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La clase siguió con normalidad, pero Sergio no era capaz de mirar durante más tiempo a Max.

El joven llegó a relamerse los labios en más de una ocasión, provocando cierta desconcentración en el mayor.

Sin embargo, Sergio se mantenía al margen, intentando no prestarle atención.

Los días siguientes no pudo evitar preguntar respecto al rubio, pues su comportamiento le era inusual.

Max solía faltar con frecuencia, pero cuando asistía se aseguraba de que notará su presencia.

Además de pasar la mayor parte del tiempo platicando en clase y haciendo el tonto con Lando.

Era otro aburrido día donde Max no se presentó en la escuela, Sergio descubrió que junto a su amigo ya habían reprobado un año y de continuar faltando podría reprobar automáticamente.

Necesitaba hablar con él.

Max estaba fascinado con la idea de estar con Sergio.

Fantaseaba constantemente con su miembro, ese que tocó la noche que se conocieron.

Le gustaba jugar con él cuando lo veía en clase.

Le encantaba la atención que recibía de su parte.

Su profesor era muy bien parecido. Podía notar que hacía ejercicio, además de cuidar su cabello esponjoso. Y la poca barba que le daba un aspecto más varonil.

Sonreía cuando él sonreía, le gustaba su risa.

Admirada su porte, sus conocimientos, su calidez.

Se mostraba como un amigo de sus alumnos, pero él quería ser más que eso.

Sin embargo, se decepcionó un poco cuando comenzó a ignorarlo en clase.

No importaba que payasada hiciera, Sergio pasaba de él.

Así que castigo su indiferencia con su ausencia. Escapándose incluso sin Lando a su lado.

Todas las noches buscaba algún hombre que lo hiciera olvidar a su profesor, pero era una batalla inútil.

HASTA QUE UNA NOCHE TODO CAMBIO

Había conocido a un tipo alto, con el cabello algo rizado y una gran sonrisa.

Le dijo que era lindo, que sus ojos brillaban como las estrellas.

Parloteo innecesario para Max, quien estaba acostumbrado a los halagos a cambio de sexo.

No le importaba lo que dijera, solo quería divertirse.

Así que más rápido que tarde, el hombre lo arrastro a un área solitaria de la ciudad y atacó sus labios.

El rubio, al igual que las noches anteriores, lo comparo con su profesor.

Sergio iba en su auto, las gotas de lluvia comenzaban a caer y la oscuridad de la noche lo envolvía.

Se detuvo en un semáforo y vio como las personas poco a poco se refugiaban de la lluvia, volteo la mirada y en un callejón observó a una figura conocida.

Max tocaba y besaba a un hombre mucho mayor que él, dejaba que sus manos recorrieran su cuerpo y se mordía los labios para ahogar sus quejidos.

El pelinegro rápidamente se orilló y bajo de su vehículo, cerrando la puerta de un golpe y acercándose a ellos rápidamente.

El rubio no supo reaccionar cuando sintió como lo tomo del brazo y lo jalo hasta su auto, ignorando los reclamos de su amante en turno.

Sergio obligó a su alumno a subir al vehículo y se apuro a entrar en este para marcharse rápidamente de ahí.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓 𝐒𝐓𝐎𝐑𝐘 𝐎𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐖𝐀𝐍~ᶜʰᵉˢᵗᵃᵖᵖᵉⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora