Shameless (Daemon & Rhaenyra)

Rhaenyra I

¡Buenas! Tenemos nueva historia :)

Si habéis visto este título y está portada antes, olvidarla, he hecho una historia completamente nueva jajaja.

Iré poniendo algunos datos relevantes a medida que sean necesarios porque está historia va a separarse del canon de la serie/libros.

Cada capítulo tendrá un narrador, y los dejaré puestos en el título del capítulo. Comenzamos con Rhaenyra porque mucho le ha pasado a la muchacha estos años.

Si os gusta no os olvidéis de comentar, me ayuda muchísimo <3

La próxima actualización será entre el Jueves 11 y el Viernes 13 Julio.

Han pasado ya dos años desde la noche de su fatídica boda, pero el tiempo parece haberse detenido en ese banquete de una forma que Rhaenyra no se siente capacitada para explicar. Tantas cosas han cambiado y, sin embargo, nada lo ha hecho — ahora es una mujer casada, aunque solo en nombre, y muy para su disgusto.

Su boda debería haber sido un acontecimiento especial, algo que los Siete Reinos jamás olvidaría. Ella era la princesa heredera, su boda era un acontecimiento de suma importancia para todo el reino. Lords de todas las partes del reino habían ido a presentarles sus respetos y desearle una vida de felicidad junto a su marido, aunque estaba segura de que la mitad de ellos se compadecían de su destino o pensaban que ellos habrían sido mejores candidatos como maridos.

Puede que su esposo no la amara como un hombre debería hacerlo con su mujer, pero por lo menos la respetaba, tenían un acuerdo que ambos entendían y que les permitía conseguir la felicidad individual sin renunciar a su deber para con el reino y la corona. Eso iba a ser suficiente, era una base mucho mejor que muchos matrimonios que había tenido la oportunidad de observar.

Laenor era un caballero justo, honrado, amable. Rhaenyra estaba segura de que nunca intentaría quedar por encima de ella, nunca intentaría reclamar el trono que le pertenecía a ella por herencia. Había un cierto consuelo en saber que, sin poner su corazón en el campo de batalla, iba a disponer de una persona leal a ella que nunca pidiera más de lo que podía recibir.

Aún con todo eso había estado a punto de tirarlo todo por la borda en cuanto Daemon había entrado en el salón, viéndose como si los Siete Infiernos se hubieran manifestado para torturarla por sus deseos más impuros. Su tío tenía una reputación bien ganada como uno de los hombres más codiciados de los Siete Reinos, popularidad que solo se había incrementado con la noticia del fallecimiento de su difunta esposa, lady Rhea Royce.

Era casi totalmente ridículo que la simple presencia de su tío hiciera que Rhaenyra se replanteara toda su vida, todas sus decisiones; cuando a Daemon parecía no importarle nadie más que si mismo. Rhaenyra lo había amado y defendido siempre, pero no podía negar que siempre que lo había necesitado, su tío había estado a una distancia del todo desagradable. Su padre tenía cierta culpa, siempre dispuesto a creer lo peor de su propio hermano, a exiliarlo sin miramientos, pero Daemon no se quedaba atrás, siempre buscando el conflicto, siempre tensando la cuerda con su hermano en vez de buscar la paz y la estabilidad familiar.

Rhaenyra estaba por ello determinada a no dejar que su tío le arruinara su boda. Él había elegido abandonarla. Había sido su decisión, una que a Rhaenyra le pesaba en lo más profundo de su corazón. Si pensaba que podía llegar a su boda sin ser invitado y alejarla de todo lo que estaba por construir estaba equivocado. Ahora había otro hombre en su vida y una boda real en camino, no podía permitirse otro fallo o su padre cumpliría su amenaza de desheredarla. Y, aún así, su corazón latía acelerado esperando que Daemon diera fin a esa farsa, tomara su mano y la llevara a Rocadragón, donde podrían casarse, donde podrían ser ellos mismos.