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Max lo había dudado por un momento, pero ya estaba en el vehículo y el mayor conducía en silencio.

Sergio había analizado la situación, o más bien había cedido a sus deseos.

El encuentro en aquel vestidor le había parecido algo sumamente candente, y si ya había cruzado la línea de la moralidad ¿Por qué no dar el salto completo?

Estuvo en su auto durante bastante tiempo, observaba la salida de la escuela esperando a su objetivo.

Cuando vio al rubio caminando muy solo, supo que era el momento ideal.

Ahora conducía a una casa que había rentado para su estancia en Cardiff.

El más joven se acercó a él y puso su mano en su pierna, el pelinegro lo tomo de la muñeca y lo obligó a ponerla sobre su entrepierna.

Max sonrió ante esto y movió su mano para estimular el miembro de su profesor, ese que estaba siendo asfixiado por sus pantalones.

Llegaron a la casa del mayor, y por suerte nadie observó al joven que descendió del vehículo y lo siguió hasta la entrada del domicilio.

Una vez dentro, el rubio observó la decoración de esta. Todo estaba muy limpio y ordenado.

Sergio dejo sus cosas al lado del sofá y el más joven lo imitó, cuando esté se giro para verle, el mayor atrapó sus labios con los suyos, recordándole porque estaba ahí.

El rubio se dejó tomar por esos fuertes brazos, y pronto se dejó caer en el sofá.

Pero en ese momento el pelinegro se separó de él y acarició su mentón.

—¿Quieres algo de tomar? —Su pregunta tomo por sorpresa al joven, jamás le habían preguntado algo así.

Era común que sus amantes solo lo llevarán a la cama y no se molestaran en tener una conversación con él.

PERO NO QUERÍA SER MALEDUCADO

—Un poco de agua estaría bien —Respondió el rubio para después ver a su profesor alejarse hacia donde, creía, estaba la cocina.

Se sentía algo fuera de lugar, pues el esperaba simplemente acostarse con él y ya.

— Toma—Dijo Sergio mientras le daba un vaso con agua.

El rubio tomo un sorbo ante la mirada atenta de su profesor.

—Debemos aclarar unas cosas antes de, ya sabes, para saber que estamos en la misma página —Continuó el mayor —Porque se que quieres hacerlo, me lo has dejado en claro. Solo espero que entiendas las implicaciones de todo esto.

Max dejo en vaso en la mesa de centro de la sala. Se relamio los labios y lo miró como si estuvieran jugando.

—Entiendo que me quiere coger, y yo también deseo lo mismo —Respondió con coquetería.

Sergio suspiro antes de hablar.

—Necesito que lo tomes en serio, Max —Insistió.

El rubio sonrió al verlo tan serio.

Podía notar su estrés y frustración.

Así que decidió complacerlo.

—Dígame profesor, prometo ser obediente —Respondió Max colocándose encima de él.

—Nadie debe saber sobre esto —Condicionó el pelinegro mientras acariciaba sus piernas—Debe ser un secreto entre los dos.

—No le diré a nadie —El rubio se mordió el labio mientras comenzaba a mover sus caderas sobre las del mayor.

𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐄𝐂𝐑𝐄𝐓 𝐒𝐓𝐎𝐑𝐘 𝐎𝐅 𝐓𝐇𝐄 𝐒𝐖𝐀𝐍~ᶜʰᵉˢᵗᵃᵖᵖᵉⁿDonde viven las historias. Descúbrelo ahora