Porque es la primera vez que tenemos una cita común

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Damián se encontraba sentado en la parada de autobús con una mueca confundida, era cierto, aun recordaba cuando Ewen tuvo a su primera novia que no quiso tomarlo de la mano y como se llegó a deprimir, si tenía mucha razón, su inexperiencia en esos temas debido a que solo se centró en su carrera y ser el "hijo perfecto" lo habían orillado a no entender al sexo opuesto y el sentimiento de deseo.

Eres una experta Meimei—grito una adolescente

Tranquilas, los principiantes son los que más miedo dan—comento la niña de uniforme—porque no saben nada

Lo sé—murmuro Damián en forma de lamento ya que por azares del destino había abierto esa caja de pandora que quería evitar—los principiantes dan miedo, ¿Cuántas veces se puede imaginar un beso? Soy un idiota

Las chicas miraron con algo de miedo al joven y decidieron retirarse, dejando a Damián abatido en la parada de autobús, pero su frustración se disipo cuando al alzar su cabeza noto que Anya lo miraba confundida

¿Qué haces acá? —se sonrojo

Pensé que ya habías terminado de trabajar—sonrió—es fin de semana entonces no sé si quieras hacer algo conmigo

El peliverde se sorprendió ante esas palabras, su corazón empezó a latir con fuerza y sus manos empezaron a sudar, Anya Forger tenía el control de su vida y sus pensamientos con solo abrir la boca, entonces esa palabra de "conmigo" empezó a taladrarlo como si quisiera abrirse de nuevo su caja de pandora que quería volver a cerrar, pero era difícil ya que la chica en cuestión se veía demasiado hermosa

No—murmuro nervioso—no realmente

Bueno—lo tomo de la mano—entonces hagamos algo que yo quiero hacer—lo levanto y empezó a caminar

El joven estaba muy nervioso, si bien no era la primera vez que tomaba su mano, su corazón estaba latiendo de emoción en ese momento.

Entonces te decía—la chica comía su helado—amo a los perros porque ellos nunca te van a juzgar, siempre te van a amar, aunque cometas errores y siempre te reciben con una cálida sonrisa

Damián miraba el rostro de Anya, se veía gloriosa en ese momento, pero lo que más anhelaba de nuevo era tomarla de la mano, pero desde que compraron el helado no se habían vuelto a tomar la mano.

Dime, ¿Qué animal te gusta? —lo miro

Ah—se quedó serio—el caracol

¿El caracol? —se confundió

Si, ellos llevan su casa toda la vida—sonrió algo triste—nunca tienen miedo de quedarse sin hogar

Oh, entiendo—le sonrió—eso le da un nuevo significado al animal

¿en serio? —se sorprendió al ver que le prestaba atención

Lejos de ahí, Emile esperaba a Sarah quien se veía algo abatida, pero intentaba dar lo mejor de sí para evitar una pequeña discusión.

¡te ves hermosa! —la tomo de la mano

Gracias—sonrió—dime ¿llevas tiempo esperando?

Un poco—se levantó de la banca—dime ¿quieres que lleve tu bolso?

Ah, no—lo miro—la obra empieza a las 6, ¿quieres hacer algo?

Vamos a caminar y a comer—la tomo de la mano

Ese día todo se sentía raro, no parecía una cita como las que tenían tiempo atrás, entonces mientras caminaban oyeron los gritos de burla en un juego de azar por lo que se acercaron y se sorprendieron al ver a Anya intentando atinarles a unos globos con unos dardos

¿Qué hacen acá? —Damián los miro

Bueno—Sarah alzo sus manos—tenemos una cita

Qué lindo—sonrió

¿Qué hace mi cuñada? —Emile se sorprendió

Bueno, quiso jugar—se avergonzó un poco por lo mala que era

Oh, una cita común—dijo el robusto—hace rato me pregunto qué se hace en una cita común en nuestra provincia entonces le respondí lo que hacíamos Sarah y yo

¿Una cita común? —se emocionó—¿te pregunto?

Si—asintió

El joven peliverde sintió como su corazón volvió a latir con fuerza, no sabía si era amor o no, pero estaba bien en ese momento, así que cuando noto que Anya iba a pagar otra ronda él tomo los dardos y gracias a sus habilidades rompió los globos llevándose de regalo un caracol

Eres bueno—comento mientras tomaba su mano

Un poco—se avergonzó—pero dime ¿para que querías el caracol?

Es tuyo—se detuvo y se lo dio

Ah—se sonrojo—espera es muy pesado, ayúdame

Estoy cargando mi bolsa—busco algo en su abrigo—igual esto es tuyo—le dio una cajita

La chica salió corriendo nerviosa y el joven tomo la caja con el peluche para caminar a su lado, los dos decidieron caminar hacia un restaurante cercano a su casa y la pelirrosada cambio su expresión sin sentimientos a algo más nostálgico.

Los gemelos son lindos—el peliverde abrió la caja—muchas gracias

Sé que no te he dado regalos desde que nos casamos, ni tenemos anillos de boda por eso yo—se puso nerviosa—yo

Intentaste darme algo para que se acople a una cita común—le sonrió

Si—asintió—es para que tuviéramos una cita común

Gracias, sabes, hace tiempo le pregunte a Becky sobre qué lugar te gustaba mucho en la ciudad para comer y ella me dijo que este sitio era tu favorito—la observo

Si—suspiro—era mi favorito—miro por la ventana

Ahora que lo pienso—comento el joven—tenemos muchas cosas que no coincidimos por las regiones donde crecimos

Bueno, eso es porque las provincias no tienen tanto desarrollo como las ciudades, pero eso no me molesta—lo miro

Pero, aun así, intentaste preguntarle a Emile sobre que se hacían en las citas en mi provincia ¿verdad? —alzo la ceja

Si—asintió algo nerviosa—yo quería que tú te sintieras cómodo, al pasar el rato conmigo—miro otra vez por la ventana

El joven no podía comprender esa expresión de su "esposa", pero tampoco tenía la fortaleza para preguntar entonces tomo la cajita y fue al baño a colocarse los gemelos en las mangas de su camisa.

Es tan linda—murmuro mientras intentaba abrir esos artefactos, pero lamentablemente el seguro de uno cayo

Toma—una voz de hombre se hizo presente y se lo dio—están muy lindos

Gracias—lo miro y siguió intentando colocarlo, pero como era algo nuevo no sabía como

Te ayudo—el joven tomo el seguro y lo ayudo—ahora sí, te quedan bien, hasta luego

Gracias—se quedó confundido por la amabilidad del joven de cabello café

Al salir del baño camino a su mesa y noto que el chico de cabello café estaba sentado en donde estaba Anya por lo que se extrañó entonces decidió carraspear la garganta para llamar la atención

Ah disculpa—se levantó—desde acá se puede ver el cielo si miras desde la ventana, mi hermano mayor me traía a ver las nubes desde acá—sonrió tristemente—hasta luego

Por cierto—lo llamo—gracias

De nada—le sonrió.

El joven salió de la tienda y mientras Damián observaba el menú, Anya igual se acercó a la mesa ya que había ido al baño, no sabía porque, pero el simple hecho de que Anya se haya preocupado por darle una experiencia de cita común lo hacía sentir el hombre más feliz del universo, aunque eso era malo ya que no sabía si podría mantener su caja de pandora cerrada.

Porque esta es mi primera vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora