trece

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not suitable for work
+(18)

Los minutos se hicieron eternos. Sabía que en cualquier momento alguien llegaría a avisarles que la camioneta ya había llegado por ellos, pero le era imposible mover a Ni-ki de arriba suyo. Se sentía débil, sin poder sobre el, era como un alfa inútil cada que el dulce aroma del pelinegro invadía sus fosas nasales.

Se sentía una víctima. Ni-ki lo había apresado sobre la cama, ronroneando suavemente sobre su pecho. Le gustaba la sensación de tenerlo medio dormido sobre el, lo había extrañado esos último días, que alejarlo le era un trabajo simplemente imposible.

Acariciaba su cabello con tranquilidad, escuchando sus suaves gemidos cada que enredaba sus dedos en su pelo y tiraba de estos con suavidad. La sensación lo calmó, dejándolo indefenso debajo de él.

Sabía que estaba mal. No era el primer omega al que ayudaba con su celo, pero Ni-ki lo hacía sentir seguro, tan cómodo y complacido con tan solo inhalar su aroma. Era prácticamente imposible. Estaba familiarizado con la idea de que los alfas eran aquellos que debían emanar protección, seguridad e inclusive ser la razón por la que los omegas terminaran lubricados. No entendía por qué se formaba una erección dentro de su pantalón cada que tenía al omega cerca, tan solo verlo lo alteraba, tanto que llegó a culparse por sus repugnantes fantasías. Pero lo necesitaba, no podía callar las voces instintivas dentro de él.

Ni-ki se removió sobre el, rozando dolorosamente su erección, dejándolo casi al borde del llanto.

Debía salir de allí, necesitaba alejarse. Se prometió que no haría nada mientras el menor no se lo permitiera y estaba seguro de que el pelinegro no estaba en condiciones para preguntarle.

Reuniendo todas sus fuerzas, sujetó al menor de sus hombros para poder alejarlo, sentándose en el borde de la cama dispuesto a salir de allí. Solo no debía observarlo, no debía olerlo, no debía...

Sintió de repente una mano sobre su cadera. Ni-ki reposó su mejilla contra su espalda mientras lo abrazaba desde atrás de rodillas sobre la cama.

La situación iba a matarlo.

En un intento por alejar sus manos, el menor las dejó caer sobre su miembro, el cual presionó con suavidad sacándole a Heeseung un gemido de dolor y necesidad. El alfa sentía que se correría con solo esa acción.

ㅡNishi, no...ㅡtrato de sonar demandante, como debía ser, el mayor del grupo, el hyung de Riki, elㅡ

Ni-ki apretó nuevamente.

Santo Dios.

El menor aprovechó el momento de debilidad del pelirojo para así tumbarlo sobre la cama nuevamente, subiendo rápidamente arriba suyo quedando sentado con las piernas a cada lado de su cadera. Heeseung jadeó al sentir la humedad del adverso contra su abdomen semidesnudo por el movimiento brusco.

Trató de emitir alguna queja, pero fue callado al instante de ver como se acomodaba sobre su miembro, empezando a moverse suavemente sobre él para así crear una deliciosa fricción entre ambos aún con las telas de sus prendas cubriéndolos. Riki gimió al sentir como su sensible entrada era torturada de tal forma. Le gustaba.

No tardó en aumentar de velocidad, logrando que el mayor llevara sus manos a su diminuta cadera. Deseaba tener sus manos recorriendo todo su cuerpo, lo necesitaba demasiado.

Inclinó su cuerpo lo suficiente para llegar a los labios de su mayor, atrapando su boca en un beso desastroso, mordiendo de vez en cuando el labio inferior de Heese, dejando que sus manos se posaran en su camiseta casi arrancándosela. Heeseung correspondió con dificultad la intensidad del pequeño, subiendo y bajando sus manos por su espalda. Su respiración se había vuelto realmente pesada. Levantaba de vez en cuando su cadera, ayudando un poco al menor con los roces.

bite me  ;     heekiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora