—Deberíamos levantarnos —susurró Daemon en su oído, su voz suave como el terciopelo, su tono no más que un susurro en su oído que hizo que una corriente eléctrica apareciera en su espalda—. Va a amanecer, Rhaenyra. Como entren a tu habitación y no estés tendremos problemas.
Rhaenyra respondió acurrucándose más en la cama, aferrándose más al cuerpo de su tío, al calor que de él emanaba y la manera en que parecía coordinarse con el suyo propio. Hacia mucho tiempo que no se permitía estar en paz, con la guardia baja, simplemente existiendo.
En la corte siempre tenía que estar atenta, de lo que decía, de a quién se lo decía, de lo que decían de ella... Ni siquiera en sus propias paredes se encontraba segura, temiendo que los guardias de su puerta, leales a Otto Hightower pudieran reportar cualquiera de sus quejas. Su único consuelo era Elinda, y ni siquiera en ella se permitía confiar ciegamente.
Pero, con Daemon... Simplemente se sentía correcto. Entregarle su cuerpo, su corazón, sus miedos, entregarse por completo a él esperando que él la cuidará y la protegiera era tan sencillo como respirar, incluso cuando la preocupación se formaba en sus costillas, temiendo que él la volviera a dejar.
Se sentía conectada y extasiada de una manera que no había experimentado nunca, cada parte de su cuerpo encontrando un lugar en el que refugiarse en el cuerpo de Daemon. Y Daemon la recibía, con cariño, con fuerza, con un sentido casi sobreprotector que le recordaba a cuando era una niña y su tío era su mayor defensor ante cualquier travesura.
Rhaenyra podía sentir su protección en la manera en que sus manos acariciaban su piel desnuda, con cuidado y determinación, con delicadeza y fuerza. Daemon era ampliamente temido por todos, y sin embargo en la tranquilidad de su cama no era más que un hombre que deseaba protegerla.
Daemon suspiró en lo que Rhaenyra solo podía suponer era su manera de indicarle que tampoco deseaba soltarla, lo que la hizo sonreír. Si era sincera, ella no quería irse de ese pequeño escondite donde todo era fácil, sencillo, perfecto. La vida en la corte era caótica, la gente no era amable con ella. ¿Por qué querría volver donde no era querida si en los brazos de su tío era tan feliz?
—Estoy bastante cómoda donde estoy —respondió, sintiendo la sonrisa de su tío en su hombro—. Estoy segura que podríamos rentabilizar el tiempo si verdaderamente quisiéramos.
La mano de Daemon se detuvo en seco en su espalda, y Rhaenyra se regocijó en el efecto que podía llegar a tener en él.
—Tan deseosa, tan necesitada —susurró Daemon, tan bajo que Rhaenyra creía que se lo había imaginado—. Dime, sobrina, si te toco donde más me necesitas, ¿estarás ya lo suficiente mojada como para recibirme?
Rhaenyra tragó grueso, su cabeza asintiendo casi involuntariamente. La voz de Daemon tenía una intención oculta que su mano, ahora bajando por su abdomen, delataba; y Rhaenyra solo quería que la tocara, que hiciera que su cuerpo entero ardiera en llamas.
Quería pedirle que volviera a hacer lo de antes, lo que había hecho con su lengua mientras ella estaba aferrándose a la puerta, pero le daba demasiada vergüenza admitir lo mucho que le había gustado y lo mucho que quería repetirlo, incluso cuando su tío lo había hecho por lo menos tres veces en toda la noche.
Rhaenyra había intentado ocultar su paso a la adultez cuando a la tierna edad de nueve días del nombre floreció, pero había sido para nada, puesto que las doncellas corrieron con la información a sus padres. Había recibido instrucciones de como era el proceso de crear vida entonces, como era costumbre una vez una mujer florecía, muy para su vergüenza y pesar.
Lo normal es que fuera la fe la que daba la explicación, pero su madre se lo había intentado explicar primero, queriendo que su única hija estuviera más preparada de lo que lo había estado ella. Su explicación había sido tan vaga que Rhaenyra había salido de la charla con más preguntas que respuestas, y después la fe no fue de mucha ayuda.
ESTÁS LEYENDO
Shameless (Daemon & Rhaenyra)
Hayran KurguHan pasado dos años desde la última vez que se vieron, pero los sentimientos siguen siendo los mismos. Cuando todo está en juego, quemarse es lo que menos importa. AU: ¿Qué pasaría si Rhaenyra y Daemon hubieran sido amantes en algún momento?