra vez me estoy entusiasmando demasiado?

¿Por qué siento que estoy al borde del peligro, pero... segura al mismo tiempo?

Emma me lo ha advertido, y es la voz que sigue atormentándome, temiendo que caiga tan profundo que ya no encuentre salida.

Y me aterra. En verdad que me aterra.

Pero. ¿Qué debo hacer? ¿Pedirle que se aleje y me deje en paz?

No quiero hacerlo, me la paso tan bien con él... Y...

No lo sé. Supongo que nunca dejaré de ser del todo desconfiada. Especialmente por todas las advertencias que me ha hecho mi madre durante toda la vida. Por el miedo que ella tiene de que me suceda lo mismo que a ella. Que sólo jueguen conmigo, y me ilusionen para conseguir lo que quieren, para que luego simplemente terminen haciéndome a un lado.

Miles de veces me ha advertido sobre los peligros que pueden existir en una ciudad como esta, de lo engañosas que pueden ser las personas. Y quizá sea ingenua, pero de verdad puedo sentir que puedo confiar en Nate. Que él es bueno.

Si, sigo adelantándome demasiado a todo. Mejor debo enfocarme en el libro que tengo enfrente en lugar de dejar que sigan volando mis pensamientos.

De reojo, noto que Emma me echa un vistazo mientras se ondula el cabello con su Dyson.

—¿Es Nate? —pregunta.

Bloqueo el celular.

—¿De verdad soy tan obvia?

Asiente con la cabeza.

—Me temo que sí —sigue mirándose al espejo—. ¿Qué te ha dicho?

—Que sí irá. Dice que saliendo de la oficina se irá para allá.

Hace una mueca, mientras se estira el mechón de cabello y deja caer con cuidado la onda.

—¿Qué no hace unos días te invitó a salir solo para que te acostaras con él?

Volteo a verla, ella me mira seria.

—No. Es decir... Después fue a buscarme y se disculpó.

La escucho suspirar.

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