Y entonces, tú.

Capítulo XIV

Advertencia de contenido: A partir de este capítulo se tocan temas delicados como pueden ser las relaciones tóxicas, la depresión y la ansiedad. En ningún momento habrá contenido gráfico, ya que mi historia habla de estos temas sin ninguna intención de romantizarlos o tender al morbo, desde la experiencia y el máximo respeto. Cualquier crítica constructiva es bienvenida, y cualquier comentario que pueda resultar dañino será eliminado y reportado.

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—¿Te importa si subo una foto? —preguntó Fina en cuanto el camarero se alejó tras servirles la comida, haciendo que Anna le dedicase una de sus deslumbrantes sonrisas. Pese a que la dependienta aún no estaba completamente segura de querer empezar algo con la actriz, había decidido hacer caso a Carmen una vez más, como ya era costumbre últimamente. La sevillana había sido muy persuasiva, haciéndola entender que era mejor tener una primera cita desastrosa que quedarse en casa lamentándose de que nadie mostraba interés en ella.— Es una tontería, pero es que hacía tiempo que tenía ganas de venir a este sitio, quiero fardar un poco.

—¡Ay, por supuesto! Pero que no se me vea la cara, que estoy horrible hoy.

—¡¿Qué dices?! Si estás guapísima.

No faltaba razón en las palabras de Fina, pues la actriz estaba radiante. Mientras que la futura costurera había escogido ponerse unos pantalones cargo y crop top negros, bastante informal pero suficiente elegantes como para ser suficientes para una cita. Anna había optado por unos tejanos anchos de color lila y una blusa de flores en tonos pastel, la misma que había llevado la noche que se habían conocido. La dualidad cromática entre ellas las había hecho echarse a reír al verse en la puerta del local, haciendo mención a lo opuestas que podían llegar a ser en ese tema. Una oposición que, para Fina, significaba una gran diferencia entre sus aspectos. Ella se veía como una persona más, sin nada que la hiciera extraordinaria ni la diferenciase de los miles de mujeres que una se podía encontrar por la calle, auto denominándose "del montón bueno" en un intento de tomarse el tema con humor. Por otro lado, Anna jugaba en una liga muy diferente a la suya, una liga en la que solo jugaban las mujeres canónicamente bellas como actrices y modelos. Una liga a la que Fina nunca podría acceder. Si la viera por la calle, no solo se fijaría en ella, sino que la seguiría con la mirada, tan intrigada como maravillada por sus facciones y su delgado cuerpo.

—Pues muchas gracias, porque hoy no me he podido arreglar casi. He salido super tarde del trabajo porque Nereida, de vestuario, era incapaz de coger correctamente el bajo de un nuevo traje que me han hecho. Total que he salido y aprovechado para ir a comprarme un par de outfits a los que le tenía echados el ojo, de un diseñador conocido mío que me los va a entallar para que me queden perfectos. Y claro, luego ir a casa, ducharme, maquillarme, etcétera... Y por no hablar de que el tráfico de Madrid es un horror, el taxi ha estado un buen rato parado en Gran Vía. Pero bueno, como soy conocida aquí, he podido llamar para que me atrasen la reserva un ratito.— Anna hablaba con una sonrisa, evidentemente orgullosa de sí misma pese a que sus acciones fueran igual de ordinarias que las de cualquier otra persona. Fina la vio tomar su móvil y desbloquearlo, enfocando la mesa también.— Venga, yo también haré una foto. Aunque la subiré más tarde, no quiero que ningún follower vea que estoy por aquí y nos venga a molestar.

—¿Te ha pasado alguna vez?

—Varias.

—¿En serio?

—Sí. Al inicio de mi carrera no tenía ni idea de redes sociales, así que cada dos por tres subía donde estaba y algunos frikis que estaban enamorados de mí venían y me traían flores. Tuve que contratar un guardaespaldas para que lidiaran con ellos, eran muy pesados. Y feos, todo hay que decirlo. Pero bueno, las flores eran bonitas, así que me las quedaba igualmente. —Anna paró de hablar durante unos instantes, viendo que Fina hacía la foto.—¿Salgo?