7 - Compañero de trabajo, Leo

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Leo era nuevo en la ciudad y en la estación donde había entrado a trabajar, había dejado su joven vida atrás para independizarse en un nuevo lugar a sus 26 años y recién graduado de la academia de policía.

Había hecho pocos amigos, pero no muchos, tenía un lindo apartamento a unas cuadras de su trabajo y le estaba yendo bien en general.

También se había enamorado a primera vista de su compañero de trabajo.

El oficial Thomas Reed era un policía más experimentado que había sido asignado para capacitarlo hasta que se acostumbrara, él sería el reemplazo de su compañera de patrullaje hasta que ella volviera de su licencia médica.

A diferencia de su imagen fuerte e intimidante, el hombre había resultado ser toda una dulzura; amable, gracioso y un poco distraído. Como un cachorro enorme al que le encantaban las donas y el café con leche. Leo había quedado cautivado desde el primer momento, además, Tom era jodidamente guapo.

Pero esa mañana parecía particularmente distraído, tal vez un poco triste incluso.

— ¿Pasa algo? — preguntó, no era una persona que se iba por las ramas.

Tom se sobresaltó ligeramente por la pregunta, aún estaban parados en la puerta de la cafetería y el café se estaba enfriando.

— ¿Disculpa? — dijo mirándolo — ¿Algo cómo qué?

Leo se encogió de hombros.

— Te ves distraído, pensé que te pasaba algo.

— Oh, no, no, estoy bien — su tono sonaba poco convincente —. No te preocupes.

— ¿Seguro? 

El mayor asintió, presionando los labios y forzando una sonrisa poco convincente, pero que le dio la señal al pelirrojo para no seguir preguntando. Se quedó un poco molesto, Tom era una piedra difícil de roer, un tipo que aunque parecía simple y amigable, era poco comunicativo y bastante cerrado. 

Leo lo sabía porque desde que lo conoció había estado coqueteando con él sin resultado alguno.

— Tu café se enfría — dijo de mal humor, que Tom obviamente no notó.

— Sí, gracias — lo tomó de su sorbo y prendió la patrulla —. Vamos, no hay que retrasar las rondas.

Así continuaron todo el día, patrullaron juntos y apenas intercambiaban palabras, lo cual era raro ya que siempre había aunque sea una charla amena. Pero el pelinegro seguía en su mundo, distraído y muy pendiente de su teléfono para consternación del menor. La conversación no funcionaba con sólo uno interesado, y Tom no parecía dispuesto a colaborar.

Cuando volvieron a la estación para dejar el auto y buscar sus pertenencias, Leo tomó valor para encararlo, una vez más.

— ¡Oficial Reed! — dijo con un ademán de mano.

Estaban en los vestuarios, Tom se veía demasiado bien con sólo la camisa y el chaleco del uniforme.

— Te dije que sólo Tom está bien, Leo — dijo con una sonrisa amable —. No hay necesidad de ser formales, somos compañeros, no soy tu jefe.

El chico asintió sentándose en el banco a un lado del casillero del pelinegro.

— Bien, Tom, quería hacerte una propuesta — ofreció, aunque lo disimulaba estaba algo nervioso.

— ¿Una propuesta? ¿Cuál?

Tomó una bocanada de aire para llenarse de valor.

— ¿Qué te parece si tú y yo vamos al bar de aquí a unas cuadras por unas cervezas?

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⏰ Última actualización: Aug 09, 2024 ⏰

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(Boy)Friends | TomJake|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora