Los días transcurrieron con una calma tensa para Penelope, mientras trataba de equilibrar sus sentimientos y las atenciones de los dos hermanos Bridgerton. La temporada social continuaba con su ritmo implacable, y pronto llegó el anuncio de un gran baile en la residencia de los Featherington, un evento que prometía ser el punto culminante de la temporada.
La noche del baile, la mansión Featherington brillaba con luces y adornos, y la sala de baile estaba llena de la flor y nata de la sociedad londinense. Penelope, vestida con un elegante vestido azul que realzaba su figura, se sentía un poco nerviosa pero decidida. Sabía que esa noche sería crucial para su decisión.
Mientras los invitados comenzaban a llegar, Penelope se encontraba en la entrada, saludando a los recién llegados junto a su madre. La señora Featherington, siempre preocupada por la apariencia y el prestigio de la familia, la había llenado de consejos sobre cómo comportarse durante la velada.
—Penelope, querida, recuerda mantener la compostura. Esta noche es muy importante. —dijo su madre, ajustándole un mechón de cabello.
—Lo sé, madre. —respondió Penelope con una sonrisa forzada.
Entre la multitud de invitados, Penelope divisó a Colin y Benedict Bridgerton llegando casi al mismo tiempo. Ambos lucían impecables, con sus trajes perfectamente ajustados y sus modales elegantes. Colin fue el primero en acercarse, ofreciendo una sonrisa que hizo que el corazón de Penelope se acelerara.
—Penelope, estás deslumbrante esta noche. —dijo Colin, tomando su mano y besándola suavemente.
—Gracias, Colin. —respondió ella, sintiendo un rubor en sus mejillas.
Benedict llegó justo detrás de su hermano, saludándola con una reverencia cortés y una mirada que transmitía calidez y apoyo.
—Penelope, es un placer verte. Espero que disfrutes de esta velada. —dijo Benedict, con una sonrisa que le transmitía tranquilidad.
La noche transcurrió con danzas y conversaciones, pero Penelope no podía dejar de sentir la tensión entre los dos hermanos. Decidió que era el momento de aclarar sus sentimientos, al menos en parte. Cuando llegó el momento de la primera pieza, Colin se adelantó y la invitó a bailar.
—¿Me concederías este baile, Penelope? —preguntó Colin, con una mirada que mezclaba esperanza y ansiedad.
Penelope asintió y dejó que Colin la guiara a la pista de baile. Mientras giraban al ritmo de la música, Colin la miró con intensidad.
—Penelope, sé que esto no es fácil para ti. Solo quiero que sepas que estoy dispuesto a esperar lo que sea necesario. —dijo Colin, su voz baja y sincera.
—Gracias, Colin. Tus palabras significan mucho para mí. —respondió Penelope, sintiendo cómo su corazón se dividía entre el amor antiguo y los sentimientos nuevos.
Al finalizar la pieza, Benedict se acercó y la invitó a la siguiente danza. Penelope aceptó, sabiendo que necesitaba tiempo con ambos para aclarar su mente.
—¿Cómo te sientes, Penelope? —preguntó Benedict mientras comenzaban a bailar.
—Confusa, Benedict. Pero agradezco tu paciencia y comprensión. —dijo Penelope, mirándolo a los ojos.
—Lo único que deseo es tu felicidad, Penelope. —respondió Benedict, con una sonrisa que la tranquilizaba.
La noche avanzó, y mientras Penelope cambiaba de pareja y bailaba con otros invitados, no podía dejar de pensar en los dos hermanos. Decidió que necesitaba un momento a solas para ordenar sus pensamientos. Salió al jardín, buscando un rincón tranquilo donde pudiera reflexionar.
Al llegar a una pequeña glorieta iluminada por la luz de la luna, se encontró con Eloise, quien la había seguido.
—Penelope, sabía que te encontraría aquí. —dijo Eloise, con una sonrisa comprensiva.
—Necesitaba un momento para pensar, Eloise. —respondió Penelope, suspirando.
—¿Es por Colin y Benedict? —preguntó Eloise, sentándose a su lado.
Penelope asintió, agradecida por la compañía de su amiga.
—Sí. Ambos son maravillosos y sus sentimientos son sinceros. Pero no sé qué hacer.
Eloise la miró con empatía y le dio un consejo que resonó profundamente en Penelope.
—Sigue tu corazón, Penelope. No importa lo que digan los demás, lo más importante es lo que tú sientas. Solo así encontrarás la verdadera felicidad.
Las palabras de Eloise calaron hondo en Penelope. Sabía que la decisión no sería fácil, pero estaba decidida a seguir el consejo de su amiga. Con una nueva determinación, se levantó y regresó al baile, dispuesta a enfrentar lo que el destino le tenía preparado.
Continúa en el siguiente capítulo...