Capitulo 4

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Todas las noches, antes de dormir, cerraba los ojos y dedicaba un par de minutos a recordar mi loca obsesión por los ojos y labios de mi amado Noah. Mi deseo era soñar con él para seguir viéndolo en mis sueños, donde podía amarlo libremente, como siempre lo había soñado.

Con el paso de los días y los meses, sentía cómo ese amor apasionado crecía con más fuerza. Me invadía el temor de que mi loco amor quedara al descubierto; era tan evidente la forma en que lo miraba que sentía que mis ojos me delataban. Una semana pasó sin verlo debido a compromisos laborales; la tristeza por su ausencia no tardó en aparecer. A pesar de la presencia de otras personas y responsabilidades en mi vida, era él quien ocupaba la mayoría de mis pensamientos. Me preguntaba si también me extrañaría con la misma desesperación con la que yo lo hacía.

Aunque me repetía a mí misma que tal vez poner distancia sería lo mejor para calmar el fuego que se encendía cada vez que él estaba cerca, sabía que era hora de encontrar una solución para calmar mis ansias de verlo. Intenté llegar a su casa de diversas formas o buscar excusas para que viniera a la mía, pero todos mis esfuerzos fueron en vano. Los días seguían pasando y yo no podía ver a mi Noah.

Se acercaba el cumpleaños de mamá y se organizó una fiesta en su honor. Una de mis hermanas se encargó de los invitados y, por supuesto, Noah estaría presente debido a su cercanía con mi familia. Esperaba con desesperación el día de la fiesta, segura de que por fin podría verlo.

Todo estaba organizado perfectamente para la ocasión. Elegí un vestido rojo con un gran escote en la espalda y pinté mis labios de rojo, sintiéndome radiante y esperando captar la atención inmediata de Noah al verme.

Al bajar las escaleras, lo vi allí, tan precioso como siempre. Quise correr hacia él, abrazarlo y contarle cuánto lo había echado de menos durante todo ese tiempo, pero mantuve la compostura una vez más. Cuando levantó la cabeza y me vio, pude notar su impacto al mirarme fijamente. Sonreí para mí misma: -"Lo lograste, Maite. Este hombre quedó cautivado por tu belleza".

Me acerqué a él, tomé su mano y le di un beso en la mejilla. Temblaba de nervios pero decidida; había esperado tanto tiempo para verlo que no podía desperdiciar ni un segundo a su lado.

En ese momento se acercó una mujer conocida de mi hermana y lo sacó a bailar. Los celos se apoderaron de mí al verlos juntos en la pista, pero Noah no apartaba sus ojos de mí. ¿Podría notar mi celos en ese instante? Quería intervenir, apartarla y ocupar yo su lugar.

Pasaron varias canciones y la situación no cambiaba; era imposible controlar los celos al verlo bailar con otra mujer.

Decidí intentar controlarme: -"Recuerda, Maite, nadie debe darse cuenta del efecto que Noah tiene sobre ti". Mientras estaba sentada, un chico se acercó y me preguntó si podía acompañarme. Pude percibir el desagrado en Noah al verme conversando con él.

Sonreí ante esa señal y decidí actuar: -"Este es mi momento", pensé para mí misma mientras le proponía al chico bailar conmigo. Sin dudarlo, aceptó. Me llevó a la pista cerca donde Noah estaba bailando.

Coloqué mis brazos alrededor de su cuello mientras él posaba sus manos en mi cadera. En ese instante deseaba fervientemente que fuera Noah quien estuviera allí bailando conmigo; nuestros celos ya eran evidentes para ambos.

Sonó una canción y Noah se separó de la mujer con la que bailaba. Se volteó, quitó las manos del chico con el que yo bailaba de mi cadera y me atrajo hacia él. Me miró a los ojos y me dijo: -'Ahora te toca bailar conmigo'. Lo abracé, cerré los ojos y susurré en su oído: -'Te extrañé'. Él me apretó fuerte, sentí su respiración acelerada, sus dedos se deslizaban por el escote de mi vestido mientras yo lo abrazaba con más fuerza. En ese instante, el deseo era incontrolable, la pasión nos había invadido. Desde entonces, esa canción se convirtió en "nuestra canción".

Nuestro momento romántico fue interrumpido para cantarle el cumpleaños a mamá, pero durante el resto de la noche nuestras miradas no se separaron ni un solo minuto. Al despedirse, se acercó, tomó mi mano y me dijo  -"chao". 'Esta noche fue muy especial', añadió antes de soltar mi mano y marcharse. Otro hermoso recuerdo que guardará mi memoria de mi amado Noah

A un amor anónimo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora