Capítulo 11

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Wei Ying despertó con dolor de cabeza y un pesar en su corazón.

No estaba de humor para escuchar que ya habían pagado su fianza y podía salir. De repente su mundo parecía ser blanco y negro, no se había sentido tan mal nunca, y no era por la resaca.

A Lan Zhan no le gustaba verlo así. Había escuchado lo que había sucedido, como A-Yuan había desaparecido y por eso de todo eso.

Iba a reprocharle que no es momento de andar borracho, pero al ver lo destrozado que estaba no podía decírselo sin que comenzaran una discusión.

—Ah, Lan Zhan... creí que a quien habían llamado era a mi tío Rouhan... — lo dijo con una voz áspera y dolida.

—Wei Ying... escuché lo que le pasó a nuestro hijo... — Wei Ying quería reprocharle, se sorprendió ante la idea de que le dijera ''nuestro hijo'' como que fueran una pareja, como que estuvieran casados, A-Yuan lo trata como que fuera su padre y el...

No pudo hacer más que llorar y abrazarlo que sabía que lo necesitaba, no importa si lo quitaba, no importa si lo reprochaba por ser un pésimo padre, por ser tan descuidado, por estar allí borracho haciendo escándalo y vandalismo en vez de estar buscando a su hijo.

Lan Zhan correspondió el abrazo con gusto y no estaba mejor que Wei Ying en ese asunto.

—Lo encontraremos, no te preocupes... — había tantas cosas que le pudo haber pasado. Lan Zhan lo llevó a casa, necesitaba estar bien primero.

''No tienes derecho a tratarme bien Lan Zhan si no me quieres''

Sus sentimientos estaban desordenados en ese momento, ya no sabía que pensar, Lan Zhan lo llevó a su auto y le ayudó a bajarse, tomándolo de la cintura y pegando a su cuerpo, sabía que físicamente estaba bien y que podía caminar por su cuenta. Pero no lo dejó solo en ningún momento.

Era su única manera de mostrarle su apoyo emocional porque no sabía cómo consolarlo con palabras, y asumió que funcionaba porque Wei Ying dejó de sentirse triste, aferrándose a él como un bebe como una madre. Así se sentía, protegido, que todo iba a estar bien. Quería convencerse que todo estaría bien. Si Lan Yuan no regresaba a sus brazos no sabía que iba a suceder, moriría.

Ya no tenía por qué estar en este mundo y ni siquiera Lan Zhan pudiera salvarlo del abismo.

Lo llevó a la habitación y finalmente se separó de él para que pudiera darse un baño, Lan Zhan iba a darle privacidad, cuando lo soltó sintió frio de nuevo.

—Iré a traerte ropa... — le dijo, pero Wei Ying se aferró a su camisa, no sabía lo que Lan Zhan estaba haciendo, porque lo trataba así, porque lo apoyaba tanto y porque consideraba a Lan Yuan su hijo cuando pensaba que era una verdadera molestia. Pero no quería que se fuera. Iba a ser egoísta.

—Quédate... — Lan Zhan no respondió, pero sus orejas se tornaron rojas. — por favor...

Wei Ying lo soltó con nervios, esperando a que lo considerara, y en efecto; Lan Zhan no se fue, Wei Ying se dio una ducha esperando a que Lan Zhan no se vaya.

Todavía los nervios no desaparecían, aun temblaba y cuando se acordaba de su hijo un nudo se posaba sobre su garganta, pero no podía acobardarse. Iba a buscarlo y a encontrarlo, aunque sea por su propia cuenta.

Ya con la cabeza más fresca, salió de la ducha y Lan Zhan continuaba allí, intentaba no verlo, Wei Ying se permitió sonreír para acercarse a la cama y ver que Lan Zhan si había ido por ropa limpia.

Se cambió lo más rápido que podía.

—Lan Zhan gracias... — estaba seguro que pensaba que solo le ha traído problemas.

No cambio mi pasado, si te tengo en mi futuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora