"El ángel apareció ante a mi para salvarme, y yo juré lealtad y amor hacia él para toda la eternidad"
Donde Heeseung es líder de Edén, una organización mundialmente buscada, mientras que Sunoo es la única persona que moriría por él.
HEESUN;
Prohibid...
La tarea que tenía no era tan dificil como lo había imaginado, pero el miedo que sentía en mi interior era más que suficiente para hacerme sentir nervioso.
Heeseung había dicho que debía ser sigiloso, debía vivir en el papel, no vivir en el miedo que tenía de fallar.
Tenía claro lo que tenía que hacer, debía seducir al magnate italiano.
No me sentí traicionado cuando mi ángel lo propuso, en cambio, me sentí honrado, porque sabía que confiaba en mí, sabía que me había observado lo suficiente para deducir que tenía la belleza e inteligencia suficiente para lograrlo. Mi ángel había visto en mí el potencial.
Me hubiese sentido más traicionado si él hubiese llevado consigo a chicos bellos naturalmente como lo eran Jungwon o Beomgyu, sin embargo, yo fui la decisión y debía ser exitoso en mi tarea.
Las mañanas de Milán en pleno invierno no eran tan frías como las de Corea, se sentían tan bien, que no pude evitar recordar cuando años atrás debía sobrevivir con una pequeña y fina tela que usaba de manta para poder calentarme un poco y no morir de frío.
Suspiré observándome al espejo, preguntándome que había visto en mi, no me veía tan bonito a mis ojos como supuestamente lo era ante los ojos de Heeseung.
Peiné mi cabello, de forma natural, porque a Fazzari no le gustaban alocados, pero tampoco de forma elegante porque no le gustaban mojigatos. Debía vestir de forma casual pero no tan casual porque le disgustaban muy comunes, algo en mi debía destacar, quizás mis largas y delgadas piernas, o tal vez mi bonita y marcada cintura, pero jamás los dos al mismo tiempo, porque pensaría que era un puto.
Había escuchado a Jake parlotear por horas sobre los gustos y fetiches del mafioso italiano, por lo que pude darme cuenta de inmediato que no era nada más ni nada menos que un hombre repugnante.
De vez en cuando volteaba mi mirada hacia Heeseung, era satisfactorio verlo fruncir el ceño con molestia, no se veía contento con las revelaciones que hacía Jake del italiano, acción que solo alimentaba mis delirios.
Rocié colonia sobre mis muñecas, sonriendo como un tonto, como un niño enamorado, y eso era lo que realmente era.
Salí de la habitación y bajé hasta la recepción, notando como Heeseung ya estaba listo, otra vez con uno de esos elegantes y caros trajes que lo único que hacían era realzar lo atractivo que era.
Una linda sonrisa escapó de sus labios al verme parado frente a él, escaneando mi elección de vestimenta y asintiendo al notar que acerté.
—¡Woah, Sunoo! —suspiró dramáticamente, haciéndome reír en el transcurso—. ¿Planeas enamorar al objetivo o a todos en este lugar? —sentí su aliento picar en mi nuca cuando aquel susurró salió de sus labios.
—Tal vez, ¿Qué tal usted, señor Lee? ¿Lo he enamorado el día de hoy? —mi voz sonó divertida, pero la verdad es que era un manojo de nervios internamente, ansiaba una respuesta que calmara mis delirios.
—Pue-
Heeseung no pudo responderme la pregunta de ese día, porque Jake estuvo ahí antes de tiempo para interrumpirlo.
Quizás Dios estaba dispuesto a interrumpir lo que no estaba destinado a ser.
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La larga carretera empezaba a marearme, edificios y establecimientos fueron reemplazados con árboles y vegetación, nos dirigíamos en ese momento al sur de Italia, donde el verano era delicioso y el invierno no era muy lejano a serlo también.
La enorme villa de Fazzari era una de las más grandes en la zona y todo Italia, parecía campo militar, porque era custodiada hasta en el cielo.
—Sunoo —me había llamado Jake—. Recuerda, jamás le niegues algo a Fazzari.
—¿Por qué? —pregunté.
—La última vez que alguien le negó algo a Fazzari, recibió 3 disparos en la cabeza.
Me puse rígido en mi asiento, no esperaba eso, me preguntaba qué haría si al señor se le antojaba tocarme o algo peor, gracias a Jake ya sabía que el hombre era un sádico. Heeseung me había prometido salir de ahí antes de que algo así pudiera pasar, se supone que solo sería una distracción hasta que él pudiese hacer lo que tenía planeado hacer.
En ese momento no tenía idea de sus verdaderos planes, solo sabía que Fazzari debía morir y que yo debía jugar sucio hasta que ese momento llegara.
—Tranquilo, Sun —me tranquilizó Heeseung, frotando mi rodilla—. No permitiré que te haga daño.
Solté un tarareó en asentimiento, tratando de confiar ciegamente en lo que me decía.
—El plan es este, se escuchará loco pero es lo qué hay. —admitió—. Tendremos una estadía de diez días en la villa de Fazzari, el hombre cree que es el dueño de Europa, por eso no invierte tanto en seguridad de buena calidad, se ha encargado de mandar a difundir rumores sobre su gran seguridad, pero sus hombres y otros allegados saben que es mentira, es lo que tenemos a nuestro favor. La desventaja es que es un hombre quisquilloso y desconfiado, él es nuestra propia desventaja, hay que ser muy precavidos con él, evitando más interacciones de las necesarias, cualquier cosa que haya que comunicar será por los micrófonos y en lugares donde no haya ningún tipo de vigilancia tanto física como cibernética. Sunoo se hará pasar por el hijo de mi madrastra, no habrá problemas porque Sunwoo tiene años desaparecido. Su función será despertar el interés de Fazzari, es bien sabido que el hombre ama lo prohibido, así que tratará de provocar su paciencia buscando distraerlo de los grandes problemas, o sea, nosotros. Jay viajará hasta Italia en 8 días en un vuelo privado y fingiendo ser otra persona para no llamar su atención, una vez en suelo italiano movilizará a algunos de nuestros chicos y a otros hombres de Fazzari que hicimos aliados. Pero eso solo servirá para derribar la seguridad en toda la villa y que podamos salir ilesos, de cortarle la garganta a Fazzari te encargarás tú, Sunoo.