Capítulo VIII

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A Fina le hubiera gustado poder decir que esa noche se había quedado hasta las tantas de la noche charlando con Marta, que la conversación había fluido durante horas y que su química era innegable. Le hubiera gustado poder decir que se habían contado todos sus secretos y que habían visto amanecer sin quererlo, para después compartir su arrepentimiento durante el día. Le hubiera encantado poder decir que se habían confesado su atracción mútua, que habían decidido quedar al día siguiente y dejarse llevar por la cerveza y el ambiente de un bar que habrían escogido juntas. En su mundo tan bucólico como intenso, ella había tenido la corazonada de que encajaban más de lo que pensaban. Sin embargo, Marta no había vuelto a responder a su último mensaje, dejando a Fina en la delicada situación de aceptar el visto o intentar sacar más conversación. Tras mirar la hora, había escogido lo primero, asumiendo que por una vez en la vida tenía que ser responsable e irse a dormir a una hora decente para prepararse para su turno del día siguiente, y asumiendo también que la otra había hecho lo mismo. Por suerte, al despertarse comprobó que Marta había subido una historia a primera hora de la mañana, la imagen del Retiro dando a la dependienta una excusa perfecta para hablarle otra vez.

Marta DLR

mar 08:16

Has respondido a su historia
has salido a correr a estas horas??

Bueno, a estas horas ya estoy
volviendo... He salido a las 6

no te creo 😱

No te voy a mandar una foto porque
estoy muy sudada, pero de verdad
que acabo de volver de correr

bueno, te tendré que creer

aunque no haya pruebas..

yo sería incapaz de salir a

correr tan pronto, me gusta

demasiado dormir jajajj

Es cuestión de coger el hábito

Un día te podrías venir a correr
conmigo, entenderás por qué me
gusta tanto

Fina tragó saliva, la imagen de una Marta de la Reina vestida con ropa deportiva y empapada en sudor grabándose en su mente de manera instantánea. «Joder, ¡¿qué calor hace en este metro no?!» pensó, acomodándose en el asiento y cruzando las piernas, para después inspirar profundamente en un intento de ignorar el hormigueo que sentía. «A mí más que correr contigo me gustaría correrme contigo...» pensó, una sonrisa en su cara ante lo que a ella le parecía un basto pero ingenioso juego de palabras. Borró la frase en cuanto la tuvo escrita, sabiendo que no tenían suficiente confianza como para compartir una broma tan bruta, por muy verdadera que pudiera ser. Disipó sus pensamientos más reveladores y se centró en dar una buena impresión, tecleando una respuesta educada que abriera la veda a alguna mañana juntas.

nunca he ido a correr, la verdad

pero podría probar contigo

⟡⊱┄┄┄┄┄┄┄┄┄┄⊰⟡

Marta cerró el ordenador portátil y redujo la velocidad de la cinta de andar, revisando los datos de su caminata ficticia en el reloj de muñeca. Se le había pasado la tarde volando, totalmente inmersa en los detalles de su inminente viaje, calculando los trayectos entre un destino y otro y asegurándose de que todos los billetes estuvieran perfectamente reservados. Su control no se debía a una falta de confianza en su asistente, pues la mujer llevaba muchísimos años trabajando para ella y Marta le debía más de lo que se podía pagar con dinero. Ese control era simplemente un trámite que tenía que cumplir para poder sentir algo de paz mental, ahora que la ansiedad se había convertido en su estado base. Suspiró, palpándose el hombro y notando una pequeña contractura. Necesitaba desconectar del viaje, al menos unos minutos. Frenó la cinta del todo y se bajó de ella, saliendo de la pequeña habitación convertida en despacho y dirigiéndose al baño con el teléfono en la mano, abriendo la conversación con Fina.

Y entonces, tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora