24. Noche de bodas

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Luego de la celebración los ahora esposos se retiraron a su habitación para pasar su anhelada noche de bodas juntos, Katsuki cargo a Izuku hasta llegar al lugar donde lo deposito con cuidado a mitad de la cama.

-¿Está listo para esta noche señor Bakugo? – susurro Katsuki sobre los labios del peliverde

Izuku soltó una pequeña risita mientras colocaba las manos sobre el pecho de su esposo para alejarlo – No aun Kacchan, tengo una sorpresa para ti, pero necesitare unos minutos – respondió poniéndose de pie y corriendo al cuarto de baño

Katsuki no entendía que pasaba en ese momento, pero espero pacientemente a que su esposo saliera, cuando escucho el suave clic del seguro abrirse Katsuki dirigió su mirada tranquila y paciente se convirtió en una de sorpresa y lujuria, la ropa que llevaba Izuku en ese momento lo hizo solo tener un pensamiento, quitarle esas hermosas prendas.

-¿Te gusta? – preguntó entre tímido y nervioso el peliverde

Katsuki lo devoraba con la mirada, tenía un hermoso vestido en tono satín blanco con encaje, una bella peluca de casi su tono de cabello natural larga y un maquillaje sencillo.

-Fue idea de Melissa, pero creo que no fue buena idea – hablo Izuku al ver que Katsuki no respondía

-Te ves hermoso mi Zuzu – respondió Katsuki saliendo de su estupor y caminado directamente hacia él, le quito con suavidad la peluca – no es necesario que uses esta cosa, yo amo a mi esposo tal y como es, pero ahora lo único que deseo es quitarle ese hermoso conjunto que lleva puesto, hacerlo mío como siempre

Sin esperar respuesta tomo el rosto de su esposo en sus manos y lo beso con pasión desborda

-El vestuario que tienes me vuelve loco – comentó nuevamente antes de volver a capturar esos labios que eran su perdición, Izuku correspondió el beso con el mismo fervor enredando sus manos alrededor del cuello de Katsuki, el cenizo comenzó a deslizar sus manos hasta llegar a los glúteos y luego de masajearlos ligeramente comenzó a subir la prenda para poder colarse y sentir la piel de su amado.

El peliverde comenzó a sentir un escalofrió recorrer su cuerpo cuando las manos de su esposo tocaron su piel desnuda, Izuku amaba esa sensación era siempre como una primera vez para él, hacia que se derritiera ante su toque.

-Kacchan... - susurró Izuku, su voz entrecortada por la emoción.

-Shh, Zuzu - murmuró Katsuki contra sus labios, su voz baja y ronca. - Esta noche es solo nuestra. Voy a hacerte sentir como nunca antes.

Katsuki continuó besando a Izuku, descendiendo lentamente por su cuello, dejando un rastro de besos humedos. Izuku arqueó la espalda, sus manos aferrándose a los hombros de Katsuki mientras sus respiraciones se entrelazaban en un ritmo acelerado.

El cenizo comenzó a subir más la prenda de satín dejando expuesto la mayor parte del cuerpo de Izuku pues tenía debajo otro hermoso traje de encaje que le quedaba perfecto en su hermosa piel salpicada por sus pecas.

-Zuzu, ¿acaso quieres matarme o no piensas que salgamos de esta habitación días?

Katsuki levanto en sus brazos al peliverde y lo coloco con suavidad nuevamente a mitad de la cama, comenzó a besarlo nuevamente comenzando por el cuello mientras que Izuku se convertía en un manojo de sensaciones, sus manos intentaban sin mucho éxito también desabrochar la camisa de Katsuki,

El cenizo notó la intensión de Izuku, se levantó para terminar se quitarse la camisa y el pantalón quedando solo en boxer, el peliverde recorría a su amado con la mirada, estaba expectante.

Las manos de Katsuki se movieron con habilidad para retirar el encaje con deseo. Sus labios siguieron el mismo camino, dejando besos ardientes en cada centímetro de piel expuesta. Izuku cerró los ojos, entregándose por completo a las sensaciones que su esposo le provocaba.

El cenizo alineo su miembro en la entrada de su amante, y comenzó a moverse, Izuku jadeo un momento cuando sintió a Katsuki dentro de él.

-Kacchan... -susurró Izuku entre jadeos, su voz temblorosa por la intensidad de las sensaciones. Sentía cada movimiento de Katsuki como si fueran uno solo, sus cuerpos en perfecta sincronía.

-Shh, Zuzu. Déjate llevar. Esta noche es solo nuestra – murmuró Katsuki, su voz ronca por sus emociones. Sus movimientos eran lentos y tortuosos, cada empuje cargado de amor, queriendo trasmitirle a Izuku cuánto significaba para él.

Izuku arqueó la espalda, sus uñas se clavaron suavemente en la piel de Katsuki mientras ambos se movían al unísono. Sus respiraciones se mezclaban, creando una melodía de suspiros y gemidos que llenaba la habitación.

-Kacchan, te amo tanto – susurró Izuku con lágrimas de felicidad en sus ojos, sus palabras apenas audibles entre los gemidos.

-Yo también te amo, Zuzu. Siempre lo haré – respondió Katsuki.

Finalmente, alcanzaron el clímax juntos, sus cuerpos temblando por la intensidad del momento. Katsuki se desplomó suavemente sobre Izuku. El peliverde sentía la semilla de su esposo dentro de él y solo deseaba darle una familia Katsuki.

Se quedaron abrazados, disfrutando de la calidez y el amor que compartían. Sabían que su amor era fuerte, capaz de superar cualquier obstáculo que la vida les presentara. Esa noche era solo el comienzo de su vida juntos como esposos, un futuro lleno de amor, felicidad y promesas cumplidas.

Pasaron unos días más juntos en la I-Island los demás héroes habían regresado al día siguiente de la boda para volver a sus actividades, Izuku y Katsuki disfrutaban de la playa, relajándose

-Mañana volveremos a Tokio – mencionó Izuku recargado en el pecho de su esposo mientras veían el atardecer sentados en la arena.

-Si, pero estos días aquí han sido increíbles – respondió Katsuki, mientras acariciaba suavemente el vientre de Izuku – No quisiera que termine

Izuku sonrió – Lo se Kacchan, pero, aunque tal vez estemos en nuestras responsabilidades diarias estamos juntos, además podemos volver en las vacaciones

-Sí, siempre podemos hacerlo – Katsuki besó la cabeza de Izuku, sintiendo una paz y felicidad que nunca había experimentado antes.

-¿Qué crees que nos deparará el futuro? – preguntó Izuku, mirando el horizonte.

- No sé exactamente qué nos deparará, pero sé que, mientras estemos juntos, podremos superar cualquier cosa. Te amo, Zuzu. Y haré todo lo posible para que siempre seas feliz.

- Yo también te amo, Kacchan. Y sé que, pase lo que pase, siempre estaremos juntos.

Los dos se quedaron en silencio, disfrutando del momento y del amor que compartían. El atardecer se convirtió en noche, y las estrellas comenzaron a brillar en el cielo, como testigos de su amor eterno.

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¿Listos para lo que se viene?


𝑷𝒐𝒓 𝒖𝒏 𝒓𝒆𝒆𝒏𝒄𝒖𝒆𝒏𝒕𝒓𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝑫𝒚𝒏𝒂𝒎𝒊𝒈𝒉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora