01: Carácter

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Dio vueltas en su cama, pero no pudo conciliar el sueño, su mamá le había dicho hace unas horas que se iría a vivir con su padre por un tiempo después de ver el estado en el que llegó del colegio donde estudiaba en Busan; golpeado, con el cabello mojado. No fue la primera vez que ella lo veía así, tampoco fue la primera vez que intentó hablar con las directivas del colegio para escuchar las mismas excusas de siempre: son juegos de niños, bromas pesadas, inocentadas.

Debería enseñarle a su hijo a defenderse — fueron las palabras esta vez, también el último empujón para que se convenciera de su decisión.

Ella lo había tomado de las mejillas con una expresión entre preocupada y cariñosa esa misma tarde.

— Mi pollito, no puedo dejar que sigas sufriendo así — cada vez que veía a su mamá tan triste, Jimin se sentía culpable, no quería ser una carga para ella, por eso no pudo decirle que no quería irse, que hace mucho no veía a su hyung ni a su papá.

El chico suspiró mirando el techo de su habitación, donde algunos stickers de estrellas brillaban, a lo lejos podía escuchar la voz de sus padres discutir, la luz de la sala apenas filtrándose por su puerta. Miró la hora en el reloj de Polar en su mesita de noche, pero no distinguía los números, lo tomó entre sus manos para acercarlo, haciendo un esfuerzo para ver mejor, apenas distinguiendo el once.

Finalmente, resignándose a volver a dormir, dejó el reloj en su lugar, se sentó y se puso sus lentes antes de caminar descalzo a la puerta, saliendo hasta el pasillo, oculto a la vista de sus padres pero pudiendo escuchar su conversación con más claridad.

— Yo sé que nuestro acuerdo era que tú te quedabas con Jihyun y yo con Jimin, pero entiéndeme, la situación se me está saliendo de las manos, no puedo seguir viendo cómo llega golpeado o con sus útiles dañados. Él necesita un cambio de ambiente.

No podía verlos, pero imaginaba el rostro de su padre serio, siempre había sido más firme que su madre.

— Lo mimas mucho Yuna, lo que Jimin necesita es carácter. No siempre vamos a poder protegerlo, si lo tratan así en este momento, desde el minuto en el que entre a la universidad va a sufrir — Jimin se tensó ante eso, sólo le quedaban un par de años más en el colegio, estaba desesperado por graduarse para no tener que seguir soportando las burlas de sus compañeros, pero si las cosas eran realmente como su papá decía, estaba perdido.

Se distrajo de la conversación unos segundos hasta que la voz quebradiza de su mamá llamó su atención nuevamente.

— Él te necesita, yo ya no sé cómo ayudarlo. Lo he cambiado de colegio tres veces desde que te fuiste, no puedo seguir viéndolo sufrir — escuchó a su mamá sollozar y se asomó un poco, viendo como su papá la abrazaba mientras le daba palmaditas en la espalada intentando consolarla. Para su sorpresa su papá también se veía afectado.

— Está bien, mañana me lo llevo, voy a inscribirlo en el colegio de Jihyun...

Volvió a su habitación, triste con la conversación entre sus papás. No quería dejar a su mamá sola, ni que ella lo dejara a él, pero sabía que era tarde, la decisión estaba tomada.

Esa noche no durmió hasta muy tarde, mirando las estrellas brillar en su techo y preguntándose porqué.

A la mañana siguiente su papá terminaba de guardar la última caja con sus pertenencias en el baúl de su camioneta, le trajo recuerdos de hace unos años, cuando su padre había hecho lo mismo antes de irse con Jihyun

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A la mañana siguiente su papá terminaba de guardar la última caja con sus pertenencias en el baúl de su camioneta, le trajo recuerdos de hace unos años, cuando su padre había hecho lo mismo antes de irse con Jihyun. Su mamá estaba de pie detrás suyo, apoyando las manos en sus hombros estrechos, para tener catorce, Jimin era bajito, su peinado y sus lentes lo hacían parecer un niño de once años.

El único indicio de su pubertad hasta el momento era el acné.

— Todo listo — anunció Hyeon caminando hacia ellos luego de cerrar el baúl. Yuna giró a Jimin entre sus brazos para agacharse y darle un abrazo.

— Nos vemos pollito, te prometo que iré a verte para tu cumpleaños, ¿Sí? — dijo ella después de separarse, acariciando su mejilla.

Asintió, no quería hablar porque sentía que iba a romper a llorar para decir que no quería irse.

>> Te amo.

— Yo también, mami — respondió dándole un último abrazo antes de que su papá tomara su mano.

— Adiós Yuna. Te llamaré en cuanto lleguemos a Seúl.

Y allí en Busan, Jimin dejó una parte de su corazón con su mamá.







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Patito feo | JimSuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora