01

470 46 56
                                    

Llevaba más de seis horas de pie, se sentía cansado pero saber que aquel procedimiento era crucial para salvar la vida de su paciente lo motivó a soportar el cansancio y la migraña que pronto amenazaba a doblegar su cordura

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Llevaba más de seis horas de pie, se sentía cansado pero saber que aquel procedimiento era crucial para salvar la vida de su paciente lo motivó a soportar el cansancio y la migraña que pronto amenazaba a doblegar su cordura.
Las luces del quirofano no ayudaban mucho y menos aún la precisión con la cual debía sostener su instrumento para realizar cada corte con exacta precisión.

  - Doctor Taisho, el paciente está estable. Lo ha logrado- escuchó a su asistente decirle emocionada.

Dejó que el resto de los profesionales terminaran de suturar la complicada neurocirugía que desafió sus conocimientos y totalmente satisfecho se dirigió a hall principal a informar sobre su éxito a la preocupada familia del paciente.
La cirugía que habría llevado a cabo era casi imposible de ser realizada con éxito y como amante de los desafíos que era, Sesshomaru Taisho aceptó sin titubear, bajo estrategias innovadoras logró llevar a cabo toda una odisea en el mundo de la medicina.

Al enterarse de su éxito no sólo el director del hospital y su buen amigo Koga Wolf, anunció con orgullo a todos los funcionarios sino que todos sus colegas se reunieron para felicitarlo.

  - Este fin de semana habrá un congreso de salud en el municipio, allí te esperaré para dar esta noticia a todo el mundo- agregó Koga más que feliz.

  - Sabes que no me gustan ese tipo de reuniones.- Sesshomaru se mostró reacio a la idea.

  - Sientete orgulloso de tus logros. Además me ayudarías a conseguir buenas inversiones para la clínica- y palmeó su espalda con energía -Lleva a tu hermosa familia- terminó por acotar.

Cansado pero también contento de su eficiencia, se duchó y fue a casa para poder descansar un poco.
Allí lo esperaba su esposa de hace más de una década, aunque aún eran jóvenes se habían casado con apenas tener la mayoría al saber de que venía en camino su primer hija Rin, quien ahora era una mujer de veintidós años.
Luego vino al mundo su hijo menor, Inuyasha quien tenía veinte años y seguía sus pasos con admiración y estudiaba medicina en la universidad.

  - Me enteré sobre tu éxito hoy cariño, felicidades- dijo Kagura, ofreciéndole una copa de vino.

Luego lo abrazó y sus labios lo besaron con calidez y cariño.

  - Gracias mi amor. Estoy algo cansado, pensaba recostarme un momento, me duele mucho la cabeza-

  - Pero papá vendrá a cenar hoy, no puedes ausentarte- recriminó

Sesshomaru solo resopló con evidente molestia pero sonrió y asintió para complacer a su esposa.
Esa noche parecía no terminar más, de verdad estaba exhausto pero tuvo un pequeño regalo, cuando a solas antes de dormir Kagura decidió que era momento de intimar.
A pesar de su migraña no lo dudó, ya que hacía unas semanas que buscaba su calor en vano. La mujer era una exitosa abogada y el trabajo también hacía estragos en su intimidad, casi sin tiempo, a veces sin ganas...
Duró menos de lo que pretendía pero le era suficiente para poder conformarse por lo menos hasta la semana siguiente, si Kagura se apiedaba de él.

CulpablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora