Abriste los ojos con el sonido de un susurro cariñoso, cuando un aroma delicioso invadió tu habitación. Te giraste en la cama y ahí estaba Héctor, tu novio, inclinado sobre ti, con una sonrisa radiante.
— Feliz cumpleaños, mi amor — dijo Héctor suavemente, con una sonrisa brillante —
Sus ojos reflejando un amor inmenso mientras sostenía una bandeja de desayuno perfecto llena de tus delicias matutinas favoritas: croissants, fresas con crema, y un vaso de zumo de naranja recién exprimido, justo como a ti te gustaba.
— Héctor! — exclamaste, sentándote rápidamente y recibiendo la bandeja con una sonrisa de oreja a oreja — Esto es increíble, gracias mi amor
Sintiendo cómo tu corazón latía más rápido, sorprendida y emocionada, no podías creer que Héctor hubiera preparado todo aquello para ti.
— No podía dejar que empezaras tu día especial sin un buen desayuno en la cama, tú mereces todo esto y más. Te amo como nunca he amado a nadie, Amelia — respondió Héctor, mientras se inclinaba para darte un suave beso en los labios —
Se acomodó junto a ti, compartiendo algunas fresas y riendo juntos mientras compartíais recuerdos.
El día transcurrió con Héctor mimándote en cada momento, llenándote de caricias y besos, asegurándose de que sentías lo especial que eras para él. Paseasteis por el parque, disfrutasteis de un helado en vuestro lugar favorito, y os tomasteis un montón de fotos juntos. No podías dejar de sonreír; cada detalle del día era perfecto.
Cuando cayó la tarde, llegó el momento de prepararse para la fiesta. Tu novio había organizado una celebración en un local para ti, invitando a tus mejores amigos y a los compañeros de equipo de Héctor. Te pusiste un vestido azul oscuro con detalles brillantes que resaltaban tus ojos. Te arreglaste el cabello en suaves ondas y añadiste unos pendientes de plata que relucían con cada movimiento, complementaste tu look con unos zapatos de tacón blancos y un maquillaje suave pero sofisticado.
Héctor, por su parte, se puso una camiseta blanca y unos pantalones vaqueros negros elegantes, completando su look con una chaqueta. Se veía increíblemente guapo, y no pudiste evitar sentir un orgullo inmenso al verlo, lo miraste admirada.
— Estás guapísimo — dijiste, rodeando su cuello con tus brazos —
— Y tú estás preciosa — respondió, besándote suavemente — Vamos, nuestros amigos nos esperan
El local estaba decorado con luces brillantes y globos de colores. Tus mejores amigos, estaban allí, charlando y riendo. También estaban algunos compañeros de equipo de Héctor, solo los más cercanos. Cuando ambos grupos se juntaban, la química era innegable; todos se llevaban increíblemente bien.
La música llenó el espacio y pronto todos estaban en la pista de baile. Tu novio y tú bailasteis juntos, riendo y disfrutando de cada momento. La energía era contagiosa, y la noche avanzaba con un aire de felicidad y celebración.
Finalmente, llegó el momento de soplar las velas. Te acercaste al centro de la sala, donde un pastel enorme con velas encendidas te esperaba. Todos cantaron "Cumpleaños Feliz" mientras sonreías, emocionada. Cerraste los ojos, pediste un deseo, y soplaste las velas entre aplausos y vítores, deseando que aquella felicidad durase para siempre.
Después de cortar el pastel y de disfrutarlo, llegaron los regalos. Tus amigas te entregaron varios, había ropa, joyas, y tarjetas llenas de mensajes cariñosos. Tus amigos junto con los del club no se quedaron atrás, dándote tarjetas de regalo y cartas que hicieron que te emocionaras hasta las lágrimas. Los abrazaste a todos, sintiendo cuánto eras querida.
Finalmente, solo quedaba el regalo de Héctor. Con una sonrisa traviesa, te entregó una bolsa.
— Espero que te guste — dijo, mirándote con esos ojos llenos de amor —
Abriste la bolsa y sacaste una sudadera negra con la portada del álbum de Duki, tu cantante favorito.
— No puede ser! — gritaste, abrazando la sudadera —
Te levantaste de un salto y besaste a Héctor apasionadamente mientras todos se reían y aplaudían.
— Te amo muchísimo — susurró Héctor, sonriendo ampliamente — Pero aún hay más
Lo miraste con sorpresa. Héctor sacó un sobre y te lo entregó. Con manos temblorosas, abriste el sobre y encontraste dos entradas para un concierto de Duki en el Santiago Bernabéu. Tus ojos se llenaron de lágrimas de emoción.
— No me lo creo — dijiste, abrazando a Héctor y besándolo repetidamente — Mi amor! Te amo, te amo, te amo! Es el mejor regalo que he recibido! Cómo las conseguiste? Estaban agotadas cuando las busqué! — exclamaste, entre lágrimas y risas —
— Tengo mis contactos — respondió Héctor, guiñándote un ojo — Sabía cuánto significaba esto para ti y no podía dejar pasar la oportunidad.
— Lo único malo es que es en el Bernabéu — bromeó Marc Guiu, riendo —
— Eso es lo mejor! — chillaste, sin poder contener tu alegría —
A pesar de ser una fanática del Real Madrid, siempre apoyabas al Barcelona por Héctor, quien jugaba en la cantera del equipo. Esta sorpresa significaba muchísimo para ti, y Héctor lo sabía.
El resto de la noche pasó en un abrir y cerrar de ojos con risas, bailes y más muestras de cariño. Héctor y tú no os separasteis en ningún momento, disfrutando de la compañía mutua y de vuestros amigos. Todos sabían cuánto os amabais, y la fiesta fue un testimonio de esa conexión especial. Tú, con tu sudadera nueva y las entradas al concierto, no podías pedir nada más. Había sido un cumpleaños perfecto, y todo gracias al amor de tu vida, Héctor Fort.
— Eres increíble, Héctor — susurraste mientras os abrazabais —
— No tanto como tú, mi amor. Feliz cumpleaños —respondió él, besándote con ternura —
Finalmente, la fiesta llegó a su fin. Tu novio y tú os despedisteis de vuestros amigos y regresasteis a casa, tomados de la mano.
— Ha sido el mejor cumpleaños de mi vida — dijiste recostándose en el hombro de Héctor —
— Y apenas es el comienzo — respondió Héctor, besándote suavemente — Te amo más de lo que puedes imaginar
— Y yo a ti — murmuraste, cerrando los ojos con una sonrisa —
Sabías que, con Héctor a tu lado, cada día sería tan especial como este.
